155 casos de coronavirus en dos semanas: ¿Qué explica el rápido aumento de contagios en Chile?
Con el primer caso confirmado el mismo que día que en Argentina, hoy Chile tiene 100 casos más que el país vecino. Expertos explican que el comportamiento de la pandemia Covid-19 es impredecible y depende de múltiples factores, desde el movimiento de turistas portadores del virus hasta el número de test que se hacen en un país u otro. Lo importante son las medidas actuales, ya que las cifras de contagios en dos semanas más dependen de cómo se ha enfrentado hasta ahora.
El 3 de marzo se confirmó el primer caso de coronavirus en Chile. Solo tres horas después, se confirmó el primer caso en Argentina. A dos semanas de la llegada del virus a ambos países, las cifras de contagios son notoriamente diferentes: esta mañana se confirmó que Chile ya tiene 155 contagios. Argentina tiene 56.
La pandemia del Covid-19 es de transmisión sostenida y rápida, y los expertos apuntan a que lo clave es “frenar la curva”: desacelerar la propagación del virus, ya que mientras más lento se propague, mejor manejo de él tendrán los sistemas de salud. Y es que a estas alturas, lo clave es la contención.
Qué tan rápido avanza en un país u otro depende de muchos factores: desde la transmisibilidad, si la población es más o menos susceptible, el tránsito y movimiento de turistas, el número de test que se hacen y también factores de azar. Las pandemias no tienen un comportamiento predecible y las cifras no siempre son comparables.
Cristóbal Cuadrado, académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, asegura que es muy pronto para tener datos concluyentes del comportamiento del virus en América Latina, pero que el rápido crecimiento en Chile se parece a los casos vistos en España e Italia. “No tenemos claridad de por qué, pero sí sabemos que de acá a tres semanas, los casos que tengamos depende de las medidas que se han implantado hasta ahora”, afirma.
Eduardo Engel, economista y doctor en Estadística, asegura que las cifras chilenas son comparables con España y Alemania. Así lo explica: “Chile en cinco días pasó de 23 a 155 casos. Italia en cinco días de 21 a 470. En esta comparación partimos casi en el mismo nivel (23 y 21) y ya estamos en la parte de crecimiento exponencial. La primera conclusión es que estamos mejor que Italia, pero que se haya más que duplicado el número de casos entre ayer y hoy si es muy preocupante”.
“Aplicando la misma técnica, vemos que Alemania pasó en cinco días de 26 a 165. España de 25 a 165. Nuevamente, la comparación es buena porque los puntos de partida siguen siendo parecidos y podemos concluir que andamos parecido con España y Alemania. Obviamente, lo más importante es lo bien -o mal- que lo hagamos en estos días para parar la pandemia”, afirma.
En la misma línea, Cuadrado valora las restricciones anunciadas hoy por el gobierno, pero asegura que “hay mucho por implementar todavía. Hay cuarentenas que sabemos que no se están siguiendo y el gobierno tiene que hacerlo, porque esa es la forma más efectiva de evitar la propagación del virus”.
Cómo se ha enfrentado en Argentina
Entre los 56 casos en Argentina, ya hay dos fallecidos, en la Ciudad de Buenos Aires y en el Chaco. Este domingo, el presidente Alberto Fernández anunció medidas más drásticas: la suspensión de clases por 15 días y el cierre total de las fronteras a partir de este lunes 16. “El coronavirus ya no viene solo de Europa, afecta a países limítrofes y a nosotros. Hemos observado que por fronteras terrestres vienen turistas que provienen de zonas de riesgo, por lo que decidimos cerrarlas, nadie podrá acceder a la Argentina, salvo los argentinos nativos”, aseguró ayer el presidente, acompañado del gobernador del Gran Buenos Aires, Axel Kiciloff, y el alcalde de la capital, el macrista Horacio Rodríguez Larreta.
El gobierno de Fernández no demoró mucho en tomar las primeras medidas. El 6 de marzo, tres días después del primer confirmado, se estableció licencia para los trabajadores que regresen de zonas afectadas por el coronavirus, tanto en sector público como privado. También se extendieron licencias preventivas para la comunidad educativa.
Cuatro días después, el gobierno anunció un fondo específico de 30 mil dólares para fortalecer la respuesta del país ante el virus, que permitirá adquirir equipamiento de laboratorio y de hospitales y, vía decreto, se congelaron los precios del alcohol en gel por 90 días para evitar la especulación. El 12 de marzo se cerraron todos los espacios culturales y se suspendió la presencia de público en espectáculos masivos.
Ese mismo día jueves de la semana pasada, el presidente Fernández ordenó la suspensión por 30 días de todos los vuelos provenientes de los países afectados. Estableció emergencia sanitaria por un año y cuarentena obligatoria para los argentinos que aterricen en el país desde Estados Unidos, Europa, Irán, China, Corea o Japón. Y a partir de mañana martes 17, solo Aerolíneas Argentinas S.A. está autorizada para operaciones de traslado desde y hacia las zonas afectadas, con el fin de repatriar a argentinos que están en el extranjero.
El ministerio de Transportes trasandino creó un comité de crisis para monitorear acciones de prevención, capacitar operadores y campañas de limpieza en el transporte público.
El gobierno ha promovido el cumplimiento estricto de la cuarentena obligatoria, a tal punto que el sábado siete personas fueron detenidas por no cumplirlas. También se expulsó del país a 270 turistas que se negaron a cumplir con la cuarentena.
Para Octavio Bramajo, argentino especializado en temas de salud y mortalidad de enfermedades de la Universidad Autónoma de Barcelona, hoy no sabemos si el virus es igual de contagioso en todos lados. “Quizás agarró a un chileno con una particularidad genética y eso lo convirtió en un supervector. Lamentablemente hay muchas suposiciones que uno puede hacer pero muchas de ellas no dejan de estar en el plano de la especulación”, afirma.
“Hay veces que no hace falta que hagas todo bien y tienes suerte y otras que lo haces, pero tuviste mala suerte. En esto siempre hay un componente de incertidumbre, las pandemias no se mueven de manera predecible”, agrega. Bramajo sí considera clave el mensaje que se da desde la autoridad y la respuesta de la sociedad. Asegura que, por ejemplo, Alberto Fernández dio a entender desde el primer momento “de que era un problema grave, incluso antes de anunciar las medidas de cuarentena”. Así, en su visión, la población de Buenos Aires sabía de la gravedad pese a no tener experiencias cercanas de otras epidemias, como si es el caso de Corea del Sur, país que “logró” aplanar la curva de la tasa de contagios.
Bramajo apunta a que la clave está en que toda la sociedad entienda que “la manera de enfrentar esto siempre es desde lo público y no desde lo individual. Acá no sirve el me salvo yo y compro 80 rollos de papel higiénico, cosa que lamentablemente está pasando”. Por eso, llama la atención sobre casos que se han repetido en Latinoamérica: En Argentina un hombre golpeó a un guardia de seguridad por decirle que no viole la cuarentena, en Uruguay una persona llegó de Europa y fue a un casamiento y en Chile una persona se subió a un avión pese a estar contagiado.
Chilena cuenta su experiencia en Ezeiza
Barbarita Lara es investigadora y fundadora de una compañía tecnológica que desarrolla soluciones disruptivas de comunicación. A fines de febrero, viajó a Turquía, invitada por la Real Academia de Ingeniería a un simposio de resiliencia ante desastres, con expertos de todo el mundo.
Estuvo hasta el 12 de marzo en Europa, en Turquía y Austria, hasta donde fue a otro congreso global donde compartió con gente de todo el mundo. Barbarita es asmática y en Chile le diagnosticaron una bronquitis aguda que no le impedía viajar. Cuenta que en ambos congresos que estuvo se tomaron las medidas de seguridad correspondientes, como no saludar de beso ni dar la mano.
Adelantó su viaje de vuelta a Chile al ver que las medidas en Europa comenzaban a ser más fuertes. Viajó el 12 de marzo, con escalas en Ámsterdam (Holanda) y Buenos Aires (Argentina) antes de llegar a Santiago.
Cuenta que se bajó del avión KLM en Ezeiza con síntomas de tos y dolor de cabeza. Lo informó a través de la declaración de salud que se exigía en el aeropuerto y fue derivada a un doctor. “Fue todo muy estricto, el doctor me midió la temperatura y le conté de la bronquitis que tenía, que era probable que la tos fuera por eso. Me mandó a hacer cuarentena obligatoria para asegurar”, dice.
“Cuando llegué a Chile iba predispuesta a la cuarentena. Antes de entrar a policía internacional, nos piden la declaración jurada, que pregunta en qué lugares había estado. Yo puse Turquía, Austria, Holanda y Argentina. Me tomaron la temperatura e iba sin fiebre. Les conté que iba con síntomas y que en Argentina me dijeron que hiciera cuarentena. Pero solo me pasaron una mascarilla simple, de esas que duran una hora, y que no era necesario hacer cuarentena”.
“Esto fue el 13 de marzo, los protocolos no estaban actualizados me imagino, y la cuarentena era solo para quienes venían de Italia y España. Pero les dije que estuve con gente de riesgo, pero me insistieron que no me preocupara y que no era necesario hacer cuarentena”, afirma.
Lara y su familia decidieron hacer cuarentena por precaución, y ella continúa hasta hoy con tos y dolor de cabeza. Pero no se ha podido hacer el examen para saber si tiene coronavirus. No ha obtenido respuesta del número que dispone el Ministerio de Salud y desde la Clínica Reñaca de Viña del Mar le dijeron que el examen tenía un valor de 140 mil pesos y solo se podía hacer por orden médica.
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