En 2020, el plena pandemia, una asociación entre los laboratorios Pfizer y BioNTech utilizó material genético llamado ARN mensajero para transformar eficazmente las propias células del cuerpo para fabricar vacunas. El enfoque nunca se había utilizado fuera de los experimentos clínicos, y lo bien que funcionó contra el coronavirus sorprendió incluso a algunos de sus patrocinadores más entusiastas.
Fue una de las primera vacunas en salir al mercado y una de las primeras en llegar a Chile en medio de la crisis sanitaria. Ana María Karachón Carrillo, hoy directora de Políticas y Asuntos Públicos en Pfizer para el Cluster Andino, fue una de las responsables de su arribo al país. “Todos vivimos la pandemia, y todos tenemos una experiencia particular, y nadie puede decir que la pandemia no nos cambió”, recuerda hoy.
Ana María Karachón, la mujer que gestionó la llegada de las primeras vacunas contra el Covid-19 al país
Su compromiso con la mejora del ecosistema de salud y su labor como catalizadora de cambios significativos en el ámbito público y privado, permitieron que Ana María Karachón ganara el Premio Innovadoras en Salud 2024, en la categoría Ejecutivas, que es organizado por la Cámara de la Innovación Farmacéutica junto a Mujeres Empresarias, que tiene como objetivo visibilizar el liderazgo y la contribución de las mujeres en el sector de la salud.
Química farmacéutica de profesión y , se ha consolidado como una de las figuras más destacadas en la industria de la salud en Chile y Latinoamérica.
Con una carrera que abarca más de dos décadas, y una formación académica con varios diplomados en marketing farmacéutico, tecnologías sanitarias y políticas públicas de salud, le ha permitido construir una visión integral del sistema de salud, y ha desempeñado un papel clave en áreas como investigación, desarrollo de productos, asuntos regulatorios y colaboración multisectorial.
En conversación con Qué Pasa, reconocida por su capacidad de liderazgo e innovación, Ana María, cuenta sobre importantes iniciativas que ha impulsado para mejorar el acceso a la salud en Chile. Entre sus logros se encuentra su participación activa en el equipo que gestionó la llegada de las primeras vacunas contra el Covid-19 al país.
-¿Cómo describiría su evolución profesional desde sus inicios hasta convertirte en Directora de Políticas y Asuntos Públicos en Pfizer? ¿Qué le motivó a enfocarse en el área ejecutiva de la salud y la ciencia?
Yo soy químico farmacéutico, así que, de una u otra forma, siempre he estado ligada a la industria de la salud. Al inicio de mi carrera, la verdad es que tuve que partir en áreas mucho más relacionadas con el trabajo de investigación propio de una carrera científica. Durante varios años de mi carrera, estuve enfocada en lo que es el control de calidad, el análisis de producto y las buenas prácticas de prospectos, lo que me permitió tener una visión de qué es lo que estaba ocurriendo en el sector salud, más allá de lo que nosotros podíamos aportar desde los datos y la analítica de un laboratorio.
Esa inquietud de conocer más me llevó a crecer en otros roles, incluyendo asuntos regulatorios. Aunque pueda sonar un poco árido, esa área se enfoca en cómo obtenemos todos los permisos de comercialización de nuestros productos, y para eso es necesario presentar evidencias científicas. Es un proceso superregulado, pero a la vez permite aportar información valiosa para la toma de decisiones. Durante ese camino, fue un proceso de aprendizaje y de recoger perspectivas sobre cómo tener los productos aprobados y, en mi caso específico en Chile, asegurar que esos productos estuvieran disponibles en el país.
El reto que observé fue que, aunque existía una tremenda innovación y oportunidad, pocas personas podían acceder al beneficio que estos productos representaban. Eso me motivó a trabajar para cambiar esta situación. Así fue como descubrí el área de asuntos corporativos, que incluye el relacionamiento con las autoridades y el gobierno, obviamente no de forma aislada, sino en conjunto con otras áreas de la compañía. Liderar la conversación hacia el sector externo y promover cambios se convirtió en una parte fundamental de mi labor.
-¿Cómo fue su experiencia al formar parte del equipo que gestionó la llegada de las primeras vacunas de Covid-19 a Chile?
Para mí, todos vivimos la pandemia, y todos tenemos una experiencia particular, y yo creo que nadie puede decir que la pandemia no nos cambió. En lo profesional, la pandemia significó un montón de aprendizajes. No solo porque trabajaba en esa época con el área de comunicaciones internas, lo cual era un desafío, sino también porque se trataba de mantener informada a toda la organización sobre los avances y medidas en un momento de incertidumbre.
El hecho de participar en la gestión de la llegada de las primeras vacunas fue un proceso intenso y gratificante. Ver la colaboración entre el gobierno, el sector privado y diferentes actores de la salud fue algo que reforzó mi creencia en la importancia del trabajo en equipo. Aprendí que la flexibilidad y la capacidad de adaptarse rápidamente son esenciales en situaciones de crisis, y también experimenté cómo la comunicación clara y oportuna puede hacer la diferencia en la implementación de soluciones efectivas.
-Ha impulsado diversas iniciativas para mejorar el acceso a la salud, como la telemedicina y el manejo de enfermedades poco frecuentes. ¿Qué impacto ha visto en la población con estas iniciativas?
Nosotros cuando hablamos de impulsar, al final se trata de políticas públicas y cómo aportamos. No sería una intención de decir: “Oye, gracias a lo que yo hice, se ha avanzado en telemedicina o en el manejo de enfermedades poco frecuentes”. En mi caso, he podido ser parte de grupos de trabajo donde, desde nuestro rol en la industria, apostamos a la discusión, brindando evidencia, datos, y recomendaciones de expertos en enfermedades raras, junto con la colaboración de la academia, asociaciones de estudio y organizaciones del mundo civil.
Nos ponemos de acuerdo en cómo impulsar un plan de trabajo en este tema. Claramente, los trabajos en política pública son de largo plazo. Creo que, aunque los avances sean pequeños, es importante reconocerlos. Dentro de las cosas que veo, estoy muy involucrada en temas de enfermedades poco frecuentes y otras áreas terapéuticas. Me llena de orgullo y estímulo saber que he sido parte de un esfuerzo que reactivó en el Congreso la discusión de la ley de enfermedades poco frecuentes. Aunque haya muchas necesidades, espero que las personas afectadas hagan oír su voz. La verdad es que la velocidad de avance y la posibilidad de cambio son limitadas.
Creo que lo más importante es sumar esfuerzos y voluntades desde los distintos sectores: la industria, la academia, los legisladores y otros. Eso es lo que me motiva a seguir colaborando activamente en los cambios que se están produciendo. Aunque no seremos los únicos detrás de estas iniciativas, esa tampoco es la intención. Lo importante es ser colaboradores activos. Hemos avanzado mucho, incluso en escenarios complicados y adversos, pero falta mucho por hacer. A veces uno ve el vaso medio vacío, pero no hay que olvidar que se ha avanzado mucho y que seguiremos avanzando. Ojalá las dificultades que las personas han enfrentado para acceder a la salud se minimicen para las futuras generaciones.
-Recientemente ganó el Premio Innovadoras en Salud 2024 en la categoría Ejecutiva. ¿Qué significa para usted este reconocimiento y cómo refleja su enfoque de liderazgo y colaboración?
Lo primero es que fue un reconocimiento que me llenó de orgullo, porque no es un premio al que nosotras, como ganadoras, hayamos postulado, sino que proviene de la nominación de otras personas. Eso es lo primero que me llena de orgullo y satisfacción.
Este reconocimiento refleja el esfuerzo, el compromiso y la colaboración que han sido fundamentales en mi enfoque de liderazgo. Para mí, liderar no solo significa dirigir, sino también construir alianzas y trabajar de manera conjunta con distintos sectores: tanto con el equipo interno de la empresa como con organizaciones externas, autoridades y otras entidades relevantes. Es un reconocimiento que destaca la importancia del trabajo colaborativo, en el que no solo se trata de lograr objetivos personales o empresariales, sino de generar un impacto positivo en la salud y el bienestar de la comunidad.
Me enorgullece saber que lo que hacemos contribuye a mejorar el acceso y la calidad de la atención de salud. Este premio es un reflejo de que el liderazgo no es solo una cuestión de tomar decisiones, sino de fomentar un entorno donde la innovación, la inclusión y la colaboración sean ejes centrales. Cada proyecto, iniciativa o paso que damos es el resultado del trabajo de muchas personas, y recibir este premio me motiva a seguir trabajando con más dedicación y pasión.
-¿Qué mensaje daría a las actuales generaciones para encontrar este camino de poder hacer algo desde su posición (ejecutiva) en la salud y la ciencia?
Necesitamos un enfoque interseccional y entender que en el sector empresarial tenemos una misión: aportar valor. Hay que comprender que una aporta valor en la medida en que es capaz de relacionarse, interactuar y entender las necesidades del entorno. No se trata solo de decir: “Tengo este producto y lo ofrezco”. La capacidad de relacionarse con el entorno hace que la generación de valor sea mucho más efectiva.
Mi mensaje para todas las mujeres que trabajan en el sector empresarial es que se atrevan a participar en la colaboración público-privada y en la colaboración entre privados. Debemos tener una perspectiva clara de las cosas que queremos cambiar, aportando ideas, conocimiento y, a veces, incluso recursos para hacer posibles ciertos proyectos. Lo primero es tener el convencimiento de que no lograremos grandes cambios si no somos capaces de conectarnos activamente con el medio que nos rodea.