Este lunes recién pasado se abrió una inédita sucursal del Banco Estado en la población La Legua, en el sector sur de Santiago. A priori, suena casi de ficción, como una linda declaración de intenciones, como una trama de la nueva película del italiano Roberto Benigni. Pues bien, esta semana, este anhelo de muchos se hizo realidad. Históricamente estigmatizada por ser una población emblemática del tráfico de la droga y de la delincuencia, los más de 20.000 vecinos de La Legua están expectantes e ilusionados con esta nueva sucursal. Quieren derribar los mitos sobre La Legua. Además, por acarrear estos problemas, los lugareños han debido vivir alejados de centros comerciales y servicios básicos como pagar cuentas, por ejemplo, lo que les ha generado siempre grandes desplazamientos ya que esta sucursal es la única en su especie a kilómetros a la redonda.

Ahora bien, los managers del Banco Estado han protegido la sucursal con avanzados sistemas de vigilancia. A saber: Instalación de planchas de acero, pilares antialunizajes, reforzamiento en sus ventanas, sensores, cámaras de seguridad  y varias otras acciones para evitar los robos. Los vecinos, por su parte, están haciendo lo propio. Grupos vecinales se han puesto de acuerdo para cuidar el establecimiento y así dejar de cargar el estigma que los aqueja desde hace décadas. Carabineros de la comuna de San Joaquín también han intensificado la vigilancia. Es que esto tiene varios simbolismos. Esto es una verdadera prueba de fuego. No cabe duda. Una demostración de integración social en donde una institución tan importante como un banco pueda convivir en armonía en una población de alto riesgo. O sea, esto es como ponerle un chupete al frente de una guagua. La tentación es fuerte. ¿Estaremos preparados?

Los vecinos están ilusionados y gran parte de Chile también. Esta gran acción se enmarca en "Iniciativa La Legua", proyecto global de mejoramiento sociocultural y urbanístico del sector, impulsado por el gobierno. Ejemplos de integración económica y social como este no abundan en nuestro país y si funciona bien, impactará positivamente en la calidad de vida de los vecinos y será una señal clara de maduración cívica. Más allá de ser una acción de marketing del gobierno con una entidad bancaria, abrir un banco en la población emblemática de delincuencia es realmente desafiar los parámetros, impulsar los cambios con hechos concretos, medibles y presenciales.  Matar el mito. Romper con el prejuicio, uno de los deportes favoritos del chileno. La gran prueba de fuego será el 11 de septiembre. Esperemos estar a la altura.

*El autor es Director Ejecutivo Alta Comunicación

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