Las una vez lucrativas divisiones de renta fija de Wall Street se preparan para el peor inicio de año desde antes de la crisis financiera, con caídas en los ingresos de hata 25%, llevando a los bancos a planear más despidos además de las decenas de miles de recortes que ya se han hecho.

Citigroup y JPMorgan Chase ya han advertido públicamente que los ingresos de renta fija, el motor de la mayoría de las ganancias bancarias desde 2000, bajará en doble dígito cuando reporten las ganancias del primer trimestre el mes que viene. Otros bancos advierten privadamente que su caída interanual podría exceder el 25% luego de que los inversionistas institucionales y los bancos se alejaran del negocio de trading. El primer trimestre es, tradicionalmente, un punto alto para los ingresos.

"Efectivamente, el casino está vacío este trimestre", dijo Brad Hintz, analista de Alliance Bernstein.

Se espera que los 10 mayores bancos tengan US$24.800 millones en ingresos por renta fija, lo que incluye bonos, monedas y commodities, según estimaciones de Morgan Stanley y Credit Suisse. Eso es más de 40% bajo el primer trimestre de 2009, cuando el mercado se recuperó abruptamente de la crisis.

Dos de las cinco mayores divisiones de renta fija dijeron a Financial Times que esperaban responder recortando más empleos. Los operadores culpan de la caída en los ingresos a la información macroeconómica irregular, incertidumbre en las tasas de interés, regulaciones que limitan la toma de riesgos y preocupaciones por la situación en Ucrania.

Los analistas esperan que Goldman Sachs registre su primer trimestre más débil desde 2005 y que JPMorgan Chase y Bank of America tengan sus ingresos más bajos desde que compraron Bear Stearns y Merrill Lynch, respectivamente, en 2008.

Se espera que la debilidad sea más severa entre los bancos europeos como Deutsche Bank y Credit Suisse, que buscan cumplir los nuevos requisitos de capital reduciendo sus balances.

Nuevas regulaciones, como la regla Volcker, la cual prohíbe las operaciones por cuenta propia, y requerimientos de capital más duros, restringen el riesgo que pueden tomar los bancos y debilitan la liquidez, dicen los banqueros, incluso si las versiones finales de las reglas no han resultado tan duras como se temía.

Los operadores dicen que la incertidumbre está frenando la actividad entre grandes operadores de bonos.

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