Un ciudadano de país OCDE consume 800 kg de alimentos y bebidas, 120 kg de envases y 20 kg de ropa y zapatos nuevos al año. De todo eso, el 80% va a parar a vertederos. Eso implica que no sólo que nos llenamos de basura, sino que exprimimos cada vez más recursos naturales que no vuelven a circular o no se reutilizan.
Así da cuenta el último informe anual de la Fundación Ellen MacArthur, “Hacia una economía circular vol. 2” que continúa en su empeño por introducir el concepto de economía circular en la mente de los grandes empresarios. De hecho la británica, conocida por dar la vuelta al mundo navegando sola, quiere convocar a 100 CEOs, para impulsar algunas estrategias de economía circular, con el fin de detener tanto desperdicio y, de paso, generar importantes ahorros.
El lanzamiento oficial de esta plataforma será, según publicó el diario inglés The Guardian, el próximo mes, con la primera camada de compañías que firmen.
La economía circular se basa en observar que la naturaleza no genera desechos, sino que todo se reutiliza. Por lo tanto, la estructura lineal que hasta ahora se ocupa como concepto de ciclo de vida de un producto “de la cuna a la tumba” , variaría a uno que va “de la cuna a la cuna”. Al incorporar este nuevo paradigma, se plantea que en la manufactura de bienes se debería elaborar diseños que consuman la menor cantidad de energía posible y que los residuos se reincorporen al proceso de producción.
El concepto lleva algunos años tratando de validarse. Y Ellen MacArthur es una de sus principales promotoras. Su primer informe tuvo una pequeña acogida en Davos, pero el actual ha generado bastante más ruido. En parte porque hizo el estudio de cinco casos concretos en que trabajar con los principios de la economía circular podría generar importantes beneficios.
Ella dijo, el día que lanzó el estudio: “la evolución de nuestra economía desde un modelo ‘take-make-dispose’ de recursos cada vez más restringidos hacia uno circular y regenerativo por intención, supone una gran oportunidad para la innovación empresarial. Este informe destaca las importantes oportunidades económicas, tanto inmediatamente como a largo plazo, que están disponibles en la UE. Creo que el informe ofrece el catalizador para una revolución de rediseño en todo el sector”.
Uno de los casos hace foco en los teléfonos móviles. Plantea que el 50% de los costos de entrada de material podrían ahorrarse mediante el uso efectivo de la refabricación.
Otro caso es el enorme ahorro que podría hacer Reino Unido reutilizando los desechos de la comida. Podría ahorrar hasta US$1.100 millones al año y podría reducir las emisiones de CO2 en hasta 7,4 millones de toneladas, manteniendo los desechos alimentarios fuera de los vertedero británicos y convirtiéndolos en materia prima para generar biogás.
Otros ejemplos que propone el informe son relativos a la producción de cerveza. Plantea que los productores brasileños de esta bebida podrían tener ganancias extra al vender el mayor desecho que genera (el grano de cebada prensado), a los agricultores, para el cultivo de peces (tilapia específicamente) y a los sectores ganaderos. El bagazo de cerveza tiene un alto contenido nutricional.
Siguiendo con esta bebida, el informe dice que se podría reducir en un 20% los costos de producción de cerveza en Reino Unido si se pasa de envases desechables a botellas de vidrio retornables.
También se ofrece el caso de la ropa. El estudio dice que en el Reino Unido se podrían generar ganancias de US$1.975 por tonelada, si la ropa fuera recolectada, rehecha y vendida a precios comunes, sobrepasando cómodamente el costo de US$ 680 que se requieren para recoger y ordenar cada tonelada.
Mientras Ellen MacArthur sigue evangelizando, ya hay algunas empresas que ha comenzado a producir con el modelo “cradle to cradle” (de la cuna a la cuna). Es el caso de Desso, una compañía europea, líder en superficies deportivas y alfombras. Diseñan sus productos especialmente para el desmontaje y el reciclado.
En 2010, Desso recibió un certificado Cradle to Cradle(R) Silver para un producto de revestimiento de alfombras que, gracias a su composición, la capa basada en poliolefinas de Desso EcoBase(R)es totalmente reciclable en el propio proceso de producción de Desso.
La empresa también tiene un programa para recuperar alfombras usadas (si no contienen PVC) y reciclar los materiales.
El plan de Desso es que para 2020 todos sus productos estén diseñados de acuerdo con los principios de Cradle to Cradle.