Le decían Diegui. Amaba los vestidos, el maquillaje, las chicas de la teleserie Rebelde, las cantantes y actrices de moda. Quería ser como ellas. Pero Diegui, hoy Ámbar, de 20 años, no podía ser lo que realmente quería ser.
Ya a los cinco años, en kinder, se enamoraba de los niños, los quería llenar de besos. Ya en sexto, séptimo básico, comenzó a pensar, a asumir, que probablemente era gay.
Las burlas de sus compañeros, el rechazo de parte de su familia a sus modos femeninos, fueron progresivamente abriendo una herida que se transformó en rebeldía: la expulsaron del colegio y en plena adolescencia pasaba buen tiempo en fiestas, bebiendo, fumando. Desaparecía los fines de semana.
Pero antes de aceptarlo, de que Ámbar dijera a viva voz que era mujer e iniciara su transición, hizo un último intento. Trató de ser hombre, bien hombre.
"Me cargó y desistí. Fui a ver a una sicóloga en la OTD y ella me dio un certificado. Entonces se lo mostré a mi mamá, para mostrarle que esto no era como una moda, como ser Pokémon".
Su mamá y su hermana la aceptaron, y finalmente comenzó su tránsito de género.
Puedes leer la historia de Ámbar completa en el especial digital Transición: http://especiales.latercera.com/transicion/mi-transicion/ambar