Con ponderación evalúa el director ejecutivo de JP Morgan, Vladimir Werning, el escenario que se abre para Chile con el segundo mandato presidencial de Michelle Bachelet. Su mayor aprensión tiene que ver con el manejo de las elevadas expectativas que genera el nuevo gobierno y todos los frentes en los que prometen cambios. En cuanto a dichas reformas, incluida la tributaria, evita de momento un juicio tajante, pero advierte que “el diablo está en los detalles”.
¿Cómo ve el triunfo de Michelle Bachelet para el futuro político-económico de Chile?
Inaugura una etapa nueva en la agenda económica con un énfasis en la equidad -un tema que también se está debatiendo mucho en economías desarrolladas. Creo acertada la intención de encausar hacia los ámbitos formales del debate político aquellas fuerzas de cambio que existían por fuera de ellas.
Mi temor pasa por la amplitud de la agenda que se ha planteado. Administrar las expectativas creadas simultáneamente en tantos frentes, puede atentar contra el resultado del proceso de reformas y generar frustraciones con repercusión política.
¿Qué evaluación tiene de las principales medidas y reformas de su programa?
Creo que aún existe mucha ambigüedad para evaluarlas. Como dice el refrán, el diablo está en los detalles. Por eso me encuentro sumamente expectante de la manera en que el gobierno marcará las prioridades de una agenda tan amplia. En México el gobierno de Peña Nieto se planteó objetivos amplios -pero en su primer año demostró tener muy claro cuál de los debates resultaba prioritario y cuál podría usarse como moneda de cambio para asegurar el apoyo político hacia los primeros. Hoy podemos decir que en México la aprobación de una reforma energética profunda más que compensó la dilución de la reforma fiscal. Creo que el gobierno mexicano supo administrar su capital político adecuadamente porque estaba seguro de sus prioridades de antemano.
¿Considera que la reforma tributaria de Bachelet, que eleva de 20% a 25% el impuesto a las empresas y elimina el FUT, puede afectar el crecimiento del país?
En teoría cualquier alza de tasas impositivas efectivas puede ser acusada de atentar contra la inversión. Pero empíricamente vemos casos que no conforman a esa racionalidad abstracta: el boom reciente de inversión minera en Chile se dio a pesar de la imposición del royalty minero. Esto se debe a que los márgenes de ganancia que atrae la inversión se definen por muchos factores adicionales como las condiciones de demanda interna, los términos de intercambio, las mejoras de productividad, y cambios regulatorios.
Hoy Bachelet tiene la oportunidad de sorprender al mercado proponiendo cambios regulatorios que abran oportunidades en el sector energético y generen expectativas de bajas de costos. No sé si se animará. Pero si lo hiciera, sería muy efectivo para neutralizar las críticas que pueden surgir en torno al impacto aislado de la reforma impositiva en la inversión futura.
El actual gobierno ha señalado que parte de la desaceleración que está mostrando la inversión en Chile responde a la incertidumbre generada por las reformas que propone Bachelet. ¿Comparte esa mirada?
No lo comparto. La desaceleración de la inversión comenzó antes de los debates presidenciales. Es cierto que los primeros debates presidenciales crearon incertidumbre, pero cuando la profundización de la desaceleración también coincidió con los temores en torno al impacto de los cambios monetarios en EEUU. Fueron temores generalizados que afectaron las expectativas en todas las economías, no sólo Chile. Lo que pueda plantear el gobierno entrante será importante para las inversiones de los próximos años, no del año que está terminando ahora.
¿Percibe preocupación en el exterior por el giro que daría el manejo económico en Chile con este nuevo gobierno?
Se nota que hay mayor cautela en los inversores. Normalmente los inversores externos tienen una visión constructiva sobre Chile -aún mayor a la que expresan los locales. Sin embargo, hoy la percepción de incertidumbre pareciera ser mayor en ámbitos externos que en ámbitos internos y eso puede originarse en una menor comprensión en el exterior del manejo político alrededor de la agenda de reformas.
¿Usted lo ve como un continuo de los anteriores gobiernos o en esta elección Chile se jugó entre dos visiones distintas de sociedad?
Hay cambio en el enfoque, pero la percepción de cambio hoy puede resultar mayor al que define la realidad económica. Reconozcamos que la administración de Piñera no pudo concretar la agenda que quiso y que la coyuntura lo obligó a responder a demandas de sectores de la sociedad que no lo votó. Ante la falta de implementación de la agenda original por parte del gobierno que sale, el contraste en términos efectivos del recambio político será menor a lo que se presume.
¿Cree que con el triunfo de Bachelet Chile se apartará del modelo de libre mercado? Lucía Santa Cruz, una consejera de Libertad y Desarrollo, señaló que era el primer escalón de un sistema socialista.
Algunas de esas mismas acusaciones proliferaron cuando ganó la elección Lagos. La realidad probó lo contrario. Fue una administración racional y equilibrada, con una excepcional capacidad para priorizar los objetivos de sustentabilidad económica y para implementar políticamente las medidas que se proponía.
En ese contexto, ¿cuán relevante será para empresarios, inversionistas y el mercado en general, a quién designe Bachelet como su ministro de Hacienda?
Es absolutamente clave la señal que puede dar la designación del ministro. La selección de Velasco en el primer mandato de Bachelet le permitió llevar a cabo políticas públicas recibiendo el beneficio de la duda, por parte del mercado, de que serían diseñadas con atención a los costos y beneficios concretos que ofrecían.
¿Qué rol tendrá que jugar ese ministro dada la naturaleza del programa de Bachelet?
Evidentemente es un puesto que requiere de cintura política en el ámbito estatal, credenciales reconocidas por el sector privado y amplio apoyo técnico dada la complejidad de la agenda planteada. También requiere equilibrio de criterio para no descuidar los desafíos que plantea la coyuntura externa mientras ocupa su atención al diseño de reformas internas.
¿Cuáles son los principales desafíos económicos-sociales que enfrentará este nuevo gobierno?
La reducción de la pobreza es prioritaria, junto con la consolidación de un ámbito que incentive el emprendimiento empresarial y la innovación.
¿Cuánto deberá escuchar el clamor de la calle y cuánto deberá actuar según ese clamor?
Las encuestas de opinión pública lógicamente marcan la agenda, pero el gobierno debe hacerse plenamente responsable del diseño de las políticas públicas que encara. El diablo está en los detalles y el gobierno debe definir esos detalles con visión de largo plazo. Por ejemplo, si se pretende revolucionar la educación básica en un sentido amplio y palpable para la población de los estratos más bajos, no se puede permitir que la agenda educativa sea captada por quienes sólo priorizan un beneficio acotado como la educación universitaria gratuita para los estratos sociales medios.
¿Cómo será el primer año que deberá enfrentar el próximo gobierno? ¿Cuánto más se puede desacelerar la economía chilena?
El ciclo de inversión ha madurado. La desaceleración podría sorprender. Nosotros traemos una proyección de PIB del 3,7%. Y si bien Chile parece tener un equilibrio interno y externo adecuado para navegar la coyuntura macroeconómica, hemos observado varias situaciones problemáticas a nivel sectorial o corporativo. Ante el rebalanceo de crecimiento mundial y ajustes de tasas, habrá que evaluar con mayor detenimiento si se están cumpliendo los supuestos con los cuales se realizaron muchas inversiones previas.
¿En promedio, estima que el nuevo gobierno podrá mantener las cifras de crecimiento del PIB y bajo desempleo que logró la administración de Piñera?
La productividad ha sido llamativa en los últimos años y es una incógnita si se sostiene o si es un fenómeno puramente cíclico. Creo que si se aspira a resultados que llamen la atención, el gobierno deberá plantear una reforma energética que impacte en las expectativas. Con su reforma energética hoy México está atrayendo las miradas que antes estaban puestas en Brasil. Durante la última década los países de la región se diferenciaron por el grado de flexibilidad en su manejo macroeconómico, pero hoy en día los países que se están diferenciando es por la transformación de la microeconomía que trae aparejadas repercusiones macroeconómicas.