El mandatario está en un tour de una semana por países a menudo considerados opuestos a EEUU, como Venezuela y Cuba, o con los cuales tiene vínculos tensos, como Argentina y Brasil. Aun así, algunos en Washington ahora temen que Beijing quiera realmente alinearse con sus enemigos ideológicos en la región.
La atención de China a los países latinoamericanos ricos en recursos es, en parte, un reflejo del remarcable crecimiento en los flujos de comercio bilateral, que se dispararon a US$200 mil millones en 2010 desde el casi nulo comercio que había una década antes. Venezuela ahora representa un 6% de las de las importaciones de petróleo chinas.
“Con la excepción de Cuba, no veo que los vínculos de Beijing y América Latina se basen en la ideología, se han tratado acerca de lograr acuerdos”, dice Margaret Myres, la directora del programa de China y Latinoamérica para Inter-American Dialogue. “Pero ahora, el pensamiento de Beijing podría estar cambiando”, aseguró.
La intención de realizar cualquier replanteamiento radica en los préstamos potencialmente desperdiciados realizados a Venezuela, dejando de lado las reformas económicas en Cuba y los alguna vez prometedores proyectos argentinos que han sido igual de difíciles de desarrollar tanto para las compañías chinas como para otras empresas.
Así que mientras Xi, que vuela a Argentina desde Brasil hoy día, puede anunciar nuevas iniciativas comerciales en su gira y recalcar las virtudes de los lazos Sur-Sur -especialmente luego de la creación del banco de desarrollo BRICS con base en Shangai- es probable que haya algunas conversaciones irritables también.
Es probable que haya ocurrido así en Brasilia, que por mucho tiempo se ha quejado de que los productos chinos muy baratos han socavado la manufactura local.
Puede que ocurra en Argentina, donde el gobierno en 2012 canceló una concesión de trenes en la cual una compañía china tenía participación, poco después de que Wen Jiabao, el ex presidente chino, anunció un préstamo por US$10 mil millones del Banco de Desarrollo Chino.
Pero es especialmente cierto en Caracas, la cual ha tomado cerca de US$50 mil millones en préstamos respaldados por el petróleo desde 2007. En 2011, Beijing envió inspectores a los ministerios venezolanos para que estudiaran cómo habían sido gastados sus préstamos.
COPY RIGHT FINANCIAL TIMES
© The Financial Times Ltd, 2011.