Desde que se inició el plan de vacunación contra Covid-19 en Chile, en diciembre de 2020, se han administrado más de 52 millones 196 mil dosis de la vacuna contra SARS-CoV-2.
De la población objetivo de ese plan, personas de 18 años y más (15.200.840), un 95,13% (14.461.035) ha recibido una única y primera dosis según las últimas cifras del Ministerio de Salud (Minsal) y 93,66% (14.237.467) ha completado su esquema de vacunación con única y segunda dosis.
En la vacunación de niños, niñas y adolescentes entre tres y 17 años (3.771.960), se han administrado 7.857.069 dosis de vacunas. El 91,37 % ha recibido una primera dosis y un 85,07% con segunda dosis. En el grupo escolar, entre seis y 11 años, se registran 3.159.079 vacunas administradas.
¿Cómo continuará el plan de vacunación? ¿Habrá una quinta dosis? Christian Garcia, jefe del Departamento de Epidemiología del Minsal ha indicado que es una posibilidad, proceso que podría tener un marco similar al de la influenza.
En base al comportamiento del virus, la evolución de la pandemia y la información local, el Minsal debatirá si es necesario una quinta dosis de la vacuna contra el Covid-19 “Tenemos que pensar en esto como algo más permanente, como la influenza que nos vacunamos una vez al año. Es algo que hay que evaluar con mucho detalle, se está revisando este tema con datos locales e internacionales”, señaló Garcia en una entrevista radial.
Activación de la memoria inmunológica
La pandemia ha sido extensa, pero aun el Sars-Cov-2 es un virus nuevo, dice Pablo González, investigador del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia y académico PUC. “Lo estamos empezando a conocer en profundidad gracias a nuevos estudios en torno a su biología y a los componentes inmunológicos que controlan la infección y limitan la enfermedad que produce”.
Y si algo hemos aprendido en este último año y medio, desde que hay vacunas, señala González, es que la inmunidad basada en anticuerpos antivirales se reduce rápidamente. Al menos luego de la primera aplicación de cualquier vacuna, o con la infección natural, “con lo que se requieren dosis de refuerzo para reestablecer indicadores inmunológicos asociados a protección”.
Las vacunas van perdiendo efectividad, explica la Dra. María Luz Endeiza, infectóloga pediátrica y jefa del Vacunatorio de Clínica U. de los Andes. Eso responde a cómo funciona el sistema inmune, y a que los virus van mutando y haciéndose más esquivos a la respuesta inmune. Es necesario, dice “esta activación de la memoria inmunológica”.
Los esquemas de refuerzo de vacunas no son nada nuevo ni extraño, destaca Javier Bravo, académico del Instituto de Química de la U. Católica de Valparaíso, presidente de la Sociedad de Farmacología de Chile. “Es más, si pudiéramos poner número a las dosis de refuerzo de las vacunas contra el virus de influenza, algunos llevarían un gran número de dosis de refuerzo”, indica.
Chile es pionero en la región implementando un programa de vacunación de refuerzo efectivo. “Y esto es interesante, ya que hace poco la Administración de Alimentos y Drogas de EE.UU. (FDA, su sigla en inglés) ha aprobado esquemas de segunda dosis de refuerzo (cuarta dosis), mientras que la Agencia Europea de Medicamentos ha indicado que para la Unión Europea, es muy temprano para considerar el uso de una cuarta dosis. Sin embargo, ya hay países europeos (Hungría y Dinamarca) que ya la implementaron”, dice Bravo.
Algo es claro, dice Endeiza: ninguna vacuna es capaz de generar esta protección por más de seis a ocho meses, sobre todo considerando que este virus sigue circulando, creando olas, generando variantes que se alejan del virus original.
El SARS-CoV-2 con sus variantes, se ha hecho cada vez más contagioso. Sigue circulando y busca personas susceptibles: los no vacunados o que lo hicieron hace tiempo, o no han tenido inmunidad o ya la han perdido.
“El virus se replica en esa persona y va pasando a otras y en cada replicación pueden aparecer mutaciones, que lo hace más transmisible o contagioso, más o menos virulento, pero también lo hace cambiar. Entonces, los anticuerpos que la persona generó con una vacuna, o porque se infectó, ya no están dirigidos exactamente al mismo virus y si no lo reconoce como tal, puede ser menos eficientes para frenar un nuevo contagio”, aclara Endeiza.
Esas nuevas variantes pueden escapar a la respuesta inmune inducida por infección previa o vacunación. “Estos antecedentes proponen que debemos seguir estudiando este virus en profundidad para determinar cuál es la duración de la protección inmune, considerando estos factores”, añade González.
¿Después de cuánto tiempo?
Diversos estudios destacan la validez de las diversas dosis de refuerzo. En septiembre de 2021, 10 meses después de que la Pfizer-BioNTech estuvo disponible, investigadores israelíes descubrieron que la protección contra enfermedades graves en personas de 60 años o más se mejoró con una tercera dosis.
En otro trabajo, investigadores encontraron que en una población de estudio con una mediana de edad de 72 años, la protección contra enfermedades graves se mejoró aún más con una cuarta dosis de vacuna de ARNm durante la ola de infecciones causada por Ómicron.
¿Qué pasa en personas más jóvenes? Un año después de que la vacuna Pfizer-BioNTech estuvo disponible, estudios en EE.UU. mostraron que una tercera dosis de la vacuna también mejoró la protección contra la enfermedad grave en personas de hasta 18 años de edad.
Actualmente, se analiza la necesidad de una nueva dosis. También cuánto tiempo después de la última sería necesaria. Y si la requerirán todos o solo los grupos de riesgo.
Sobre cuánto esperar, un nuevo estudio indica que un intervalo más largo entre las vacunas Covid-19 genera hasta nueve veces más anticuerpos. El trabajo presentado en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas, realizado en casi seis mil personas que recibieron Pfizer/BioNTech, determinó que un intervalo de dosificación más prolongado se asoció con niveles de anticuerpos elevados que fueron hasta nueve veces más altos en los participantes sin tratamiento previo, y observaron un efecto más pronunciado en los participantes más jóvenes.
Las decisiones de usar dos dosis de refuerzo (3ra y 4ta dosis), se han tomado mirando toda la evidencia científica. “El Instituto de Salud Pública (ISP), que cuenta con acreditación de Autoridad Reguladora de Referencia Regional Nivel IV (máximo estándar del sistema regulatorio otorgado por la Organización Panamericana de Salud) deberá evaluar en base a todos los antecedentes, clínicos, epidemiológicos, farmacológicos, científicos, etc., la necesidad de esta 3ra dosis de refuerzo o 5ta dosis. Es más, y volviendo a la analogía con la vacuna de la influenza, no sería extraño que en un futuro cercano, tengamos que ponernos una vacuna contra SARS-CoV-2, en conjunto con una para el virus de influenza”, explica Bravo.
¿Habrá una sexta dosis? A futuro, coinciden los especialistas, se debería contar con una dosis única. “No me extrañaría que se logre una vacuna en que sus efectos sean más duraderos en el tiempo. Eso es siempre un desafío en investigación científica y tecnológica. Es más, estas vacunas ya han introducido novedades importantes en lo que es el desarrollo tecnológico de vacunas (por ejemplo: vacunas con ARN mensajero), por lo que hay espacio para el desarrollo de nuevas estrategias que garanticen un efecto duradero”, sostiene Bravo.
Es de esperar, dice González que las vacunas disponibles en el futuro se adapten a las variantes circulantes para una mejor cobertura y protección. “Idealmente, podríamos llegar a un esquema de vacunación anual, similar a como ocurre con la influenza, pero ello dependerá de la evolución del virus y la posibilidad de surgimiento de nuevas variantes, así como que tan duradera será la respuesta inmune inducida por infección previa o vacunación”.
Agotamiento
El objetivo de las vacunas Covid-19 es proteger contra enfermedades graves: mantener a las personas fuera del hospital, la unidad de cuidados intensivos y la muerte. Pero no evitan el contagio.
Sin embargo, la vacuna fue tan esperada que creó expectativas irrealistas: una sola dosis lograría inmunidad total y duradera. Eso lleva a confundir sobre qué significa estar completamente vacunado. Los especialistas advierten que si vamos a pasar de una pandemia a una endemia, en algún momento tendremos que aceptar que la vacunación o la infección natural o una combinación de ambas no ofrecerán protección a largo plazo contra enfermedades leves.
“La pandemia como tal ha causado un agotamiento importante en la población mundial, lo que contribuye al escepticismo para los procesos de vacunación”, reconoce Bravo.
La respuesta de la población chilena hacia las campañas de vacunación, incluyendo la vacunación de refuerzo, ha sido buena. “El escepticismo se combate con información. Si bien las vacunas son eficaces en la erradicación de enfermedades, en el caso de esta pandemia, la vacunación es sólo una herramienta más del arsenal disponible. Las otras son el uso de mascarillas, el distanciamiento, el lavado de manos, y todas las otras indicaciones señaladas por las autoridades sanitarias”, dice Bravo.
Si a esto, se le suman las campañas de comunicación adecuadas, y ajustadas a la realidad de la pandemia, se puede combatir efectivamente el escepticismo que podría surgir ante la necesidad de una 3ra dosis de refuerzo (5ta dosis). “Siempre y cuando la autoridad sanitaria nacional recomiende esta 5ta dosis”, indica.