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Too big to fail: la etiqueta que la banca de EEUU ya no quiere

Hay alrededor de 5.500 bancos en Estados Unidos, pero solo algunos pocos son considerados de importancia sistémica para la economía del país y si la crisis financiera dejó una enseñanza fue que los ojos deben estar puestos encima de esas instituciones. Los reguladores se hicieron cargo del asunto con nuevas y mayores exigencias para las entidades catalogadas como “too big to fail” (o demasiado grandes para caer). Estas reglas hoy se configuran como un peso considerable, que pocos están dispuestos a cargar.

“El gran problema es el costo de capital para las grandes instituciones. Como son tan grandes y tan importantes, la regulación les impone más restricciones en el tipo de actividad a través del costo de capital que deben tener como respaldo”, explicó a PULSO el analista de XP Securities, Gustavo Domínguez.

Tanta es la resistencia que MetLife decidió llegar hasta la justicia, luego de que en diciembre de 2014 pasara a integrar el grupo de los bancos sistémicamente relevantes de Estados Unidos, según la determinación del Consejo Supervisor de la Estabilidad Financiera (FSOC, su sigla en inglés), noticia que en ese entonces no fue bien recibida por su CEO, Steven Kandarian, quien se manifestó en “total desacuerdo”.

Steven D. Schwartz, analista de Raymond James Financial, señaló  que “al calificar como sistémicamente importante, la Reserva Federal podría decidir, al igual que lo hace con los grandes bancos, la cantidad de capital que MetLife tendría que mantener. En la medida en que esta cantidad fuera mayor que la de sus competidores que no están en la misma categoría, Metlife podría tener un menor rendimiento de capital o aumentar los precios de sus productos, lo que les restaría competitividad”.

Bajo estas consideraciones, Kandarian llevó a los reguladores a un tribunal de Washington con un éxito que tardó pero llegó. La semana pasada se determinó que el FSCO debía derogar la consideración de la aseguradora como “sistémica”. Desde el principio, Metlife “no suponía una amenaza para la estabilidad financiera de Estados Unidos”, subrayó Kandarian.

La victoria resonó en todo el territorio estadounidense y ya son varias las entidades financieras que quieren encontrar una vía de escape a la dura regulación de los “too big to fail”, que en concreto obliga a los gigantes bancarios a generar dispositivos de seguridad que les permitan enfrentar un escenario de crisis sin generar desajustes mayores en todo el sistema. Para ello, deben contar con amplios colchones de capital de modo que no requieran rescates públicos en los tiempos difíciles, que era la ventaja de estas compañías en medio de la Gran Recesión, misma razón por la cual el título de “demasiado grande para caer” no era tan mal recibido en esos años.

En el caso de Estados Unidos, es la Reserva Federal la que supervisa a los “too big to fail”. Los bancos se someten a pruebas de tensión de manera anual y es en base a los resultados de esos test que el FSCO define a las compañías que califican con importancia sistémica.

Para Domínguez, el problema está en la regulación que no consigue ofrecer garantías de efectividad, provocando un rechazo generalizado entre los grandes banqueros. “Es imposible poder determinar objetivamente, por una parte, hasta qué punto ayuda en el largo plazo al sistema financiero capitalista y, por otra, en qué punto esta coartando la libertad del mercados de capitales imponiendo costos de capital a algunas actividades”.

En ese marco, GE Capital decidió aprovechar el impulso de la resolución a favor de MetLife y el jueves pasado solicitó a los reguladores federales que se le retirara el título.

El brazo financiero de General Electric, que comenzó a ser supervisado como “muy grande para caer” a partir del año 2008, considera que ya no son necesarias las restricciones a las que es sometida su unidad de préstamo como precaución para proteger a los contribuyentes en caso de quiebra, según reveló un artículo en The Washington Post.

“GE Capital hoy es más pequeño, más simple y menos interconectado con el sistema financiero EEUU”, dijo la compañía en un informe al FSCO, que también se entregó al secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew.

Pero la disputa con los reguladores no es la única forma de huir de la etiqueta. Los accionistas de JPMorgan y Citigroup podrán votar si cada banco debe dividirse en pedazos más pequeños.

“Nuestra preocupación es que un mega banco como Citigroup puede no ser simplemente ‘demasiado grandes para caer’, sino que también ‘demasiado grande para gestionar’ de manera eficaz y como para contener los riesgos que puedan propagarse a través de los diferentes segmentos de negocios del banco”, señaló Bart Naylor, accionista de Citigroup y JPMorgan.

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