Tras el desastroso resultado electoral del año pasado, se dijo que la primera ministra británica, Theresa May, tenía los días contados. Sin embargo, a pesar de numerosos percances, la mandataria rehúsa a aceptar su derrota.

Ahora está recurriendo a la misma determinación que la ha mantenido en el poder contra todo pronóstico en el último capítulo de las negociaciones por el Brexit, según cargos cercanos a ella.

Mientras su círculo de ministros lucha por definir el tipo de relación comercial que quieren con la Unión Europea, May tiene una reprimenda recurrente para cualquiera que sugiera más flexibilidad con el bloque: no ceder.

May se mantiene firme en la idea de que el Reino Unido debe aspirar alto en sus demandas por un acuerdo de libre comercio ambicioso; de la misma forma en que está determinada a aprovechar al máximo su tiempo en el cargo, sin importar cuánto dure, dijeron funcionarios.

May quiere un acuerdo con la UE que permita el comercio transfronterizo sin tarifas para los bienes y con un fácil acceso al mercado único para los servicios, como la banca y los seguros. Al mismo tiempo, quiere que Reino Unido tenga control sobre su legislación, inmigración y el destino del dinero de los contribuyentes.

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Aunque la UE rechaza la postura de Reino Unido, acusando que quiere aceptar sólo los beneficios de un acuerdo, May no retrocederá en sus posiciones, o condiciones, antes de que comiencen las negociaciones para el acuerdo comercial, afirmaron.

De la misma forma, May insiste en que se presentará a una segunda elección, incluso después de que los malos resultados de 2017 llevaron a muchos a pensar si estaba a punto de renunciar. P REUTERS