Una alianza Berlín-Frankfurt para el euro




De cualquier forma que Europa finalmente resuelva su crisis de deuda, el camino futuro de la moneda única se trazará en dos ciudades de Alemania: Frankfurt y Berlín. La falta inicial de dirección de la eurozona en parte puede atribuirse a que el Banco Central Europeo y los líderes de Alemania no se miren a los ojos. La creciente disposición de la canciller Angela Merkel a liderar Europa y el apoyo a los esfuerzos del BCE podrían marcar, si no el fin de la crisis, el final del principio.

Si los mercados dudan de que el euro sobreviva intacto, es porque están pesimistas acerca de la voluntad de Alemania para que el BCE despliegue todo su poder para mantener a los gobiernos periféricos de Europa líquidos. Más de lo que muchos han apreciado, el desacuerdo se ha resuelto, y ha ganado Mario Draghi, presidente del BCE. El mes pasado quedó cada vez más claro que Draghi convenció a sus colegas, con la excepción del jefe del Bundesbank, Jens Weidmann, de la necesidad de la intervención del banco central para apoyar los recursos por parte de los gobiernos electos al fondo de rescate de la eurozona. Fundamentalmente, él también ha ganado el apoyo de Merkel y de Jörg Asmussen, su hombre en el directorio del BCE.

Weidmann sigue criticando públicamente el plan de compra de bonos soberanos en los mercados secundarios, que considera demasiado cerca del financiamiento monetario de los gobiernos.

Ese debate técnico está poniendo furioso al BCE y a los miembros de los bancos centrales nacionales. No había ninguna razón para pensar que sería fácil sacar una política fuera de los amplios principios de Draghi. Cómo asegurar que se cumplan las condiciones, ya sea anunciando objetivos específicos para los rendimientos o diferenciales, cómo calmar el miedo de los inversionistas de subordinación cuando el BCE compra bonos , todos estos son problemas difíciles que no se pueden resolver perfectamente.

Si la indecisión o desacuerdo van a descarrilar el euro, no será por la compra de bonos sino que sobre la unión bancaria. En junio, los miembros de la zona euro dieron un paso tentativo hacia compartir los riesgos creados por los bancos a cambio de la puesta en común de control sobre ellos, probablemente en el BCE, de nuevo un objetivo compartido por Berlín y Frankfurt. Una unión bancaria que no permitiría el control de la zona euro de un Banco anglo-irlandés o de Bankia, casi no vale la pena. Quizás Berlín llegará a este punto de vista, pero probablemente sólo si el BCE lo hace primero.

En el pasado, el motor Berlín-París impulsó la integración europea. Si Berlín ha recuperado su voluntad de empujar a Europa hacia delante, su única contraparte real hoy es el banco central de la moneda única.

Ni siquiera Jens Weidmann rechaza la responsabilidad del BCE en el “riesgo de convertibilidad”.

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© The Financial Times Ltd, 2011.

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