Tendrán una superficie aproximada de 278 hectáreas y formarán parte del Plan Nacional de Protección de Humedales. Los tres nuevos santuarios de la naturaleza de Chiloé -que hoy fueron aprobados para su creación por parte del Consejo de Ministros para la Sustentabilidad- permitirán conformar la red de turberas de la isla y ayudar a preservar este tipo de ecosistema, considerados como “súper humedales” por su capacidad de servir como reserva de agua y como sumidero de carbono y metano al mismo tiempo.

Se trata de los santuarios Turberas de Aucar -en la comuna de Quemchi- con 27,5 hectáreas; Turberas de Púlpito -en la comuna de Chonchi- con 243 hectáreas; y Turberas Punta de Lapas -en la comuna de Quellón- con 7,5 hectáreas.

Todos estos ecosistemas son de gran importancia debido a los procesos hidrológicos y ecológicos que mantienen. Ejemplo de ello es la recarga de acuíferos subterráneos que funcionan como los únicos reservorios de agua de Chiloé.

Entre los objetos de conservación presentes en estas áreas, destacan la red hidrológica superficial y subterránea asociada a las turberas, las comunidades de musgos, líquenes y hepáticas, especies de flora como coihue y mañío, entre otras, y especies de fauna presente como las aves chucao y rayadito, la ranita de Darwin, el zorro chilote, el pudú y el huillín.

Para la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, “estas áreas ubicadas en tres comunas de Chiloé representan una muestra relevante del ecosistema de turberas situado en el archipiélago, que se traduce en la entrega de importantes beneficios para la comunidades locales como son la provisión y purificación del agua, y a nivel global las turberas constituyen ecosistemas muy eficientes en la captura y almacenamiento de carbono”.

Turberas Púlpito de Chonchi

¿Qué son las turberas?

Las turberas son reconocidas por retener el doble de carbono que toda la masa forestal del planeta, y por ser refugio de diversas especies de flora, fauna y hongos. Son “súper humedales”, claves para combatir el cambio climático regulando el CO2 atmosférico, con soluciones basadas en la naturaleza.

Este tipo de ecosistema son producto de un proceso de miles de años en las que grandes masas de agua acumuladas con musgo, luego de la glaciación, permitieron la acumulación de materia orgánica que se convirtieron en extensas turberas. Su principal componente es el musgo Sphagnum magellanicum, llamado comúnmente como pompón, que permite la absorción de agua.

Pese a esto, a causa del retiro sostenido de este material para actividades humanas, las turberas se han visto amenazadas, repercutiendo en la salud del medio ambiente.

Los principales servicios ecosistémicos que entregan son de aprovisionamiento de agua dulce, almacenada para uso doméstico, industrial y agrícola; de fibra y combustible a través de la turba; de bioquímicos, con la extracción de medicinas y otros materiales desde plantas y musgos presentes; y de materiales genéticos para la resistencia de patógenos en plantas. De regulación del clima, siendo grandes aportantes a la regulación del cambio climático global; y de regulación hidrológica, mitigando desastres naturales, depurando las aguas y controlando su contaminación.

Además aportan al ámbito cultural con fines educacionales, de investigación, recreación y turismo, junto con ser un soporte de hábitat para la biodiversidad y de control contra la erosión del suelo.