La agricultura chilena siente los efectos del cambio climático. El desplazamiento de algunos cultivos hacia el sur y la reducción de la superficie sembrada para cereales como el trigo, son algunas de las consecuencias directas del calentamiento global sobre la producción, de acuerdo a especialistas.

Los expertos advierten la necesidad de optimizar el rendimiento agrícola en un país con solo el 5% del territorio utilizable para esos fines, de acuerdo a la última edición del Informe País de la Universidad de Chile.

"Seguiremos padeciendo los efectos del calentamiento global en los próximos 100 años, hasta que el planeta logre iniciar su recuperación", explica Fernando Santibáñez, académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la U. de Chile introduciendo el tema. "Hay regiones como Coquimbo, Valparaíso, O´Higgins y parte de la Metropolitana que sufren una baja en las siembras de cereales y legumbres. Los agricultores perciben los mayores riesgos en la siembra, ya sea por la falta de precipitaciones o por los cambios en los regímenes de lluvia. Los períodos de sequía son más prolongados y los eventos de lluvia, más intensos", explica.

En esa línea, de acuerdo a los registros del Instituto Nacional de Estadísticas, la producción chilena de trigo se redujo de 400.000 a poco más de 200.000 hectáreas, en los últimos 20 años.

Miguel Ángel Sánchez, director ejecutivo de ChileBio, asegura que el cambio climático juega un papel clave en ese proceso. "Muchos cultivos no germinan por exceso de calor o por falta de agua".

Los cambios, sin embargo, podrían en un punto generar oportunidades en algunos sectores. El informe "Cambio Climático, Impacto en la Agricultura, Heladas y Sequías" desarrollado por la Odepa (Oficina de Estudios y Políticas Agrarias) del Ministerio de Agricultura, sostiene que hay sectores como Valdivia que podrían convertirse en productores de vino hacia 2050.

"En Chile, el área de producción de vino actualmente se extiende entre la IV Región y el Biobío, pero el aumento de temperatura y la menor disponibilidad de agua ya empiezan a notarse: el 95% de las viñas tiene problemas de suministro de agua. De hecho, se estima que en las actuales regiones de clima mediterráneo, como Maipo, Cachapoal y Colchagua, donde se cultivan variedades premium, la zona apta para vinicultura disminuirá en 25%", explica el reporte.

La tendencia al desplazamiento también se percibe en los frutales, con una "extensión del área de cultivo hacia el sur, abarcando las regiones en La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos", agrega el informe de Odepa.

Asimismo, el informe de Odepa pronostica la aceleración del ciclo productivo del trigo y una reducción de su rendimiento como consecuencia del aumento de temperaturas. Las zonas costeras son más vulnerables que las interiores.

En el caso del maíz, el potencial productivo se expandiría dadas las exigencias de temperatura del cultivo. Desde Coquimbo al Biobío, se estima una disminución productiva entre 10% y 20% en el valle central. Inversamente en la costa y precordillera, aumentaría el rendimiento hasta un 50%.

Sánchez asegura que una de las soluciones podría ser la biotecnología, en el contexto del mejoramiento genético, que permite optimizar cultivos como la lechuga con tasas de germinación por sobre el 70% a temperaturas cercanas a los 37 grados, mientras que la no mejorada no germina.

Argentina, sostiene, desarrolló un trigo transgénico resistente a la sequía y aquí la U. de Talca hizo lo propio con el maíz.

Reconoce sí que el sector genera algunos reparos. "La transgenia tiene oposición, pero ha sido ampliamente aceptada por los agricultores. Esta práctica consiste en agregarles genes a los cultivos para mejorar una característica determinada, ya sea resistir el ataque de insectos plaga o tolerar herbicidas específicos que controlen malezas de manera más eficiente", dice.