Era probable que en algún momento, las vacunas contra Covid-19 no pudieran entregarse en el tiempo comprometido y la segunda dosis se tuviera que retrasar. O que como ocurrió en el Reino Unido, donde las propias autoridades sanitarias decidieron aplazar la segunda dosis para privilegiar que más individuos estuvieran medianamente protegidos frente al virus Sars-CoV-2 con una sola inoculación.
En Chile, el aplazamiento entre la primera y la segunda dosis se ha presentado porque las personas no han asistido en el tiempo que les correspondía, o bien, no han encontrado la segunda dosis de Pfizer en los vacunatorios a los que han concurrido.
En Australia, los habitantes de Victoria deberán esperar seis semanas para recibir su segunda dosis de la vacuna Pfizer debido a la escasez. Y probablemente, escaseen un poco más ahora que el gobierno federal recomendó que la vacuna Pfizer sea la vacuna preferida para personas menores de 60 años. .
¿Hasta cuándo se pueden aplazar las segundas dosis de vacunas? Todo indica que el sistema inmune sigue respondiendo más allá del tiempo indicado en el plan de vacunación, algo que ocurriría con la mayoría de las vacunas. ¿El punto negativo? la posibilidad de contraer Covid mientras más tiempo se espere por esa segunda dosis.
En Australia, el Grupo Asesor Técnico Australiano sobre Inmunización (ATAGI) recomienda un mínimo de tres semanas entre la primera y la segunda dosis de Pfizer, pero señala que esta diferencia se puede ampliar hasta seis semanas.
Es peor adelantar que atrasar
César Bustos, infectólogo de Clínica Universidad de los Andes, señala que uno de los primeros países que retrasó la segunda dosis fue Reino Unido. “Ellos decidieron privilegiar el aumento del número de vacunados con primera dosis, apostando a que aunque no dierra un 100% de eficacia, con la primera dosis había protección y era mejor algo de protección que nada. Ellos lo hicieron con Astrazeneca”, indica. En este caso, el retraso fue de incluso hasta 120 días.
Pasó también en España, recuerda Bustos. Pusieron primera dosis de Astrazeneca y comenzaron a aparecer algunos casos de trombosis. La gente dejó de ponérsela. Se les dio después la posibilidad de vacunarse con una segunda dosis de esa misma vacuna o Pfizer. El retraso también fue de dos meses.
¿El resultado? “No hay demostración que en ninguna de las dos fórmulas, haya disminuido el nivel de inmunidad en estas personas”, dice Bustos.
Ignacio Silva, Infectólogo y académico de la Dirección de Postgrados de la Facultad de Medicina de la U. de Santiago, explica que por lo que se ha visto hasta ahora, “es peor adelantar la dosis que atrasarla”.
Lo ideal, agrega, es que respetar los tiempos indicados en los estudios clínicos para tener los resultados que se vieron en estos. “Lo que hace la segunda dosis es potenciar la respuesta inmune que hizo la primera. En la primera el cuerpo reconoce al virus y se generan algunos anticuerpos, pero ya la segunda dosis refuerza y agrega más anticuerpos al sistema. Si se demora en vacunarse con la segunda no es tanto problema porque es un despertar del sistema inmune”, dice el infectólogo de la U. de Santiago.
Independientemente de los problemas de los inconvenientes que podrían existir para tener la segunda dosis a tiempo, “es mejor tenerla a que no”, dice Silve. “La inmunidad se completa con la segunda dosis. No se pierde la inmunidad, se mejora con la segunda dosis”, agrega.
Tipos de memoria
Los estudios señalan que la memoria inmunológica se establece unas tres semanas después de la primera exposición a una nueva vacuna, como tiempo mínimo. La inmunidad adaptativa se activa al menos dos semanas después. Es entonces cuando las células inmunitarias llamadas células T y B comienzan a trabajar unidas en la producción de anticuerpos contra la proteína spike del Sars-CoV-2, principal blanco de las vacunas. Parte de estos anticuerpos se convertirá en las llamadas células inmunitarias de memoria y estarán listas para reconocer al virus si vuelven a estar en contacto con él. Si esa exposición es a través de una segunda inmunización, esto estimulará la respuesta inmune a la vacuna y aumentará la memoria inmune, lo que a su vez mejora la protección contra el virus.
Ocurrió con la vacuna Coronavac de Sinovac. Los primeros estudios clínicos realizados por esta farmacéutica, se hicieron con un intervalo de dos semanas entre la primera y segunda dosis. Pero luego se vio que había mejor nivel de anticuerpos cuando la segunda dosis se inoculaba a las cuatro semanas de la primera.
Gema Pérez, broncopulmonar infantil Clínica Vespucio. Participó en estudio de efectos de la vacuna Sinovac en Chile y consultada sobre lo que ocurre cuando no se cumple con los tiempos recomendados entre primera y segunda dosis, la especialista dice que depende de por cuánto tiempo se extienda el plazo. “Por ejemplo, los distintos estudios que se han hecho con una primera dosis día cero, las segundas dosis día 14 y día 28, y de esas, se ha visto que la mayor respuesta fue al mes de la primera dosis, y por eso se aplicó ese plan de vacunación en Chile”.
Depende también de la rapidez de nuestro sistema inmune, cuánto nos demoramos en llegar a los niveles más altos de anticuerpos neutralizantes. Entonces, si se pasa un mes y medio o dos meses, no debería ser tanta la diferencia. “Sí debemos tener siempre una segunda dosis”, añade.
En general, el tiempo mínimo entre las dos dosis, dice Pérez, son cuatro semanas. “Mientras más tiempo le demos al sistema inmune para reaccionar, es mejor. Se ve que entre seis a ocho semanas puede haber respuesta inmune entre una dosis y otra.
¿Varía la inmunidad si se cambian los plazos entre las dosis? “La verdad es que no lo sabemos ya que la pandemia sigue en desarrollo y es difícil comparar. Si uno lo compara con otros virus, podría estar muy similar, y como la respuesta inmune depende de cada individuo, hay personas que les va a hacer mejor tener más plazo entre una dosis y otra, y otras donde van a disminuir un poco los anticuerpos, va a ser una repuesta individual, pero si no nos pasamos de los dos meses, no va a haber mucha disminución de la respuesta”, explica Pérez.
“Debemos recordar que el nivel de protección no es la única consideración. El tiempo que se tarda en llegar también es importante. Retrasar la segunda dosis aumenta el tiempo que le toma alcanzar un alto nivel de inmunidad y, por lo tanto, aumenta su susceptibilidad a las infecciones y el riesgo de Covid”, señala Nathan Bartlett, profesor asociado, Facultad de Ciencias Biomédicas y Farmacia, Universidad de Newcastle en un artículo de The Conversation.
Según este investigador, en el caso de la vacuna Pfizer, una dosis otorga cierta protección frente a una infección grave de Covid, pero no es suficiente, por lo que el riesgo de infección y la posibilidad de transmitir la enfermedad sigue presente. “Los datos preliminares sugieren que una dosis de Pfizer proporciona solo un 33% de protección contra la variante Delta, mientras que dos dosis confieren un 88% de protección”, agrega Barlett.
“Esta es una invitación para los rezagados. No importa que estén atrasados, la inmunidad no se pierde y tampoco le negarán la vacuna en ningún vacunatorio, aunque vaya atrasado”, insiste el infectólogo de la Clínica U. de los Andes.