Uber cerró un acuerdo comercial para comprar 24.000 automóviles SUV a Volvo, los cuales serán parte de la futura red de taxis autónomos que planifica uno de los símbolos de las empresas de negocios OTT (Over the Top).
Según trascendió, Uber está dispuesto a pagar US$1.000 millones o incluso más por los automóviles modelos SUV XC90, que serían entregados entre 2019 y 2021.
El director general de Volvo, Hakan Samuelsson, indicó que "la industria automovilística está siendo transformada por las nuevas tecnologías y Volvo Cars ha decidido ser parte de esa transformación".
El acuerdo se basa en una alianza anunciada por Volvo y Uber el año pasado, según la cual colaborarán en el desarrollo de vehículos autónomos con una inversión combinada de US$300 millones. Uno de los principales objetivos de la empresa con sede en San Francisco es aumentar los esfuerzos por reemplazar los conductores humanos, uno de los grandes costos en los servicios de reserva de taxis.
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Jeff Miller, director de asociaciones de Uber, dijo ayer que la empresa está "encantada" de entrar en esta nueva alianza con Volvo. "Este acuerdo nos coloca en el sendero de la producción masiva de vehículos autónomos", dijo Miller en un comunicado emitido conjuntamente con Volvo.
De hecho, Uber ya había logrado un acuerdo para comenzar pruebas con 100 XC90 en Pittsburgh. Además, también cerró un trato con Mercedes-Benz, para hacer algo similar. "Cuantas más personas trabajen en el problema, llegaremos más rápido y con sistemas mejores, más seguros y más confiables", dijo Miller a Bloomberg.
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Pastelero a tus pasteles
La mayoría de las compañías de tecnología que está desarrollando software de conducción autónoma como Google, Apple e incluso Tesla, ha tratado de evitar a toda costa la fabricación propia, optando por externalizarla a los desarrolladores automotores, que ya conocen el mercado y tienen una red de venta de repuestos ya consolidada. Y al parecer Uber va en el mismo camino.
En el caso de los XC90, que tienen un costo de US$46.900 en los concesionarios norteamericanos, constituirá la primera compra comercial por parte de un proveedor de viajes compartidos, informó Volvo en un comunicado de prensa. Por su parte, Uber agregará sus propios sensores y software para permitir la conducción autónoma.
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A nivel de mercado automotor, esta es una excelente noticia, pero surge una duda ante el nuevo modus operandi, ya que significaría un cambio en el modelo de venta directa (o por concesionarios) a los consumidores finales. "La industria del automóvil está siendo interrumpida por la tecnología y Volvo ha optado por ser una parte activa de esa interrupción", dijo Samuelsson y agregó: "Es un mercado nuevo que está emergiendo y somos los primeros en responder a ese segmento".
Y la carrera ya está desatada. El mes pasado, Lyft -una de las principales competencias de Uber-, anunció una asociación con Ford Motor para desarrollar vehículos autónomos. De hecho, esta firma (también con sede en San Francisco) anunció a principios de 2017 la creación de la "primera plataforma abierta de vehículos sin conductor", invitando a cualquier fabricante a sumarse.
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