Uno de los principales desafíos de la sostenibilidad ha sido entenderla desde una mirada integrada, donde los procesos de los ámbitos social, ambiental, económico y de gobernanza representen elementos fundamentales de la manera en que una organización desarrolla y plantea sus negocios.

¿Cómo entendemos la sostenibilidad laboral? Los trabajadores son (o debieran ser)  grupos de interés relevantes en el planteamiento de la estrategia de negocio de las empresas. Para lograr un equilibrio laboral tenemos que construir espacios participativos y planteamientos equitativos con los trabajadores, como actores principales en toda la cadena de valor de la empresa. Es así como el escenario ideal es aquel que considere  y valore ambientes  de participación efectiva y de colaboración. Desde esa perspectiva, se valida el diálogo sindical, o a través de otras instancias organizadas que deseen manifestar sus aportes, expectativas y/o preocupaciones en los planes empresariales.

La sostenibilidad laboral, entonces, es un motor de la productividad, ya que mejora los ambientes laborales, genera confianzas y trabajo en conjunto.

Este enfoque colaborativo propicia ambientes de trabajo saludables, tanto desde la perspectiva del clima laboral, como en lo que concierne a la salud ocupacional, esto ha motivado a las organizaciones para trabajar en temas como, diseño de indicadores de felicidad, planes de valoración e inserción laboral, con criterios de integración, diversidad e igualdad de oportunidades, entre otros.

Integrar la sostenibilidad a la gestión diaria de la empresa, impulsa una fuerte colaboración en los equipos de trabajo, por ejemplo, en temas como estrategias ambientales  y programas sociales (externos e internos). Esto contribuye a generar fuertes lazos entre los trabajadores y un mayor grado de pertenencia y lealtad hacia la organización,  favoreciendo una mayor satisfacción y motivación y, en consecuencia, un aporte efectivo a la productividad.

Las empresas tienen un rol fundamental que cumplir de cara a los actuales desafíos sociales, tales como la inclusión, la desigualdad, el impacto medioambiental, la transparencia, la calidad de servicio, entre otros. Las organizaciones que acogen y evalúan estas temáticas como sus desafíos se comprometen con su comunidad y fortalecen la sostenibilidad laboral.

Una propuesta de negocio sostenible es aquella que puede entender que estos desafíos hacen parte de su estructura laboral y requieren ser entendidos  e integrados como políticas o directrices internas que puedan apoyar su gestión en el corto, mediano y largo plazo.

*Gerente Senior de Sostenibilidad y Cambio Climático KPMG en Chile