Todos recordamos el primer día de colegio como el inicio de una etapa llena de aprendizajes y amistades, que en algunos casos perduran en el tiempo, ya que a partir de ese momento comenzamos a construir nuestra visión de mundo, formar carácter y sociabilizar. Sin embargo, para algunos niños esta experiencia puede generar un estrés psicosocial significativo, el cual dependerá de circunstancias y la personalidad de cada uno de estos.
Esta experiencia puede no ser tan ajena para los menores dependiendo de si han tenido experiencias anteriores en que han quedado sistemáticamente bajo el cuidado de personas extrafamiliares. En caso de que el niño no haya tenido la suficiente exposición a quedar bajo el cuidado de otros adultos ajenos a sus padres puede ser más lento el proceso de socialización escolar.
Sin embargo, todos los niños logran adaptarse, debido a que los humanos somos seres interpersonales en que la sobrevivencia de nuestra especie está basada en vivir en relación con otras personas", por lo que a pesar del malestar de los primeros días, el comportamiento del niño debería estabilizarse con el pasar del tiempo.
Una buena forma que facilita la adaptación del niño a su inicio de la vida escolar, es que los padres estén felices y tranquilos con el proceso, y que también estén abiertos a esta experiencia, confiando en que es algo normal.
Si el menor se angustia es parte de la vida y como padres deben saber que no lo van a dañar, sino que le van a enseñar a tolerar o a buscar una solución como familia.
Es favorecedor que los padres le muestren al niño que todos en la casa tienen actividades que hacer, como trabajar, realizar labores domésticas y estudiar, y que él o ella también la tendrá, al igual que todos los niños de su edad.
En el primer día de clases los papás entran a la sala a dejar a los niños para demostrarles que ellos están tácitamente validando a los educadores como personas confiables. Ese proceso es implícito y ocurre en la lectura que hace el niño de los signos no verbales de sus padres. Cuando para los padres es muy amenazante dejar a sus hijos en el colegio, puede traer dificultades en la adaptación de sus hijos, por lo mismo es muy importante confiar en los educadores.
Hay un porcentaje de niños que presentan dificultad para entrar a la sala de clases en los días sucesivos al primer día de clases, especialmente en el momento que deben separarse de sus padres, que es esperable que incluso se extienda hasta finalizar la segunda semana de clases. Sin embargo, hay algunas señales que nos pueden indicar que el niño no está viviendo el proceso de forma positiva:
• Cuando la dificultad para entrar a clases y separarse de los padres persiste más allá de tres semanas, es recomendable hablar con la educadora y pedirle su opinión, ya que la mayoría de los niños, una vez que los padres abandonan la sala de clases, prontamente logran calmarse y continuar sin dificultades la jornada.
• Cuando esa situación no ocurre y el niño sigue tenso y aislado durante la jornada, es recomendable pedir ayuda para explorar que podría estar ocurriendo.
• En caso de que la educadora perciba más dificultades de las que el colegio está en condiciones de manejar, derivará a psicólogo infantil.
* Psicólogo infantil de IntegraMédica, parte de Bupa.