Afecta a las mujeres: Esta es la última consecuencia del humo de los incendios forestales
El aumento de los siniestros en el sur de Chile ha empeorado la calidad del aire, afectando a todos quienes lo respiran. Un nuevo estudio descubrió que las mujeres son las más perjudicadas, ya que podría provocarles un parto espontáneo o prematuro.
Los incendios forestales alrededor del mundo se han vuelto cada vez más devastadores. En el sur de Chile las olas de calor, la sequía y el viento han aumentado los focos activos de las llamas, empeorando la calidad del aire debido al humo.
Estudios previos ya habían alertado que la mala calidad del aire, como el smog, en las personas embarazadas puede provocar una serie de problemas, incluído el parto prematuro.
Ahora, un estudio dirigido por la Universidad de Stanford publicado en el American Journal of Obstetrics & Gynecology descubrió que estar expuesto a otro tipo de contaminante, el humo de los incendios forestales, aumenta la probabilidad de que una mujer embarazada tenga un parto prematuro, también conocido como parto prematuro espontáneo
Está bien documentado que el humo de los incendios forestales es especialmente dañino para la salud de las personas debido a que contiene pequeñas partículas de ceniza que son extremadamente finas y penetran en los pulmones al ser respiradas.
Entre más pequeñas son las partículas más daños provoca. Las partículas más grandes pueden causar tos seca, dificultad para respirar, ojos llorosos y enrojecidos, estornudos entre otros efectos. Pero, no causa mayores complicaciones ya que son atrapadas por la membrana de la mucosa.
Sin embargo, las partículas más finas pueden ingresar a los bronquios y causar daños en los pulmones. Además, puede empeorar afecciones médicas como el asma y las enfermedades cardíacas.
El humo de los incendios forestales contiene altos niveles del tipo de hollín más pequeño y peligroso. Se cree que la exposición a estas partículas, conocidas como PM 2.5, causa inflamación dentro del cuerpo, ejerciendo presión sobre el sistema inmunológico y disminuyendo el flujo sanguíneo a los órganos, incluida la placenta, lo que puede desencadenar contracciones y parto.
Estas diminutas partículas también pueden viajar cientos y, a veces, miles de millas desde el punto de origen del incendio forestal, por lo que afecta no solo a las personas que viven el incendio, sino que a otras regiones aledañas.
“Los incendios forestales conducen a cambios agudos y abruptos en la calidad del aire”, dice la autora principal del estudio, Anne Waldrop. “Y algunas pruebas emergentes sugieren que el humo de los incendios forestales podría ser peor para su salud que otros tipos de contaminantes”.
Los investigadores buscaron los datos de actas de nacimiento y hospitalización por parto entre nacidos vivos entre 2007 y 2012 de más de 2,5 millones de embarazadas en California. Esto se combinó con estimaciones diarias de la intensidad del humo de incendios forestales basadas en imágenes satelitales por código postal.
Desde cuatro semanas antes de la concepción hasta las primeras 20 semanas de embarazo, el 86% de las embarazadas estuvieron expuestas al menos un día al humo de los incendios forestales, con una exposición promedio de 7,5 días.
Los hallazgos mostraron que el humo de los incendios forestales se asoció significativamente con el parto prematuro espontáneo, y cada día adicional que una persona embarazada estuvo expuesta al humo de los incendios forestales aumentó ligeramente (0,3%) las probabilidades de dar a luz a un bebé prematuramente.
Los nacimientos prematuros, o nacimientos que ocurren entre las semanas 20 y 36 de embarazo, están asociados con una variedad de retrasos en el desarrollo y problemas respiratorios, de visión y auditivos y pueden contribuir a enfermedades crónicas en la edad adulta.
Anne Waldrop comentó: “Incluso mientras trabajamos para disminuir otras formas de contaminación del aire, con incendios forestales cada vez más frecuentes, más intensos y en una escala mucho mayor, la exposición al humo de los incendios forestales es un problema de salud pública grave, especialmente para poblaciones vulnerables como las embarazadas”.
Mitigación y educación
Entonces, si el cambio climático hace que sea cada vez más probable tener incendios forestales ¿Cómo se pueden prevenir? El principal factor que detallan los expertos apunta a la educación y a la mitigación de situaciones de riesgo. Es decir, tomar todas las medidas necesarias para evitar la ignición del fuego.
Robinson Talavera, académico en Investigación y Gestión de Emergencia y Desastres de la Universidad Autónoma explica: “El ciclo de la emergencia tiene varias etapas. Hay una etapa previa de mitigación; después hay una etapa de preparación, donde está la alarma y la vigilancia. Luego hay una etapa de respuesta o impacto del desastre, que es donde actuamos. Después hay una etapa de recuperación y evaluación de lo que hicimos para finalmente realizar nuevamente una fase de mitigación”.
Aunque, según reconoce, el problema es que cuando se desarrollan planes de emergencia se ataca con mayor hincapié la etapa de impacto y se deja de lado la etapa de mitigación. “Estamos en el ‘durante’ de la emergencia, lo cual es un poco tarde. La teoría dice que por cada peso gastado en mitigación y prevención, se ahorran entre 7 y 15 pesos de lo que se hubiese gastado en recuperación y operación de control”, reconoce Talavera.
Entonces, de acuerdo a esto el problema ante este tipo de situaciones no debería apuntar solamente a una mayor inversión en preparación de brigadas, compra de aviones de última tecnología para apagar incendios, sino a la inversión en prevenir incendios como el que azota al sur de Chile.
A pesar de que existen sistemas tecnológicos muy avanzados, como sensores de humo o cámaras infrarrojas, el esfuerzo debería estar puesto una fase antes, según explican los analistas de éste y los anteriores incendios forestales que han afectado al país.
Además, Horacio Gilabert, investigador de CIGIDEN y académico de la Universidad Católica enfatiza que existe una parte a tratar que tiene que ver con la educación, con la concientización de la población para evitar este tipo de incendios. “En Chile el 99% de los incendios son provocados por las personas. A medida de que la gente vaya expandiéndose, siga urbanizándose en el territorio, favorece de alguna manera la aparición de incendios”, argumenta.
Las principales lecciones sobre este incendio que azota al sur de Chile es seguir trabajando y mejorar las medidas de prevención y alerta temprana. Mejorar las tareas de mitigación ante un escenario de cambio climático que hará cada vez más propicias las condiciones para desatar una catástrofe con incalculables consecuencias para las personas, los animales, la producción forestal y para el ecosistema constantemente bajo amenaza de sus propios habitantes.
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