El Ejército de Tailandia lanzó ayer el duodécimo golpe de Estado de la era moderna, llevando a la segunda mayor economía del sudeste asiático a una nueva fase de crisis y elevando las probabilidades de sanciones internacionales.

En un discurso televisado, el general Prayuth Chan-ocha, el jefe del Ejército, llamó a la gente a no entrar en pánico y dijo que el ejército se estaba haciendo cargo para “restaurar la paz en el país”.

Minutos antes, en eventos coordinados, las tropas se habían movido para detener a los líderes políticos convocados por los militares para discutir el futuro de Tailandia bajo la ley marcial. Se estableció un toque de queda entre las 10 pm y las 5 am hasta hoy. CNN, BBC y otros canales de noticias por cable fueron sacados del aire.

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, dijo que Estados Unidos estaba “revisando” la ayuda militar, entre otras ayudas que entrega a Tailandia, como resultado del golpe de Estado de ayer.

Kerry llamó a restaurar inmediatamente un gobierno civil y volver a la democracia. “Estoy preocupado por los reportes de que líderes políticos senior de los principales partidos políticos de Tailandia han sido detenidos y llamo a que sean liberados”. Advirtió que el golpe tendría “implicancias negativas... especialmente para nuestras relaciones con el Ejército tailandés”.

Estados Unidos mantiene ejercicios multilaterales y de entrenamiento en suelo tailandés. Uno de ellos, la operación naval de nueve países llamada Carat, se está realizando en este momento.

Japón dijo que el golpe de Estado era lamentable, mientras Reino Unido aseguró que estaba “preocupado”. “La actual inestabilidad política y la continua violencia perjudica el marco democrático de Tailandia”, dijo la Oficina de Relaciones Exteriores británica.

La Unión Europea, por su parte, dijo que estaba siguiendo los eventos con “extrema preocupación”.

El último golpe del Ejército a un sistema nominalmente democrático es una nueva prueba para muchos inversionistas que se han aferrado al exportador de manufacturas pese a años de caos político y una economía que se contrae. El baht tailandés cayó repentinamente tras la noticia y cerró con un retorceso de 0,3% ayer.

En su discurso televisado, el general Prayuth, flanqueado por altos funcionarios, dijo que el Ejército estaba respondiendo a la violencia que ha cobrado más de 30 vidas durante la crisis política de seis meses. Él llamó a la gente a seguir su vida diaria y se comprometió a mantener las relaciones internacionales de Tailandia, agregando que se protegerá a los diplomáticos y otros extranjeros en el país.

Suthep Thaugsuban, líder del movimiento de protesta callejera, fue uno de los detenidos por tropas durante un segundo día de negociaciones entre los jefes militares y líderes políticos.

La crisis se centra en el movimiento político de Thaksin Shinawatra, un auto exiliado ex primer ministro popular entre la población rural pero acusado de corrupción, violación a los derechos humanos y abuso de poder.

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