Nuevas imágenes publicadas por la Nasa, muestran el avión X-59 mientras se encuentra en la línea de vuelo, el espacio entre el hangar y la pista, en una planta de Lockheed Martin en California, el 19 de junio.
El movimiento desde su sitio de construcción a la línea de vuelo es uno de los muchos hitos que preparan al X-59 para sus primeros y posteriores vuelos. A continuación, el equipo realizará importantes pruebas en tierra para garantizar que la aeronave sea segura para volar.
El avión X-59, la pieza central de la misión Quesst de la Nasa, está diseñado para demostrar la capacidad de volar supersónico, o más rápido que Mach 1, mientras reduce el fuerte estampido sónico a un golpe sónico silencioso, informa la Nasa.
Luego, la Nasa volará el X-59 sobre varias zonas pobladas para recopilar datos sobre las respuestas humanas al sonido generado durante el vuelo supersónico. La agencia espacial entregará ese conjunto de datos a los reguladores estadounidenses e internacionales para posiblemente permitir vuelos supersónicos comerciales sobre tierra.
El X-59 está diseñado para que cuando vuele supersónico, la gente en tierra no escuche más que un ruido sordo y silencioso, si es que escuchan algo.
Volará a más de 18.000 metros a una velocidad de alrededor de 1.500 kilómetros por hora, pero que producirá a su paso un sonido tan fuerte como el cierre de una puerta de un automóvil -75 decibelios-, en lugar de la estampida sónica propia de aviones que vuelan por encima de la velocidad del sonido.
La prohibición que impide los aviones comerciales supersónicos
Hace 50 años, el gobierno federal de EE.UU. prohibió todos los vuelos supersónicos civiles sobre tierra.
La regla prohíbe que las aeronaves no militares vuelen más rápido que el sonido para que los estampidos sónicos resultantes no asusten al público que se encuentra debajo ni les preocupen por posibles daños a la propiedad.
Oficialmente puesta en vigencia el 27 de abril de 1973, la introducción de la prohibición estuvo fuertemente influenciada por encuestas de opinión pública en ciudades donde aviones militares supersónicos volaban sobre sus cabezas, y muchas personas dijeron que no les gustaba lo que escuchaban o la forma en que sus ventanas traqueteaban debido a los estampidos sónicos.
Aunque algunas investigaciones sugirieron formas de suavizar el impacto de los estampidos sónicos, la tecnología aeronáutica durante la década de 1960 y principios de la de 1970 no era lo suficientemente sofisticada como para resolver completamente el problema a tiempo para evitar que se promulgara la regla.
“Es una regla que muchas personas desconocen hoy en día, pero está en el centro de lo que se trata nuestra misión Quesst con su silencioso avión supersónico X-59“, dijo Peter Coen, gerente de integración de la misión Quesst de la Nasa.
El X-59 está diseñado para volar más rápido que el sonido, pero con un ruido drásticamente reducido: las personas que se encuentran debajo escucharían “golpes” sónicos en lugar de explosiones, si es que escuchan algo. Para probar la percepción del público de este ruido, parte del plan Quesst incluye volar el X-59 sobre varias comunidades para estudiar cómo reacciona la gente.
La Nasa entregará los resultados a los reguladores estadounidenses e internacionales, quienes considerarán nuevas reglas que levantarían la prohibición que ha estado vigente durante tanto tiempo. El objetivo es un cambio regulatorio que se centre en el sonido que crea un avión, en lugar de un límite de velocidad.
“Definitivamente estamos listos para escribir un nuevo capítulo en la historia de los vuelos supersónicos, haciendo que los viajes aéreos sobre tierra sean dos veces más rápidos, pero de una manera segura, sostenible y mucho más silenciosa que antes”, dijo Coen.