El hígado, uno de los órganos más grandes y vitales del cuerpo humano, desempeña un papel crucial en la regulación y mantenimiento de múltiples funciones esenciales, desde la desintoxicación de sustancias químicas incluida la descomposición de toxinas como el alcohol, hasta el almacenamiento de vitaminas y minerales.

Al ser el primer órgano que “ve” el alcohol bebido, no es de extrañar que sea el más susceptible a sus efectos, y a menudo pasamos por alto las señales de advertencia temprana que nos envía el cuerpo para decir que el hígado podría estar fallando. No prestar atención a los síntomas puede conducir a enfermedades graves si no se detectan a tiempo.

5 señales de advertencia de que su hígado le está fallando

El hígado es como la fábrica química del cuerpo, ya que realiza más de 500 funciones esenciales: es el encargado de filtrar las toxinas de la sangre, producir proteínas importantes para la coagulación, almacenar vitaminas y minerales, y metabolizar medicamentos y nutrientes.

Pero su hígado puede dañarse debido a enfermedades o hábitos de vida. El consumo excesivo y prolongado de alcohol es un factor de riesgo significativo para el daño hepático. La mayoría de las personas que beben regularmente más del límite recomendado de 14 unidades de alcohol por semana (alrededor de seis shop de cerveza de concentración normal o alrededor de seis vasos promedio [175 ml] de vino) tienen una ingesta de alcohol grasosa que puede llevar a problemas hepáticos.

El consumo excesivo y prolongado de alcohol aumenta el riesgo de desarrollar cicatrices y cirrosis en el hígado, lo que puede ser irreversible y llevar a complicaciones graves si no se trata adecuadamente. El daño hepático crónico y cirrosis son causas importantes de mortalidad a nivel mundial. En Chile, al año 2016, se encontraba dentro de las primeras 10 causas de mortalidad específica y era la tercera causa de pérdida de años de vida saludable en hombres.

Hígado

Según la Asociación Chilena de Hepatología, estudios a nivel mundial y también realizados en Chile, estimaron que un 25-30% de la población tendría hígado graso, siendo esto aún mayor, de hasta un 70-90%, entre en las personas con obesidad.

La enfermedad hepática es un término muy amplio que abarca muchas afecciones diferentes que alteran la función hepática normal, según explicó el Dr. Douglas Weine, gastroenterólogo del Hackensack Meridian Health Center en una nota publicada por Huffpost.

Las afecciones hepáticas incluyen la enfermedad del hígado graso no alcohólico, la hepatitis o incluso el cáncer. “Los signos y síntomas de la enfermedad hepática no suelen presentarse hasta que hay un daño hepático significativo”, dijo el Dr. Bubu Banini, hepatólogo y profesor asistente de la Facultad de Medicina de Yale a Huffpost.

Detectar si algo anda mal con el hígado y determinar la causa específica requiere prestar atención a una variedad de síntomas y realizar pruebas médicas. Los hepatólogos dieron las cinco señales de advertencia más comunes de la enfermedad hepática y qué hacer si detecta estos problemas:

1. Coloración amarillenta de la piel o los ojos

La coloración amarillenta de la piel y los ojos, se conoce como ictericia y es una señal de advertencia importante de enfermedad hepática y ocurre cuando hay un exceso de bilirrubina en la sangre.

La bilirrubina es un pigmento amarillo que se produce durante la descomposición normal de los glóbulos rojos. Normalmente, el hígado procesa la bilirrubina y la excreta en la bilis. Sin embargo, cuando el hígado no funciona adecuadamente, la bilirrubina puede acumularse en el cuerpo y causar ictericia.

Si bien los niveles altos de bilirrubina no siempre son un gran problema para los adultos, el problema subyacente que los causa puede serlo. Las causas de ictericia pueden ser variadas, como hepatitis, cirrosis, enfermedad del hígado graso o incluso cáncer.

La ictericia es una señal importante de que el hígado no está funcionando adecuadamente. La evaluación y tratamiento médico inmediato son esenciales para abordar cualquier enfermedad hepática subyacente.

2. Orina oscura, incluso si estás hidratado

Aunque el primer pensamiento de la orina oscura puede ser que no ha tomado suficiente agua, y no suele preocupar a las personas. Hay que hacer un alto si es que sí está hidratado y sigue orinando oscuro, ya que también es típico que las personas con enfermedades hepáticas excreten orina oscura, dijo Weine.

Análisis de orina.

Normalmente, la orina oscura se debe a la presencia de bilirrubina en la orina. Cuando el hígado no funciona correctamente o hay una obstrucción en los conductos biliares, la bilirrubina puede acumularse en la sangre y ser eliminada a través de la orina, dándole un color más oscuro.

Las causas de la orina oscura pueden ser hepatitis, cirrosis, enfermedad del hígado graso, síndrome de Gilbert o incluso cáncer de hígado. La orina oscura suele ir acompañada de otros síntomas que pueden indicar problemas hepáticos, como ictericia, fatiga y debilidad, dolor abdominal, nauseas y vómitos, pérdida de apetito o picazón de la piel.

Si experimentas orina oscura junto con otros síntomas de problemas hepáticos, es importante buscar atención médica.

3. Confusión

La confusión puede ser una señal de advertencia de enfermedad hepática, especialmente en el contexto de una afección conocida como encefalopatía hepática. La encefalopatía hepática es una complicación grave de las enfermedades hepáticas avanzadas, como la cirrosis, y se produce cuando el hígado dañado no puede eliminar las toxinas del cuerpo de manera efectiva. Estas toxinas, como el amoníaco, se acumulan en el torrente sanguíneo y pueden afectar el cerebro, causando síntomas neurológicos.

La encefalopatía hepática generalmente se asocia con enfermedades hepáticas avanzadas y factores que aumentan la carga tóxica en el cuerpo, como cirrosis, hepatitis crónica o insuficiencia hepática aguda.

“Una persona que por lo demás está sana puede desarrollar insuficiencia hepática aguda que podría manifestarse como cambios en el estado mental o la personalidad, como desorientación, confusión o somnolencia”, dijo Banini. Si se sospecha encefalopatía hepática, es crucial buscar atención médica inmediata.

4. Hinchazón en las piernas, los tobillos o el abdomen

Es posible que no asocie este problema con problemas hepáticos, pero la hinchazón en las piernas y los pies podría indicar que algo anda mal, dijo Weine.

Este tipo de hinchazón, conocido médicamente como edema (cuando ocurre en las piernas y los tobillos) y ascitis (cuando ocurre en el abdomen), es común en las etapas avanzadas de las enfermedades hepáticas, como la cirrosis.

La cirrosis es una afección en la que el tejido hepático sano es reemplazado por tejido cicatricial, lo que interfiere con el flujo sanguíneo a través del hígado y afecta su capacidad para funcionar correctamente. Esto puede llevar a una acumulación de líquido en el abdomen (ascitis) y en las extremidades inferiores (edema).

La cirrosis puede causar hipertensión portal, que es un aumento de la presión en la vena porta que lleva la sangre desde el intestino al hígado. Esta presión elevada puede hacer que el líquido se acumule en el abdomen y las extremidades.

También pueden ocurrir edema y ascitis si le hígado no puede producir suficientes proteínas sanguíneas, como la albúmina. Esto se conoce como insuficiencia hepática, que es la incapacidad del hígado para producir suficientes proteínas, como la albúmina, que ayudan a mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo, puede resultar en la acumulación de líquido en los tejidos.

Si se experimenta hinchazón en las piernas, los tobillos o el abdomen junto con otros síntomas de enfermedad hepática, es crucial buscar atención médica.

5. Aparecen hematomas y sangra con facilidad

Las personas con daño hepático pueden sufrir moretones o sangrar fácilmente cuando se lesionan, dijo Weine. Estas manifestaciones son el resultado de la disminución de la capacidad del hígado para producir las proteínas necesarias para la coagulación de la sangre, entre otras funciones.

El hígado produce la mayoría de los factores de coagulación que son esenciales para la formación de coágulos sanguíneos. Cuando el hígado está dañado, la producción de estos factores disminuye, lo que lleva a una mayor tendencia a sangrar y a la formación de hematomas.

Si se presentan hematomas y sangrado fácil junto con otros síntomas de enfermedad hepática, es esencial buscar atención médica.

Qué hacer si cree que tiene daño hepático

Si sospechas que tienes daño hepático, es crucial tomar medidas inmediatas para obtener un diagnóstico preciso y recibir el tratamiento adecuado. El consumo excesivo o moderado de alcohol, la diabetes tipo 2, el uso compartido de agujas, el contacto con toxinas o antecedentes familiares de enfermedad hepática son algunos factores de riesgo de daño hepático.

Alcohol

Banini sugirió buscar atención médica inmediata si experimenta ictericia severa, cambios inesperados en el estado mental, desarrollo de heces negras o alquitranadas, vómitos con sangre, hinchazón progresiva del abdomen, tobillos y piernas o dificultad para respirar.

1. Reconocer los síntomas

Primero, identifica los síntomas que podrían indicar daño hepático. Los síntomas comunes incluyen:

  • Ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos)
  • Orina oscura
  • Heces de color pálido
  • Dolor o hinchazón abdominal
  • Fatiga y debilidad
  • Pérdida de apetito
  • Náuseas y vómitos
  • Hinchazón en las piernas y los tobillos (edema)
  • Confusión o cambios en el estado mental
  • Aparición de hematomas y sangrado fácil

2. Consultar a un médico

Busca atención médica lo antes posible. Puedes hacer una cita con un médico de atención primaria, un gastroenterólogo o un hepatólogo (especialista en hígado). Durante la consulta, proporciona al médico un historial médico detallado, incluyendo los síntomas que has notado y su duración, el uso de medicamentos, incluyendo medicamentos de venta libre, suplementos y hierbas, el consumo de alcohol y hábitos dietéticos, el historial de enfermedades, especialmente relacionadas con el hígado y antecedentes familiares de enfermedades hepáticas.

3. Realizar pruebas diagnósticas

El médico puede ordenar una serie de pruebas para evaluar la función hepática y determinar la causa del daño hepático. Estas pruebas pueden incluir pruebas de sangre, de imagen, biopsia hepática o pruebas adicionales.

4. Seguir el plan de tratamiento

Es importante seguir todas las recomendaciones médicas y asistir a las citas de seguimiento para monitorear tu condición. El médico puede ajustar el tratamiento según sea necesario.

5. Adoptar un estilo de vida saludable

Adoptar un estilo de vida saludable puede ayudar a mejorar la función hepática y prevenir daños adicionales:

  • Dieta balanceada: Consumir una dieta rica en frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros.
  • Ejercicio regular: Mantenerse activo para mejorar la salud general.
  • Evitar sustancias tóxicas: No consumir alcohol ni drogas ilícitas, y tener precaución con medicamentos y suplementos.
  • Vacunación: Considera vacunarte contra la hepatitis A y B si estás en riesgo.