Recientemente, la revista médica JAMA Internal Medicine publicó una investigación titulada Association between soft drink consumption and mortality in 10 european countries (Asociación entre consumo de bebidas gaseosas y mortalidad en diez países europeos). En ella, más de 400 mil personas fueron seguidas durante 16 años para determinar el efecto que poseen las bebidas gaseosas en la salud.
La investigación determinó que los participantes que bebieron dos o más vasos de bebidas gaseosas por día, tuvieron un mayor riesgo de mortalidad que aquellos que consumieron menos de un vaso por mes. Sin embargo, la polémica se centró en un punto igualmente relevante: el aumento de las muertes asociadas no solamente se daba al consumir bebidas que contienen azúcar, sino que también eran mayores en los grupos de personas que consumían gaseosas endulzadas artificialmente.
Frente a este fenómeno, científicos de todo el mundo alzaron la voz para opinar sobre el estudio, con variados argumentos tanto a favor como en contra. Algunos señalaron que los resultados de este estudio no eran concluyentes, ya que la mayor mortalidad asociada al consumo de bebidas endulzadas artificialmente podría tener relación con que quienes beben este tipo de gaseosas llevarían, por lo general, un estilo de vida poco saludable; mientras que otros aprovecharon el contexto dado por esta publicación para hacer un llamado a no consumir bebidas gaseosas, sin importar si son o no de dieta.
Consumo de bebidas gaseosas: el caso chileno
En Chile la controversia ya está instalada, especialmente si se considera que en 2014 fue el país con el mayor consumo per cápita de bebidas gaseosas en el mundo, superando incluso a Estados Unidos y México, según datos publicados en Lancet Diabetes & Endocrinology.
De hecho, la última Encuesta Nacional de Consumo Alimentario (ENCA) -publicada en 2014- mostró que el 81,2% de la población toma bebidas azucaradas, cifra que aumenta conforme disminuye el nivel socioeconómico.
"Sobre este estudio, llama poderosamente la atención que los riesgos son mayores en los consumidores de bebidas endulzadas artificialmente y no en quienes toman bebidas con azúcar propiamente tal. Sin embargo, los autores no hacen comentarios sobre ello, entonces no parece haber una postura clara al respecto", comenta Pablo Morales, investigador del Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas (ACCDiS) y la Universidad de Chile.
"Eso sí, es importante destacar que efectivamente el consumo de bebidas azucaradas es sumamente alto en Chile y, peor aún, el efecto del componente socioeconómico es muy relevante, ya que estudios señalan que quienes pertenecen a familias con menor nivel educacional, consumen una mayor cantidad de gaseosas", agrega el científico.
Por otra parte, la colaboradora de ACCDiS y del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile (INTA), Mariana Cifuentes, destaca la importancia que el estudio europeo tiene al develar los peligros asociados al consumo de edulcorantes artificiales. "Al querer reducir el uso de azúcar probablemente estamos cayendo en un nuevo riesgo al consumir un exceso de endulzantes artificiales. En estos momentos, se hace más necesario que nunca abogar por el consumo de agua, así como también instalar este hábito desde la infancia".
A su vez, el académico de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la U. de Chile, Luis Puente, considera que los resultados de este estudio son preocupantes, ya que en ambos casos se asocia a mortalidad y los sujetos que se consideran como de alto consumo ingieren al menos dos vasos de refrescos carbonatados al día, lo cual, no se aprecia como un exceso a primera vista.
"Es importante considerar también la respuesta psicológica generada en relación a alimentos que presentan versiones con azúcar y los que emplean edulcorantes, respecto de temas como la saciedad y el consumo de estos alimentos", agrega Puente, quien hace un llamado a disminuir, en la medida de lo posible, el consumo de bebidas carbonatadas. "Es importante recomendar a la población mantenerse hidratada buscando otro tipo de fuentes, como las aguas purificadas", comenta el investigador.
Más allá de la polémica ocasionada a raíz de este estudio, Sergio Lavandero, director de ACCDiS y académico de la Casa de Bello, señala que esta investigación es un serio llamado de alerta a no abusar del consumo de alimentos procesados y preferir aquellos saludables y con la menor cantidad de sellos posible.