1918, gripe española; 2020, coronavirus: ¿cuándo será la próxima pandemia?
Expertos debaten cuándo podría repetirse una nueva crisis sanitaria global.
Más de 50 millones de personas fallecidas, fue el saldo que dejó la pandemia de influenza, también conocida como gripe española entre 1918 y 1920. Cien años después, un nuevo fenómeno con similares características afecta a la humanidad, el coronavirus o Covid-19. Totaliza casi cuatro millones de personas contagiadas, tras solo un par de meses de desarrollo.
Si la tendencia se mantiene, una enfermedad global como las ya mencionadas, podría repetirse en un siglo más, es decir en el año 2120 aproximadamente. Científicos e historiadores debaten sobre esta eventualidad y la frecuencia de una nueva crisis sanitaria.
Annabella Arredondo, epidemióloga de la U. Andrés Bello, señala que es claro que los ciclos entre la aparición de enfermedades emergentes está siendo más frecuentes y no hay señales de que esta situación cambie en el futuro.
“La lección es que los países debemos estar preparados para detectar oportunamente su aparición, tener la capacidad de diagnosticar de qué se trata y de aislar al organismo para elaborar vacunas, dar una respuesta asistencial apropiada y finalmente, lo que no se ha producido en esta pandemia, lograr coordinación internacional de la respuesta, pues nos afectará a todos, las epidemias no conocen fronteras ni ideologías”, explica Arredondo.
Ignacio Silva, infectólogo y académico de la Dirección de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago, aclara que es difícil anticiparse, “y pasó con el coronavirus. Nadie está preparado para una situación así, y es muy probable que en otro momento nos veamos enfrentados a otro virus, ya sea respiratorio o de otro tipo, ya que estos mutan con frecuencia y cada cierto tiempo se genera una variante más agresiva, para la cual no tenemos ningún tipo de inmunidad”.
Raynier Hernández, sociólogo y académico de la Universidad Tecnológica Metropolitana, explica que las sociedades contemporáneas se encuentran en constate riesgo y amenaza de ser azotadas por estas situaciones y fenómenos. “Ya sea un un virus o enfermedad, un accidente radiológico o químico ocurrido en un lugar distante geográficamente, puede trastocar la manera en que se organiza la vida”.
Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, dice que en el último siglo el ser humano ha intervenido en forma muy agresiva el medio ambiente generando cambios importantes en el ecosistema, lo que facilita enormemente cambios de la flora microbiana y viral, que hace prever que en el futuro cada vez con lapsus más cortos tendremos nuevas epidemias, algunas de las cuales por la globalización se transformarán en pandemias”.
El médico infectólogo Rodrigo Cruz, director del Centro de Diagnóstico e Investigación de Enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso, coincide. “Es completamente factible que este tipo de fenómenos se repitan en el futuro".
“La aparición de nuevas enfermedades de rápida transmisibilidad y de potencial alto riesgo de mortalidad para las personas a nivel mundial ya es algo habitual, y cada vez será más frecuente. Las posibilidades incluso son mayores que antes, debido a que la mayor interconexión global promovida por las adelantos tecnológicos está contribuyendo a expandir de forma mucho más acelerada y habitual nuevos y desconocidos microorganismos”, establece Cruz.
Vulnerabilidad e interdependecia de la sociedad
El hecho de que se reúnan varios factores, como por ejemplo, que el virus tenga una alta capacidad de contagio, características de virulencia y que no exista vacuna o tratamiento efectivo, “puede provocar un potencial factor de pandemia, por ello aunque nos preparemos hoy, puede pasar de igual forma en 100 o 200 años más y nunca estaremos 100% preparados”, añade Silva.
José Manuel Manríquez, médico epidemiólogo y académico del Instituto de Salud Pública de la U. Austral, visualiza un panorama ominoso y desconocido para el futuro. “Es probable que en los próximos 100 años el futuro de la humanidad y su convivencia con los otros organismos del planeta, dependa de un nuevo trato que ponga por delante la relevancia del frágil equilibrio natural, de modo de garantizar la subsistencia sostenible de las futuras generaciones”.
“Lo que podríamos esperar en 100 años más, dependerá de cuánto podamos como sociedad aprender de la situación actual. En estos días, han quedado en evidencia un conjunto de situaciones que colocan la subsistencia en sociedad en condiciones de alta fragilidad. La vulnerabilidad e interdependencia que como individuos y sociedades tenemos con la naturaleza también se ha hecho más evidente que nunca”, establece Hernández.
El historiador de la Unab, Fernando Castillo, explica que este tipo de enfermedades tienen la particularidad de su rápida propagación por el mundo, “en este escenario actual, y futuro, estamos en presencia de lo que el historiador francés Emmanuel Le Roy Ladurie denominó como la unificación microbiana, es decir, una globalización de los agentes patógenos, como consecuencia de la revolución de los medios de transporte y de la conquista de América, en los siglos XVI y XVII”.
“Por lo tanto si surge una nueva pandemia en los próximos cien años no tengo la menor duda de que nos afectará, y el paroxismo de ella provocará, al menos, dos reacciones: el asombro y la conformación de una amenaza, y por otro lado, la reacción reflexiva del pensamiento científico”, establece Castillo.
Ricardo Molina, director del Instituto de Historia y Ciencias Sociales de la U. Austral explica que dada la acumulación del conocimiento y el avance tecnológico general, a medida que pasa el tiempo debería ser menos complejo enfrentar situaciones parecidas a la que estamos experimentando. “Dada la débil relación entre los seres humanos y la naturaleza, es posible que se generen en el futuro fenómenos similares que con toda seguridad tendrán siempre un impacto que afectará a todos los rincones del mundo, ya de manera directa o indirecta”.
Aunque, “el fortalecimiento de las capacidades y de los recursos de los sistemas de salud, con potentes componentes públicos, y la comunicación de riesgo apropiada logrará el alineamiento entre las autoridades sanitarias y la población, reduciendo así los impactos”, añade Arredondo.
Esas situaciones de fragilidad y crisis no han sido solamente generadas por el contagio directo con el virus, sino que resultan de sus efectos directos o indirectos en la forma en que funciona lo social, explica Hernández.
“De cara a futuras pandemias, no solo será importante que tengamos un plan estructurado de respuestas a las mismas (protocolo de aislamiento, distribución de recursos médicos o cumplimiento de las cuarentenas), sino que también tendremos que tener en cuenta respuestas asociadas al lugar que el ser humano y su bienestar ocupan en nuestras sociedades. En función de ello, las respuestas serán diferenciadas para enfrentar los daños sociales y económicos que contextos de este tipo traerían”, argumenta el profesional de la Utem.
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