Alertan de peligrosa alza en enfermedad sin síntomas que puede dejarte ciego

Alertan de peligrosa alza en enfermedad sin síntomas que puede dejarte ciego
Alertan de peligrosa alza en enfermedad sin síntomas que puede dejarte ciego

Este mal avanza sin dar señales y afecta a miles de personas en Chile. ¿Cómo detectarlo a tiempo y qué se puede hacer para evitar la ceguera?


A sus 71 años, María Eugenia Varela nunca imaginó que podría perder la vista sin previo aviso. Se realizaba controles oftalmológicos con regularidad y no presentaba molestias, hasta que un día sintió un dolor desconocido en el ojo.

Lo que parecía un simple malestar resultó ser glaucoma en etapa avanzada, una enfermedad silenciosa que afecta a miles de personas en Chile y es una de las principales causas de ceguera irreversible. La mitad de quienes la padecen no lo saben, lo que hace que el diagnóstico temprano sea clave.

Su caso pudo haber terminado en ceguera total, pero logró llegar a tiempo al especialista. Su presión intraocular se había disparado y fue intervenida con la implantación de una válvula en su ojo derecho, lo que estabilizó su condición. Hoy, advierte a su familia y amigas sobre la importancia de los chequeos preventivos, pues el glaucoma no avisa hasta que el daño es irreversible.

Según el oftalmólogo y especialista en glaucoma, Osvaldo Berger, aún no existe una cura definitiva, aunque las células madre podrían ser una esperanza para el futuro. Mientras tanto, la única manera de frenar su avance es la detección temprana.

Alertan de peligrosa alza en enfermedad sin síntomas que puede dejarte ciego

El glaucoma es la segunda causa de ceguera irreversible en el mundo y en Chile su impacto sigue en aumento. Sin embargo, no existen datos precisos sobre su prevalencia en el país, lo que preocupa a los especialistas. Según la Encuesta Nacional de Discapacidad y Dependencia de 2022, más de 153 mil personas son ciegas y 4,6 millones presentan alguna enfermedad visual, cifras que podrían aumentar con el envejecimiento de la población.

Uno de los mayores desafíos en el país es la alta frecuencia del glaucoma de presión intraocular normal, un tipo de la enfermedad que no eleva la presión ocular, lo que dificulta su detección. “Llamamos al glaucoma una ceguera silenciosa, porque puede revelarse en etapas avanzadas”, explica el Dr. Berger.

Su diagnóstico requiere exámenes oftalmológicos especializados, como la oftalmoscopía, la tomografía de coherencia óptica (OCT) y la prueba de campo visual. Sin síntomas evidentes, la única forma eficaz de detectarlo es con controles oftalmológicos regulares, especialmente en personas mayores de 40 años o con antecedentes familiares.

Los casos de glaucoma han aumentado en los últimos años y el especialista identifica tres causas principales. Primero, el envejecimiento de la población, ya que la incidencia de enfermedades crónicas como el glaucoma aumenta con la edad.

Segundo, los avances en la tecnología diagnóstica han permitido detectar más casos, aunque sigue siendo un desafío identificarlos a tiempo. Y tercero, los factores ambientales y de estilo de vida, ya que enfermedades como la diabetes e hipertensión—ambas en aumento—son factores de riesgo clave para el glaucoma neovascular, una variante más agresiva de la enfermedad.

Entre los factores de riesgo más importantes están la edad superior a 40 años, los antecedentes familiares de glaucoma, la hipertensión ocular, la diabetes y enfermedades cardiovasculares, así como la miopía o hipermetropía alta y el grosor de la córnea. También hay una predisposición racial, afectando más a personas de origen negro, asiático y latino. Berger enfatiza que la detección temprana es clave: “La gran respuesta es el control preventivo. Hasta ahora no hay otra forma más eficiente que esa”.

¿Es lo mismo para hombres y mujeres?

El glaucoma afecta a hombres y mujeres, pero no de la misma manera. Las mujeres tienen mayor riesgo de desarrollar glaucoma de ángulo cerrado, debido a diferencias anatómicas en la estructura ocular y a su mayor esperanza de vida.

En cambio, los hombres suelen ser diagnosticados con glaucoma de ángulo abierto o pigmentario con mayor frecuencia. Además, investigaciones han demostrado que las personas con ascendencia africana, latina o asiática tienen una predisposición genética mayor a desarrollar la enfermedad. “El glaucoma puede afectar a cualquiera, pero hay factores de riesgo que lo hacen más probable en ciertos grupos”, explica el doctor Osvaldo Berger.

Más allá del género, existen otras condiciones que aumentan el riesgo de desarrollar glaucoma. La miopía alta, las cataratas avanzadas y enfermedades como la diabetes pueden estar asociadas a esta patología. El uso prolongado de corticoides y ciertas cirugías oculares, como los trasplantes de córnea y procedimientos en la retina, también pueden favorecer su aparición.

En muchos casos, el glaucoma es hereditario, y tener un familiar de primer grado con la enfermedad aumenta el riesgo entre 4 y 9 veces. Además, aunque poco frecuentes, existen casos de glaucoma congénito, donde los niños nacen con la enfermedad. Como no presenta síntomas en sus primeras etapas, el diagnóstico temprano es la única manera de prevenir la pérdida irreversible de la visión. “Muchas personas solo descubren que tienen glaucoma cuando el daño ya es avanzado”, advierte Berger, por lo que recomienda controles oftalmológicos regulares, especialmente después de los 40 años o si hay antecedentes familiares.

¿Qué tratamientos existen?

El tratamiento del glaucoma tiene un único objetivo: reducir la presión intraocular para evitar daños en el nervio óptico y frenar la pérdida de visión. Dependiendo de la gravedad de la enfermedad, existen diferentes opciones terapéuticas que van desde medicamentos hasta cirugía.

“Cada paciente necesita un enfoque personalizado, y la elección del tratamiento depende del tipo y el avance del glaucoma”, explica el Dr. Berger. En la mayoría de los casos, el tratamiento comienza con gotas oftálmicas o láser, pero en casos más avanzados es necesario recurrir a cirugías más invasivas.

Opciones:

  • Gotas oftálmicas: Primera línea de tratamiento, ayudan a reducir la producción de humor acuoso o mejorar su drenaje. Requieren uso constante y disciplina.
  • Láser (Trabeculoplastia Selectiva - SLT): Procedimiento recomendado como tratamiento inicial para muchos pacientes. Ayuda a mejorar el drenaje del humor acuoso mediante disparos de láser en los conductos de salida del ojo.
  • Cirugías convencionales: Indicadas en casos avanzados o resistentes a tratamientos previos. La trabeculectomía crea una nueva vía de drenaje para reducir la presión intraocular. Otra opción es la implantación de válvulas de drenaje, que regulan la presión de forma permanente.
  • Cirugías mínimamente invasivas (MIGS): Alternativa más segura para casos moderados. Son menos agresivas que las cirugías tradicionales, pero su disponibilidad es limitada.
  • Terapias con células madre: Aún en fase experimental, buscan regenerar el nervio óptico dañado. Aunque prometedoras, todavía no están disponibles en la práctica clínica.

En Chile, el acceso al tratamiento sigue siendo un desafío. “El glaucoma no está cubierto por el GES (Garantías Explícitas en Salud), lo que dificulta el acceso a medicamentos y cirugías en el sistema público”, advierte Berger. A esto se suman los altos costos de los tratamientos y las largas listas de espera para consultas y procedimientos quirúrgicos.

Además, muchos pacientes desconocen su diagnóstico, ya que en varios centros solo se prescriben lentes sin un examen oftalmológico completo.

¿Hay maneras de prevenir esta enfermedad que no tiene síntomas?

El glaucoma es una enfermedad silenciosa, lo que significa que muchas personas la desarrollan sin darse cuenta hasta que el daño es irreversible. “Es conocido como el ‘ladrón silencioso de la visión’ porque en sus primeras etapas no presenta síntomas evidentes”, explica Berger. Por esta razón, los controles oftalmológicos regulares son la única forma efectiva de prevenirlo.

Se recomienda que las personas mayores de 40 años o con factores de riesgo—como antecedentes familiares, miopía elevada o diabetes—se realicen exámenes anuales para medir la presión intraocular y evaluar el estado del nervio óptico. La detección temprana permite iniciar tratamientos que pueden retrasar o detener la progresión de la enfermedad, evitando la ceguera irreversible.

Recomendaciones para prevenir:

  • Realizar controles oftalmológicos anuales, especialmente después de los 40 años o si hay antecedentes familiares.
  • Medir la presión intraocular regularmente para detectar posibles alteraciones a tiempo.
  • Evitar el uso prolongado de corticoides sin supervisión médica, ya que pueden aumentar la presión ocular.
  • Llevar una vida saludable, manteniendo el control de enfermedades como la diabetes e hipertensión, que aumentan el riesgo de glaucoma.
  • Prestar atención a cambios en la visión, como dificultad para ver los lados del campo visual o pérdida de visión periférica.
  • Mantenerse informado sobre avances médicos y consultar con un especialista ante cualquier duda.

Aunque el daño causado por el glaucoma aún no es reversible, la ciencia sigue explorando nuevas soluciones. “Las terapias con células madre y la estimulación del nervio óptico son líneas de investigación prometedoras, pero aún falta desarrollo para convertirlas en tratamientos efectivos”, señala Berger.

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