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A 10 años de la erupción del volcán Calbuco: así lo vivieron sus protagonistas

Este 22 de abril se cumple una década de la erupción del actual segundo volcán de mayor peligrosidad en Chile. Un grupo de científicos recuerda la jornada.

A 10 años de la erupción del volcán Calbuco: así lo vivieron sus protagonistas. Foto: Sernageomin

Muchas erupciones volcánicas son antecedidas por un enjambre de temblores, que anticipan la ocurrencia de la explosión. Pero no todos. Como el volcán Calbuco en 2014. Solo tres horas antes de su erupción comenzaron los temblores, y casi sin previo aviso, el 22 de abril de 2015, simplemente explotó, pese a que un equipo de científicos del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) monitoreaban el volcán.

Pese a eso, “la reacción inicial fue rápida”, asegura David Quiroz, director regional (S) del Sernageomin en Los Lagos. Quiroz recuerda que se informó a la sede central y, de inmediato, funcionarios se trasladaron a la oficina de ONEMI (actual Senapred) en Puerto Montt para integrar el Comité Operativo de Emergencia (COE).

Bajo la coordinación de ONEMI, las autoridades civiles y militares centraron sus esfuerzos en evacuar las áreas de mayor riesgo, como Ensenada, lago Chapo, Correntoso y río Blanco, estableciendo un perímetro de seguridad de 20 km.

El Calbuco –caracterizado como estrato volcán­– es el tercero de mayor peligrosidad en Chile, después de los volcanes Villarrica y Llaima. Se trata de un tipo de volcán de intensa actividad y cuya peligrosidad puede estar dada por la eyección de flujos piroclásticos violentos, flujos de lava y debido a que este volcán tiene nieve gran parte del año, puede generar lahares, que son flujos de sedimento volcánico y agua que se movilizan desde las laderas de los volcanes hacia abajo arrasando con todo a su paso.

10 años de la erupción del volcán Calbuco: así lo vivieron sus protagonistas

El evento de 2015 –que ocurrió 54 años después de la última gran erupción del volcán en 1961 que también fue explosiva–, da cuenta de un volcán con una historia reciente muy violenta., lo que hace indispensable contar con un mapa de riesgo que permita enfrentar una posible emergencia para la población cercana en localidades como Ensenada, Puerto Montt, Puerto Varas, Llanquihue y Cascada, entre otras.

El día de la erupción, en el lugar, se encontraba un equipo de trabajo del Sernageomin, que monitoreaba la situación desde el observatorio volcanológico.

El 23 de abril, luego de los pulsos eruptivos, “nuestros funcionarios regionales realizaron sobrevuelos para evaluar la caída de piroclastos en sectores como Ensenada y los daños causados por el lahar en lago Chapo. Estas inspecciones en helicóptero continuaron durante varios días y proporcionaron información clave para crear el primer mapa de afectación”, dice Quiroz.

Posteriormente, agrega, “se realizaron evaluaciones en terreno, con la colaboración del GOPE de Carabineros, para evaluar los efectos del flujo piroclástico que destruyó una pequeña central hidroeléctrica en el río Blanco. También se inspeccionaron los sectores de lago Chapo y Correntoso. Finalmente, nuestros equipos locales y de Santiago, llevaron a cabo estudios detallados sobre las zonas afectadas por los lahares y las áreas con acumulación de material piroclástico”.

Imagen de las consecuencias de la erupción. Crédito: Sernageomin

Patricio Aguilera, director nacional de Sernageomin, señala que desde la erupción de 2015 han fortalecido de forma sostenida la vigilancia del volcán Calbuco, pasando de 2 a 12 estaciones de monitoreo. “Hoy contamos con tecnología diversa, en tiempo real y coordinación permanente con Senapred”.

“Esta labor ha permitido definir zonas de riesgo y establecer los Puntos de Encuentro Transitorio, que serán entregados por nosotros, oficialmente, en agosto próximo; lo que debe complementarse con los planes de evacuación de Senapred y los programas de emergencias municipales para la protección de las personas”, agrega Aguilera.

La labor que realiza Sernageomin puede seguir mejorando, ampliando la red de vigilancia e incorporando tecnología con la que cuentan otros países, “pero la gente puede sentirse orgullosa de nuestro sistema de monitoreo actual”, sostiene este último.

Imagen de la erupción hace una década. Crédito: Sernageomin

10 años de la erupción del volcán Calbuco: columna eruptiva de 15 km

La red instrumental actual del volcán Calbuco consiste en un total de 12 estaciones, cuyo desglose por disciplina o metodología es de tres cámaras IP de visualización, siete estaciones sismológicas y 2 estaciones GNSS.

La erupción del Calbuco se destacó por la ocurrencia de dos pulsos eruptivos principales. El primero comenzó a las 18:00 horas del 22 de abril, precedido solo por tres horas de señales sísmicas. Este breve intervalo resultó inusual, ya que fenómenos de similar magnitud suelen mostrar indicios con varios días o semanas de anticipación, lo que facilita la activación de medidas preventivas, sostiene Álvaro Amigo, jefe de la Red Nacional de vigilancia volcánica de Sernageomin.

En este caso, “la señal sísmica creció rápidamente, reflejando un ascenso del magma sin signos de desaceleración. La fase inicial duró alrededor de 90 minutos y generó una columna eruptiva de unos 15 km de altura, compuesta de cenizas y fragmentos de piedra pómez que se desplazaron hacia el noreste, afectando severamente a la localidad de Ensenada y áreas cercanas al volcán Osorno. La acumulación de material volcánico obstruyó rutas y causó daños menores a infraestructuras, como colapsos de techos”, adiciona Amigo.

Personal de Sernageomin en terreno. Crédito: Sernageomin

Las autoridades implementaron rápidamente una evacuación preventiva, recuerda Amigo, “cubriendo un radio de 20 km. Esta acción resultó crucial, ya que a las 02:00 horas del 23 de abril ocurrió un segundo pulso, de mayor extensión y energía, que generó flujos de lodo derivados del derretimiento de masas de hielo presentes en las inmediaciones de la cumbre del volcán Estos destruyeron caminos y viviendas, principalmente hacia el sector del lago Chapo. Afortunadamente, la evacuación preventiva evitó tragedias humanas”.

Posteriormente, señala el jefe de la Red Nacional de vigilancia volcánica de Sernageomin, “la actividad volcánica disminuyó. Durante la semana siguiente, las emisiones fueron moderadas y las columnas de ceniza alcanzaron alturas menores. El 30 de abril, se produjo un tercer pulso, pero bastante menor, sin impacto relevante, y desde entonces, el volcán ha permanecido en relativa calma, con la ocurrencia de sismos esporádicos”.

10 años de la erupción del volcán Calbuco: alta variabilidad de sistemas volcánicos

Una de las principales enseñanzas de la erupción del Calbuco en 2015, que coincide con la experiencia de centros de monitoreo internacionales, es la alta variabilidad de los sistemas volcánicos. “Cada macizo es único, y un volcán puede presentar comportamientos diferentes incluso entre un evento y otro, sin seguir patrones consistentes”, establece Amigo.

En este caso, agrega Amigo, la erupción comenzó con pocos precursores instrumentales, lo que sorprendió a expertos y autoridades. La falta de indicios prolongados desafió las previsiones y obligó a responder con rapidez”.

“La lección más importante es la necesidad de estar preparados para eventos inesperados, sobre todo para aquellas comunidades que habitan en los alrededores de los volcanes. A pesar del avance de la ciencia, los fenómenos volcánicos son complejos y poco comprendidos, lo que dificulta establecer con precisión su inicio y posterior desarrollo”, considera este último.

Imagen de la erupción. Crédito: Sernageomin

Actualmente, el volcán se encuentra en un estado estable, con escasa actividad sísmica, lo que indica un periodo de calma. No se observan signos de deformación ni fumarolas, “lo que confirma la baja productividad sísmica del macizo en este momento”, sostiene el jefe de la Red Nacional de vigilancia volcánica de Sernageomin.

“Respecto a su clasificación en el ranking de riesgo volcánico de Sernageomin, el Calbuco ha subido al segundo lugar, solo por debajo del Villarrica. Esta reevaluación responde a su historial eruptivo reciente y al impacto potencial, ahora más claramente documentado gracias a los mapas geológicos y de peligros actualizados. Además, la alta densidad poblacional en las áreas circundantes refuerza la clasificación del Calbuco como uno de los volcanes de mayor riesgo en el país”, explica Amigo.

No obstante, “tal como nos dejó la lección del 2015, el volcán puede reactivarse en cosa de horas, por lo tanto, es clave siempre estar preparados ante un evento repentino”, finaliza Amigo.

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