En algunas comunas del país se han levantado ciertas restricciones como la cuarentena, pese a que los cuidados por la pandemia por Covid-19 continúan. Salir de casa es un anhelo. Pero luego de meses de confinamiento salir podría no solo causar ansiedad, sino un cuadro más complejo: agorafobia.
¿Qué es la agorafobia? Es un tipo de trastorno de ansiedad que causa un miedo extremo a lugares específicos, en especial aquellos con muchas personas, públicos o abiertos.
Para muchos han sido meses encerrados en casa. Todo para evitar la propagación de Covid-19. En un escenario de desconfinamiento, la pregunta que surge es si ese tipo de manifestaciones de trastornos de ansiedad podrían empeorar. Salir no implica que el virus haya desaparecido y la incertidumbre ante posibles contagios seguirá presente.
Para quienes ya han desarrollado agorafobia, las condiciones actuales son una tormenta perfecta para que el trastorno vuelva.
El término que proviene del griego: fobia a espacios abiertos. Es una forma de manifestación de la angustia, indica César Carvajal, psiquiatra de Clínica Universidad de los Andes: “La persona puede experimentar gran temor por pensar que no puede escapar de determinado lugar o bien el hecho de que teme quedarse solo o de perder el control de sí mismo”.
Ansiedad ante el desconfinamiento
El cuadro se da junto con crisis de pánico. En una crisis de pánico aparece como forma central la sensación de una muerte inminente y se acompaña de síntomas físicos como taquicardia, sudoración, dificultades para respirar, aumento de presión arterial, molestias digestivas, dice Carvajal.
Se caracteriza además, por un conjunto de temores que se asocian entre sí, complementa Guila Sosman, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales. La agorafobia es un temor a salir del hogar, a entrar en tiendas o centros comerciales, a las multitudes y al transporte público, entre otros. “Cuando una persona tiene agorafobia, presenta conductas de evitación y mucha ansiedad, especialmente ante la posibilidad que tengan un ataque de pánico o se desmayen en público y que no puedan recibir ayuda”, explica.
En el contexto de desconfinamiento pueden aparecer distintos trastornos de ansiedad, siendo la agrafobia una de éstos. ¿Cuántas personas podrían desarrollarla? Eso se verá en el trascurso del proceso, dice Sosman, “pero sí sabemos por las realidades de otros países, que es común que se manifiesten ansiedades y temores a salir de la casa y a enfrentar de nuevo la realidad”.
El desconfinamiento puede implicar la aparición de agorafobia por varios motivos. Desde el temor a enfrentarse al mundo exterior, con el riesgo de contagiarse de Covid-19 y por ende la aparición de temor a enfermarse, a la muerte, a contagiar o ser contagiado, añade Sosman.
También puede ocurrir que exista temor a relacionarse con otros de manera presencial. Considerando los meses en que las relaciones han sido de forma virtual, Sosman indica que debemos aprender a vincularnos nuevamente, “si tomamos en cuenta que ahora las relaciones se desarrollarán de manera distinta, porque debemos conservar el distanciamiento social”.
Anticiparse a la ‘normalidad'
Para tratar estos temores es importante conversar respecto del desconfinamiento con las personas cercanas o en la familia, por ejemplo, hablar acerca de las etapas, las precauciones, lo que han hecho otros países, etc.
También es recomendable, destaca Sosman, en caso de que la persona comience a presentar síntomas ansiosos, “que piense en anticipar lo que ocurrirá cuando vuelva a la ‘normalidad', es decir, que imagine distintas situaciones que lo estresen y cómo las va a resolver”.
También se debe considerar que la agorafobia no se presenta sólo por el hecho de salir a la calle o a espacios abiertos. Entonces el desconfinamiento en forma exclusiva no sería una causa que vaya a facilitar la agorafobia, aclara Carvajal.
Es natural que después de un encierro de tres a cuatro meses, la primera salida sin duda que se va a vivir como algo especial, pero lo esperable es que la persona lo disfrute. En cambio, Carvajal dice “en quienes pueda existir desde antes algún trastorno de ansiedad, sí podrían aparecer algunos síntomas angustiosos o incluso experimentar alguna crisis”.
No a todos y todas nos va a afectar en alguna medida volver a nuestra rutina. Como Sosman explica puede ser de distinta manera y magnitud, “pero será algo generalizado”.
Puede ocurrir tanto en niños, como en adolescentes y adultos. Pero en los niños más pequeños es más difícil de detectar, “considerando que no siempre pueden verbalizar lo que les ocurre”, señala Sosman. Los adultos que están al cuidado de menores de edad, estén atentos a expresiones como temores y ansiedades.
Si se presenta por primera vez la agorafobia, sería importante que la persona consulte al psiquiatra para poder realizar una completa evaluación e indicar el tratamiento adecuado, “el que puede incluir algunos medicamentos y psicoterapia, dependiendo de cada caso”, dice Carvajal.