Pese a la sideral distancia de la Tierra -110 millones de kilómetros- la sonda Osiris-Rex, hoy orbitando el asteroide Bennu, captó una impresionante imagen del sistema Tierra-Luna
"A pesar de la distancia entre la nave y el planeta, la Tierra y la Luna son visibles en la parte inferior izquierda debido al largo tiempo de exposición utilizado para esta imagen (cinco segundos)", explica el sitio web de la misión.
Cuando fue tomada, la distancia de la nave espacial a Bennu era de solo 43 kilómetros, por lo que el asteroide aparece muy sobreexpuesto en la parte superior derecha.
La cabeza de la constelación Hydra también es visible en la parte inferior derecha de la imagen.
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A la izquierda de la imagen se aprecia la Tierra y la Luna. A la derecha, en la parte superior, el asteroide Bennu. Foto: Nasa[/caption]
La sonda Osiris-Rex ha logrado algunas impactantes imágenes del asteroide Bennu.
El pasado 3 de diciembre la Nasa anunció que la Osiris-Rex había completado la primera fase de su misión, que consistía en alcanzar la órbita del asteroide y, a partir de ahora, acompañará a Bennu como si fuera su satélite, para estudiar cómo se desplazan los planetoides sin una onda gravitatoria definida.
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Al fondo el asteroide Bennu. Foto: Nasa[/caption]
A lo largo de los próximos doce meses, además, trabajará en localizar un lugar idóneo para el aterrizaje en el asteroide, con el fin de comenzar a recoger muestras que puedan ser analizadas cuando la aeronave vuelva a casa, lo que se espera ocurra en 2023.
La imagen hizo recordar la fotografía, "Amanecer de la Tierra". Tomada por los astronautas del Apollo 8, la primera misión en llegar a la Luna (aun cuando no alunizaron).
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"Amanecer de la Tierra", foto tomada por el Apollo 8 en 1968. Foto: Nasa[/caption]
Tras llegar al satélite, luego de tres días de viaje y mientras observaban perplejos desde su estrecha ventanilla la irregular superficie lunar, los astronautas Borman, Anders y Lovell hicieron un inesperado descubrimiento: elevándose por encima del horizonte emergió la Tierra, observándola como ningún humano lo había hecho.
Anders corrió tras la cámara para captar el celestial momento, capturando una de las más icónicas fotografías del siglo XX.