El economista Tomás Izquierdo tiene una visión optimista para el desempeño de la actividad en el próximo año, tanto que espera que el primer trimestre alcance un crecimiento de 4,2%. Aunque advierte que es una cifra engañosa por la baja base de comparación. El también socio y gerente general de Gemines, aseguró que políticas pro crecimiento apoyarán a la inversión y generarán un aumento del empleo y por ende un incremento de la demanda.
Considerando el efecto que tuvo en la economía la paralización de la minera Escondida, ¿ cómo espera que esté el primer trimestre del próximo año?
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-Mi proyección apunta a un PIB trimestral de 4,2%, pero es un poco engañoso, en el sentido que tiene un regalo estadístico importante por una baja base de comparación.
Pero más allá del efecto base de comparación, ¿espera un repunte de la minería?
-Se espera una mayor producción en el año en su conjunto, sin embargo, es más importante el efecto multiplicador que la mayor inversión en proyectos mineros genera sobre sectores asociados, como la construcción, el transporte, el comercio y la energía. También importa el que los márgenes serán mayores, contribuyendo a aliviar la estrechez Fiscal.
Otro de los sectores que se espera que comience a repuntar es la construcción, ¿cuál es su perspetiva al respecto?
-La construcción ya tocó piso, ya en los últimos meses se observa una incipiente recuperación en los permisos de edificación habitacional por lo que también va haber un repunte a lo largo del año en este ítem. Los niveles que habían de sobre stock en los mercados de vivienda, ya se han ido normalizando y hoy los niveles de stock son un poco altos todavía, pero casi bastante sanos y con perspectivas mejores en términos de crecimiento para los próximos años.
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¿Cómo van a jugar las expectativas y la confianza para la aceleración o no del crecimiento?
-Señales políticas pro crecimiento despertarán un círculo virtuoso de recuperación en la inversión en general, aumento del empleo privado, mayor crecimiento del ingreso y por esa vía mayor capacidad de demanda. Una de las principales prioridades se relaciona con la reforma tributaria. Que se simplifique el sistema, se integre completamente, y retome el incentivo a la inversión en las empresas. También revisar la regulación medio ambiental, quitarle discrecionalidad política en las decisiones, e incorporar de forma más explícita y vinculante a las comunidades afectadas. Por úlitmo, en lo laboral, se debería avanzar hacia una mayor flexibilidad.
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En otra área de la economía, ¿cuál es su expectativa para la inflación considerando el actual nivel del dólar?
-La inflación se va a mantener pegada a la parte baja del rango meta del Banco Central (2% y 4%), incluso por debajo de ese piso hasta mediados de año. A partir de julio y hasta diciembre habría una convergencia para terminar el 2018 en torno al 3%.
Pero ¿la reciente baja del dólar podría complicar el escenario que presentó el Banco Central en el IPoM de diciembre?
-El dólar ya había llegado a niveles similares de los actuales, y ahora ha vuelto a ubicarse en valores que me parecen razonables. Creo que debido a los fundamentos de la economía con una mejoría de términos de intercambio relevante, muy asociada al precio del cobre y a que el precio del petróleo no ha subido con mucha intensidad, deja espacio para un tipo de cambio real se ubique también por debajo del promedio. En términos nominales el dólar debería fluctuar en el rango entre $600-$620 y no sobre eso.
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En ese sentido, ¿cuál es la trayectoria que espera para la tasa de interés?
-Tenemos una ventana de una cierta tranquilidad, donde el BC subiría la tasa a fines del próximo año o comienzos del 2019.