En Chile un 35% de los niños y niñas de primero básico presentaban obesidad en 2021 y el 14% de esos niños y niñas tenían obesidad severa, según datos del Mapa Nutricional de Junaeb 2022. Esto significa que más de 280.000 niños y niñas en Chile pueden presentar, a temprana edad enfermedades crónicas como hipertensión arterial, hiperglicemia e hiperlipidemias.
Ante el alarmante alza que se presenta año tras año de obesidad infantil, el Dr. Fernando Vio del Río, profesor titular del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile y Miembro Honorario de la Academia Chilena de Medicina, escribió un libro llamado Obesidad infantil: Una pandemia invisible, en donde aborda las causas de la obesidad infantil y un llamado urgente a la acción.
Citndo al científico Andrew Smart, la publicación señala que es posible que la actual generación de niños sea la primera que tenga menor esperanza de vida que la generación anterior.
El libro, que fue una petición de la editorial médica española Permanyer, tiene un formato de 25 preguntas que se enfocan en prevenir la obesidad infantil dando cuenta de los grandes problemas que esto conlleva tanto como para los niños y niñas, así como para los sistemas de salud en el mundo.
“La falta de información sobre qué hacer desde el punto de vista preventivo me hizo escribir este libro, que fue a petición de una editorial española. O sea, son niños extremadamente obesos y esos niños extremadamente obesos tienen ya problemas de salud importantes, ya pueden tener diabetes, pueden tener hipertensión arterial, pueden tener los lípidos elevados, problemas osteomusculares, de desplazamiento, etcétera”, dice el Dr. Vio.
En su libro, que será lanzado el 25 de agosto, explica que la obesidad afecta a niños y niñas profundamente en su calidad de vida, no solo por las enfermedades que tendrán en la edad adulta y vejez, sino también por la estigmatización, problemas socioemocionales y de convivencia que esto conlleva.
Estas son las cinco razones de por qué los niños y niñas chilenos están engordando
Entre las razones por las cuales los niños y niñas engordan son: un aumento de la ingesta de alimentos de alto contenido calórico, rico en grasas, sal y azúcar, como lo son los alimentos procesados y de comida rápida. Y un descenso de la actividad física como producto de un mundo cada vez más urbanizado y digitalizado, donde los niños y niñas están cada vez más adictos a las pantallas.
Sin embargo, la obesidad es un problema multifactorial, y prevenirla es fundamental “porque si no lo hacemos, vamos a tener una población joven y adulta enferma muy tempranamente y los sistemas de salud del país no van a ser capaces de enfrentar. Si ya estamos colapsados imagínate en cinco, diez años más con estos niños, que son alrededor del 30% de niños con obesidad de los cuales un 10% tiene obesidad grave”, expresa el Dr.
El Dr. Fernando Vio aborda en su libro preguntas como: ¿por qué es imprescindible prevenir la obesidad infantil, o ¿cuáles son los hábitos más frecuentes que causan la obesidad infantil?. Un libro de 25 preguntas que se dedica a hacer un llamado urgente a la acción para prevenir la obesidad en los niños y niñas.
En Qué Pasa reunimos las razones más importantes de porqué los niños y niñas están engordando.
1. Alimentación
La causa principal del sobrepeso y obesidad es el desequilibrio entre lo que se consume y lo que se gasta. En los niños y niñas se debe a un bajo consumo de alimentos saludables como verduras, frutas, legumbres, cereales y derivados, por un alto consumo de carnes, embutidos y azúcares en dulces, galletas y otros alimentos.
Además, los hábitos se vuelven fundamentales a la hora de hablar de alimentación. Los niños con obesidad por lo general se saltan el desayuno comiendo más en la tarde y noche, algo muy poco saludable, considerando que en Chile la cena se reemplaza por la once.
“La once es altamente no saludable, imagínate lo que es la once, es pan con todo tipo de agregados, mantequilla, margarina, paté, cecinas de todo tipo, mermelada, manjar y eso acompañado muchas veces de otra cosa rica”, comenta el Dr.
Por otro lado, el tamaño de las porciones ha aumentado en el tiempo, favorecido especialmente por la comida rápida en que las porciones de por sí vienen con agregados, hay doble hamburguesa y ¿agranda las papas fritas y bebida por 800 pesos?
La OMS explica que para prevenirlo y entregar una buena alimentación en los niños y niñas se debe “favorecer el consumo de hidratos de carbono complejos, como las legumbres, frutos secos, cereales integrales, frutas y verduras, y limitar los alimentos con alto contenido de hidratos de carbono simples, como las bebidas azucaradas y los azúcares de alimentos manufacturados como pastelería, panadería y galletas, lo cual, añadido a la disminución de la energía proveniente de la grasa contribuye a la prevención de la obesidad”, señala el libro.
2. Actividad física
La inactividad física en los primeros años de vida contribuye al aumento de peso en la obesidad infantil. A pesar de esto, " para los gobiernos no es un problema urgente, y por lo tanto es dejado de lado por temas emergentes que siempre van a tener una mayor atención y prioridad”, señala el libro.
En un entorno cada vez más urbanizado existen menos posibilidades de hacer actividad física, debido a la escasez de áreas verdes o espacios seguros, lo que genera que los niños y niñas cambien esas actividades en movimiento por actividades sedentarias como ver televisión, usar el celular, los videojuegos, o estar en casa todo el día. Esto crea un círculo vicioso entre sedentarismo y obesidad.
Sumado a esto, el autor del libro señala el poco aporte de los colegios en incentivar el ejercicio en los jóvenes:”La actividad física es la última prioridad en la escuela, o sea, prácticamente no se hace actividad física. Está indicado tres veces a la semana y se hace muchas veces dos a la semana y sin profesor de educación física, sin intensidad, y cuando hay cualquier evento que hay que preparar toman las clases de educación física”.
La OMS recomienda para los niños, niñas y jóvenes entre 5 y 17 años un mínimo de 60 minútos diarios de actividad física idealmente aeróbica. El año 2020 se agregaron recomendaciones de ejercicios de fuerza-resistencia tres veces a la semana para reforzar la musculatura.
3. Tiempo en pantallas
El uso de pantallas y dispositivos digitales está desbordado y fuera de control en los niños, niñas y adolescentes. Esto les impide actividades esenciales para el desarrollo como dormir lo suficiente, leer, compartir con la familia, hacer deberes, explorar el arte y especialmente realizar deporte y actividad física.
El libro explica que en niños y niñas con tan solo 2 años de edad, el consumo medio de tecnología se sitúa en torno a las 3 h diarias. En un preadolescente (8-12 años), pasa frente a las pantallas un promedio de 4,5 h, es decir, un tercio de su tiempo de vigilia. En la adolescencia (13-18 años) llega a 6 h y 40 min, lo que equivale al 40% del tiempo en vigilia de un día. Cifras sorprendentes teniendo en cuenta que lo recomendado por la OMS en menores de 2 años es nada de pantallas, y en menores de 5 no más de una hora al día.
La sobreexposición al uso de pantallas aumenta el riesgo de obesidad en los niños debido a la inactividad física que esta produce, sumado a la publicidad que incentiva la comida no saludable, el tabaco y alcohol y favorecen los desórdenes emocionales como depresión y ansiedad. Además, está comprobado que las personas comen más cuando miran la televisión.
Datos aún más alarmantes son los de un estudio realizado en Chile, México y Estados Unidos donde se estudió el tiempo de pantalla en 4.136 niños menores de 5 años, revelando que se duplicó durante la pandemia.
En Chile, antes de la pandemia los niños pasaban 99 minutos diarios frente a dispositivos con pantalla y después del COVID-19 aumentó a 183 minutos diarios. El libro explica que este aumento del tiempo en pantalla va a producir retraso del lenguaje, del desarrollo socioemocional, de la motricidad y coordinación motora en los niños.
4. Educación
Los niños, niñas y adolescentes pasan la mayor parte del tiempo en el colegio y es fundamental que los establecimientos eduquen a los estudiantes, padres y profesores sobre una alimentación saludable y la importancia de realizar actividad física.
Estudios anteriores del Dr. Vio demuestran que los niños y niñas no se educan bien en cuanto a alimentación saludable, ya que sus datos muestran que un 22% de los que van a la JUNAEB toman doble desayuno y un 33% comen doble almuerzo. Es decir, que los niños y niñas toman desayuno en su casa, llegan al colegio y comen de nuevo, luego almuerzan en el colegio, llegan a su casa y almuerzan de nuevo. “Hay un tema educacional muy fuerte que no se ha enfrentado ni con los niños, ni con los padres”, explica el Dr. Vio.
El libro indica que es fundamental educar a las familias mediante clases de cocina para preparar menús nutritivos y escoger alimentos saludables por sobre los preparados. Los niños a su vez deben aprender de habilidades culinarias básicas para preparar comida saludables, más allá de un sandwich o fideos. Y deben aprender a preparar platos equilibrados nutricionalmente.
Es por esto que el Dr. hace hincapié que todos los factores para prevenir la obesidad y sobrepeso parten desde el ámbito formativo y educacional, y deben enfrentarse a largo plazo con las instituciones educativas, incorporando a los padres.
5. Vida familiar
Los padres o cuidadores y el ambiente del hogar son determinantes de los hábitos alimenticios de los niños y niñas, que se forman en las etapas tempranas de la vida. El rol de la familia es fundamental ya que los niños y niñas aprenden los modelos parentales de ingesta, el valor de la comida y a crear una dieta en cuanto a la disponibilidad de alimentos que haya en el hogar.
El libro explica que los padres y cuidadores deben buscar el tiempo para compartir al menos una vez al día una comida con el niño o niña, ya que un estudio presente en el libro explica que los niños y niñas que no se sientan nunca o rara vez con sus padres en las comidas han tenido un claro ascenso en la prevalencia a la obesidad en un 36,2%, mientras los que sí se sientan juntos en familia se ha observado una prevalencia de un 17,1% en la obesidad.
En cuanto a los hábitos que traspasan los padres, un estudio mencionado en el libro dice que un 60% de los niños y niñas llevaba colación al colegio, pero un 72% llevaba además dinero para comprar alimentos poco saludables. Además los padres decían tener normas, pero un 60% veía la televisión cuando comía, un 96% tomaba once y solo un 42,2% cenaba un plato saludable en la noche, lo que influye directamente en los hábitos de los niños y niñas.
“Respecto a las habilidades culinarias, los alumnos podían preparar alimentos simples como sándwiches, pero no eran capaces de cocinar un plato de comida. Las madres decían tener habilidades culinarias, pero solo cocinaban de forma ocasional comida básica como arroz, fideos y papas”, explica el libro.
Todo lo anterior son razones de por qué la vida familiar es fundamental para la buena alimentación y hábitos de los niños y niñas, ya que incluso si en el colegio se le enseña a niño y niña a comer sano, si en la familia no es consistente no habrá cambios significativos.
Una forma de prevenir esto desde la familia es que los padres o cuidadores se informen y aprendan hábitos de alimentación saludable para que desde el primer año de vida puedan proporcionar una dieta balanceada y variada. Asimismo, es recomendable que los niños compartan las comidas con la familia siempre que sea posible.
¿Dónde ver el libro?
Toda la información para saber cómo prevenir la obesidad en niños y niñas esestará disponible en el libro “Obesidad infantil: Una pandemia invisible” del Dr. Fernando Vio, que se lanzará el 25 de agosto a las 11:30 am en formato híbrido: presencialmente en el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, y vía online haciendo click aquí.