El hombre que ha vivido más eclipses de la historia y su increíble viaje a Chile
Glenn Schneider es astrónomo de la U. de Arizona (EE.UU.) y persigue eclipses de Sol desde 1970. De los 35 eventos que han ocurrido desde entonces ha viajado por el mundo completando 34 observaciones. El de este martes será el número 35, uno más para aumentar su récord.
Dos años tomaron los preparativos para que este martes un Boeing 787-9 despegue desde el aeropuerto Mataveri (Isla de Pascua), rumbo al encuentro con el eclipse solar total en medio del océano Pacífico. Los organizadores debieron negociar con la aerolínea Latam un cambio en el itinerario habitual de su ruta Santiago-Isla de Pascua, obtener permisos de la DGAC y contar con personal que opere el aeropuerto isleño en horarios no habituales. ¿La razón? Deberán desplazarse por dos horas y media hacia el noreste de la isla.
Más de 50 viajeros, provenientes de 10 países, participarán en la travesía. La mayoría de ellos también son "cazadores de eclipses", quienes han viajado desde lugares tan remotos como Alemania, Canadá o Camboya para participar de la experiencia. Cada uno ha debido pagar entre 10 mil y 20 mil dólares (7 a 14 millones de pesos) por cada una de las 40 ventanas de la aeronave que estarán disponibles para avistar el fenómeno.
Uno de los pasajeros será el Dr. Glenn Schneider, astrónomo de la U. de Arizona (EE.UU.), quien se autodenomina como un "cazador de eclipses": desde 1970 ha observado 34 de los 35 eclipses totales de Sol que han ocurrido hasta ahora. Solo se perdió uno que aconteció en 1985 en la Antártica, pues las condiciones meteorológicas y geográficas hacían muy peligroso acceder a esa zona.
Es sábado en la tarde y, aunque en Santiago llueve y el pronóstico del tiempo para el martes en Isla de Pascua es incierto, Schneider es optimista: "Espero que no esté nublado, aunque es un riesgo real".
¿Por qué tomarán un avión para ver el eclipse?
Lo que será diferente de este vuelo es que nos dirigiremos al punto donde el eclipse tendrá su máxima duración en el océano Pacífico. Este eclipse total es especial para ser visto desde un avión, porque su geometría y el movimiento de la sombra de la Luna nos permiten extender la oscuridad total mucho más tiempo.
Es decir, ¿ustedes verán el eclipse total por un tiempo mayor al que podrá ser observado en Chile, que es de dos minutos y medio, aproximadamente?
Viajaremos de oeste a este. La velocidad del avión nos permitirá alcanzar la mitad de la velocidad de la sombra de la Luna, lo que nos permitirá ver la oscuridad absoluta por alrededor de ocho minutos y medio, un tiempo extremadamente largo. Estaremos a 41 mil pies sobre la superficie del océano, lo cual nos dará la garantía casi absoluta de estar por sobre cualquier nube.
Usted determinó la ruta que tomará el avión para encontrarse con el eclipse. ¿Cómo hizo esos cálculos?
El primer eclipse que observé desde un avión fue en 1985, antes de que los GPS hiciera mucho más fácil navegar. En ese momento desarrollé un programa computacional que analizó la trayectoria del eclipse y cómo este se podía ver desde el cielo, de una manera muy rudimentaria. Desde entonces he estado mejorando este software durante varias décadas, lo que ha ayudado mucho.
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FOTO: Rodrigo Galvez[/caption]
¿Cómo funciona este software?
Es una herramienta que computa las circunstancias de un eclipse: cuándo ocurrirá, dónde exactamente, etc. Todo esto da como resultado una herramienta de vuelo para interceptar la sombra de la Luna usando un avión, dadas todas sus limitaciones de velocidad, altura y otras. Todo eso nos permite establecer que debemos interceptar la sombra de la Luna en un determinado segundo, latitud y longitud.
¿Cómo se inició su interés por los eclipses solares y cómo se ha mantenido hasta ahora?
Comenzó instantáneamente en 1970, yo tenía 14 años. Ese año ocurrió un eclipse total de Sol en la costa este de Estados Unidos, a unas 12 horas desde donde yo vivía, así que viajé desde Nueva York a Carolina del Norte y vi el eclipse en marzo de 1970. Fue la cosa más increíble y absolutamente asombrosa que había visto en mi vida, que me transformó en ese mismo instante. Desde ese momento, no puedo perderme ningún eclipse solar total.
¿Cuál es su interés específico en estos fenómenos?
Soy un astrónomo de profesión, pero un cazador de eclipses por opción, por hobby y por adicción. En realidad, yo no estudio el Sol ni temas relacionados con él, trabajo principalmente en el estudio de la formación de sistemas planetarios extrasolares. La mayor parte de mi trabajo lo he realizado en el telescopio espacial Hubble. Mi interés por los eclipses solares proviene del amor que les tengo y lo espectaculares que son.
¿Cual es el eclipse más asombroso que ha visto?
El más reciente, jajajaja. Es casi imposible para mí rankear cuál es el mejor o el más memorable. Algunos han sido más desafiantes que otros, algunos han dejado recuerdos especiales, pero de cada uno de los 34 eclipses podría contarte historias absolutamente asombrosas.
¿Qué siente cuando la Luna se posiciona completamente sobre el Sol?
Es un momento que te conecta con la mecánica celestial, con la forma en la cual ocurre el movimiento de los planetas, cómo el universo funciona y te pone en una perspectiva que habitualmente no ves. Tienes un sentido de la escala y la grandeza del sistema solar que no logras tener cuando miras al cielo en la noche.
La gente cree que los eclipses solares totales son un fenómeno visual, que lo son, pero son mucho más que eso. Es multisensorial. Puede sentir lo que pasa en el ambiente más allá de lo que ves. Sientes que la temperatura cambia, sientes el viento, el cambio de conducta de los animales…
Es como una clase de Física...
El eclipse es un fenómeno como ningún otro de tu experiencia normal, pero es algo que puedes experimentar. Todos tenemos la oportunidad de ver uno. ¿Tú irás a La Serena a verlo?
...
Tú debes, 100%, ir a La Serena y tienes que estar en el paso del eclipse total. En Santiago se podrá ver un eclipse parcial del 93%. No es el mismo fenómeno, no es que te pierdes un 7%, es completamente diferente. Es como estar afuera del teatro mirando el edificio en lugar de estar adentro escuchando a la sinfónica tocar
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