Era sólo cuestión de tiempo para que en Chile la inmigración se pusiera en la primera plana de la discusión política. Ha tenido una rentabilidad tan alta para políticos en otros países -Reino Unido, Estados Unidos o Francia- que no fue posible dejar de lado este tema en Chile. Al entrar en la discusión sin caer en el populismo con el que este asunto ha sido tratado en el extranjero, lo relevante es primero contar con los datos duros. Luego hacer un análisis del estado de situación de las cosas, para después realizar las propuestas respectivas.
Los números nos indican que las visas sujetas a contratos de trabajo han subido de manera persistente. Sólo en 2015 escalaron 33,5%. Según la encuesta Casen, el 13,5% de los inmigrantes llegó el año pasado, lo que explica la sensación de fuerte aumento. La proporción es distinta dependiendo de la región del país. Por ejemplo, en Tarapacá el 9,3% de la población es inmigrante, la tasa más elevada de Chile. En la Metropolitana es el 4,5%. Los países de origen, en orden de importancia, son Perú, Colombia y Bolivia, con 32,8%, 15,4% y 11%, respectivamente. Haití aparece en la séptima posición, con el 4,1% de los inmigrantes. La mayoría de los inmigrantes que ingresan a Chile son trabajadores no calificados (24,2%). Aunque los profesionales, científicos e intelectuales suman el 12,1%; los técnicos profesionales de nivel medio 8,6%, y empleados de oficina 8,1%.
Otro dato relevante es el tema previsional. Un estudio elaborado por Ciedess consigna que en 2015 el total de extranjeros beneficiarios del Sistema de Pensiones Solidarias asciende a 5.956 personas, correspondiente a 0,45% de la cartera, mientras que para 2040 se espera que el número de beneficiarios inmigrantes pase a 53.795, lo que equivaldría al 1,82% del total de beneficiarios del SPS. El año pasado los extranjeros beneficiarios recibieron $5.126 millones, mientras que para 2040 el desembolso fluctuaría entre $49.983 millones y $42.785 millones.
La situación actual es que si bien Chile, como país pequeño, requiere de inmigración, para la actual administración -según la propia autoridad- la ley vigente no permite dar una gobernabilidad a la migración.
En conclusión, pese a que las cifras indican que Chile no es uno de los países con mayor migración, sí se ha visto un incremento de las personas que llegan a residir al país en los últimos años, como por ejemplo de los haitianos a raíz de las reiteradas crisis de ese país. Esto está incubando una serie de problemas, como la formación de guetos en distintos puntos de las ciudades, dificultades para atenderlos en un sistema de salud público que ya ha dado innumerables señales de colapso y también en el tema previsional. Aún faltan datos por agregar a esta discusión, pero los anteriormente expuestos sirven para partir un trabajo que permita anticiparse y tomar nota de las lecciones provenientes de Europa y Estados Unidos.