La baja sostenida en la inversión extranjera que Chile ha experimentado los últimos años ha sido uno de los efectos más preocupantes y evidentes de la desaceleración económica. La cifra
es alarmante: de acuerdo al último informe de la Cepal, la inversión en Chile cayó nada menos que 40% el año 2016. Una reducción de prácticamente la mitad, más que una caída es un desplome.
Todo indica que los resultados del año que terminó mantendrían una dirección a la baja. Si bien aún no tenemos cifras concretas, las expectativas que analizó el Barómetro de Empresas de Deloitte, entregado en enero de 2017, arrojaron que 83% de los encuestados manifestó que la inversión de sus empresas se mantendría o disminuiría en el año.
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Pero hay brotes verdes. De acuerdo con la Corporación de Bienes de Capital (CBC), desde el tercer trimestre de 2017 se empezó a vislumbrar un leve incremento en la inversión proyectada en el país en tres sectores clave: minería, energía e hidrocarburos.
Sin embargo, para atraer mayor inversión y continuar en la dirección correcta es necesario que el nuevo Gobierno dé prioridad al fomento a la inversión local y extranjera. El anuncio de una simplificación de la Reforma Tributaria y la revisión de algunos procesos que contribuyen a mayor burocracia, entre otros, son señales que hablan directamente y de forma contundente a los inversionistas. Conceptos como confianza, crecimiento y estabilidad son factores que hacen la diferencia al momento de decidir invertir, todos ellos presentes en la propuesta y el programa del nuevo Gobierno.
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Más específicamente, la propuesta de reducir el impuesto corporativo de 27% a 25% es una medida que, más que valor en sí mismo, nos habla de un Gobierno que tiene claro lo que se necesita para atraer más inversión y, al mismo tiempo, lo importante que es para el crecimiento económico una mayor inyección de capital.
Volver a ser competitivos, confiables y más productivos es un desafío que se debe abordar con urgencia no sólo para alcanzar mayor progreso, sino para financiar las reformas que responden a las demandas sociales, sin las cuales difícilmente tendremos la estabilidad que tanto queremos alcanzar.
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*El autor es socio líder Tax & Legal Deloitte.