10-4: la ingeniosa propuesta de científicos israelíes para desafiar la cuarentena y aprovechar las debilidades del coronavirus
Los académicos Uri Alon y Ron Milo, del Instituto Weizmann de Israel, idearon una estrategia para impulsar la economía, y a la vez, cuidar la salud de las personas: cuatro días de trabajo y luego 10 días de cuarentena en un ciclo constante.
El gran objetivo a nivel mundial para detener el coronavirus es uno solo: encontrar la vacuna. Sin embargo, hay varios factores a considerar previo a lograrlo, como aspectos de salud y económicos, principalmente.
Mientras ello ocurre, los biólogos israelíes Uri Alon y Ron Milo, del Instituto Weizmann de Israel, idearon una estrategia para impulsar la economía, y a la vez, cuidar la salud de las personas, mientras se detiene la propagación o el resurgimiento del coronavirus y según señalan, sin arriesgar un brote masivo del virus.
La propuesta denominada 10-4 (diez días de cuarentena y cuatro de trabajo), incluye un modelo científico que se basa en un enfoque escalonado de regreso al trabajo. “La idea es un ciclo de dos semanas, donde trabajas cuatro días y luego ingresas a diez días de encierro. Luego las siguientes dos semanas trabajas por cuatro días y diez días de encierro (totalizando cuatro semanas)”, señalan.
Según los expertos, si te “infectas un día en el trabajo, el peak de infecciosidad lo alcanzarías estando en tu casa. Esto restringe la capacidad del virus y de infectar a muchas otras personas”.
Para implementarlo, proponen crear dos grupos (por ejemplo en un lugar de trabajo) y así alternar el plan de cuatro y diez días. “Puedes lograr realmente cerca del 100% de los días hábiles”, establecen los académicos.
El modelo, según los investigadores, aprovecha una de las pocas debilidades del virus: su período de latencia. Demora en promedio tres días entre el momento en que se infecta y el momento en que la persona contagiada puede contagiar a otros.
Este sistema cíclico estima que si una persona se contagia durante los cuatro días de trabajo, estará dentro de su período de latencia, y solo alcanzará su peak de infección estando en cuarentena en casa, cuando no entra en contacto con tanta gente.
El modelo, explican sus creadores, además permitiría que en esos cuatro días de trabajo, la gente explote su máxima capacidad productiva, para hacerlo más eficiente aún (ver video).
Posible implementación en Chile
El sistema es novedoso y puede ser una solución, “pero hay que esperar experiencias que se vayan desarrollando. No sabemos cómo funciona con un número alto de personas. Yo sería prudente en decir que falta análisis con más datos”, explica Roberto Yany, académico de la Universidad Andrés Bello y PUCV.
Respecto a su posible implementación en Chile, dice que hay que que esperar los resultados de implementación del modelo, “y luego ver si lo podemos llevar a cabo en nuestro país”.
Sin embargo, “esto se trata de un modelo matemático, busca medias, y con el coronavirus estamos hablando de organismos y de personas. Cada uno tiene un comportamiento distinto, que no necesariamente van a obedecer a un modelo matemático”, añade Yany.
Roberto Contreras, doctor en economía internacional de la UTEM, no lo ve como una medida recomendable para Chile en este momento. “Dadas las actuales circunstancias, pensar en reabrir la economía, es una medida imprudente, cuando estamos enfrentando un peak de casos que tienen al sistema de salud muy cercano a su límite.
"Si pensamos además que el peor escenario para enfermedades respiratorias se da en los meses de invierno, junto a la llegada de los meses más fríos particularmente en la zonas centro sur del país, donde el coronavirus se pueda mezclar con la influenza, el resfrío común, bronconeumonía y neumonías”, explica Contreras.
“Todo indica que el período de confinamiento se debería extender hasta agosto o los primeros días de septiembre, y ahí llegar un momento en que retomemos paulatinamente la normalidad. Además, la capacidad productiva está intacta, algunos sectores tardarán más tiempo en recuperarse, pero todo indica que ya el 2021 sería mejor”, señala Contreras.
Si bien el modelo ofrece ciertas ventajas, como permitir el regreso al trabajo a millones de personas, y reabrir la economía, reduciendo el número de personas en los lugares de trabajo, en los colegios y en el transporte público, los investigadores son cautos. Advierten que de todas formas hay sectores para los que, aunque se siga este modelo, la reapertura será compleja.
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