El año 2050, que para visionarios e historiadores está "a la vuelta de la esquina", el 40% del mercado automotor nacional será cubierto por vehículos impulsados por electricidad, y en el mundo más desarrollado las cuotas de participación serán aún mayores.
El nuevo mundo ya está aquí y nuestro país será un actor relevante, puesto que la electromovilidad considera el uso de materias primas como el cobre y el litio, donde contamos con grandes reservas mundiales, claves para los automóviles eléctricos.
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Pero no se trata de ser sólo proveedores de materias primas, sino integrarnos a las nuevas tecnologías y modelos de negocios donde la manufactura avanzada tiene la capacidad de maximizar el crecimiento y otorgar una variada diversidad productiva.
La última encuesta del INE arrojó que tres de cada 10 trabajadores chilenos se desempeñan de manera informal y carente de protección social. La industria manufacturera crea empleos estables y de largo plazo y asegura una continua capacitación.
La realidad es que nuestras pymes tienen índices de productividad muy bajos, con obsolescencia tecnológica y de capital humano y sin las competencias requeridas para la manufactura avanzada. Un dato: sólo un 6% de las más de tres mil empresas manufactureras del país han adoptado tecnologías compatibles con esta era digital o 4.0.
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Una excelente noticia para Chile es que Corfo está impulsando la creación del Institutos Tecnológicos, cuyo objetivo será dar un salto cualitativo en políticas de transformación productiva. El objetivo es formar centros formativos tecnológicos en áreas estratégicas como la solar-minero, transformación digital, biotecnologías y manufactura avanzada. En este último sector estamos como Consejo Nacional de la Manufactura, una alianza pública privada, colaborando codo a codo con Corfo, uniéndonos como socios estratégicos y aspirando a fortalecer la investigación aplicada, la transferencia y difusión de tecnologías e innovación en diversos ámbitos de la producción nacional. La experiencia de los países desarrollados de la OCDE muestra que las competencias tecnológicas son claves para mejorar la matriz productiva.
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La iniciativa busca que estos institutos sean los receptores de los recursos del royalty para I+D del contrato Corfo –Albemarle en minería y energía, y en el caso de la manufactura avanzada esperamos que estén localizados en Antofagasta, Biobío y la Región Metropolitana.
Para Corfo y el Consejo Nacional de la Manufactura, impulsar esta iniciativa, como lo han señalado sus autoridades, representa hacer una política de transformación tecnológica transversal que influirá e impactará en todos los sectores por igual, puesto que es una estrategia que favorecerá a todas las áreas del quehacer económico, cuya modernización es urgente para que Chile pueda tomar a tiempo el tren de la modernidad.
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El presidente electo Sebastián Piñera ha sido claro en señalar que nuestro desarrollo se sustentará entre otros acápites en el aumento de la inversión en el país. Compartimos totalmente su visión, por cuanto si la inversión crece entre un 6% a un 7% anualmente, la industria manufacturera chilena tiene mucho que aportar para el bienestar social y el desarrollo del país.
*El autor es presidente de Asimet