¿Qué pasa con el bienestar en tiempos de crisis?
En momentos de crisis es cuando más requerimos sentirnos aceptados como personas más allá de nuestras creencias, y es cuando necesitamos volver a mirarnos a los ojos, reconocer que no estamos solos, y darle real sentido a la compañía de estas personas.
Una manera sencilla de entender el bienestar, Bien-Estar, es el sentirme a gusto conmigo mismo así como con mi entorno, apreciando mi realidad y entablando relaciones de forma armoniosa.
¿Qué pasa con el bienestar en tiempos de crisis? Hasta que nos encontramos en un momento de profundo malestar, no nos damos cuenta de la necesidad de contar con un estado de ''Bien-Estar'', que es similar a cuando aparece una enfermedad, y sólo entonces valoramos la necesidad de la salud, es decir de estar bien, entonces la aparente ''normalidad'' se ve quebrantada.
En el cotidiano no buscamos prepararnos para estos momentos, aunque todo dice que viviremos varias crisis en nuestras vidas, y no es hasta que estamos sumergidos en una, cuando nos damos cuenta que requerimos de ''ayuda'' para recuperarnos.
Pasamos en el trabajo muchos días a la semana y compartimos tiempo valioso de nuestras vidas con personas que son importantes en nuestras relaciones, y que muchas veces no tomamos consciencia de su valor. En momentos de crisis es cuando más requerimos sentirnos aceptados como personas más allá de nuestras creencias, y es cuando necesitamos volver a mirarnos a los ojos, reconocer que no estamos solos, y darle real sentido a la compañía de estas personas.
En este momento las empresas tienen la gran oportunidad de redefinirse y reconocerse como espacios de desarrollo de seres humanos y no solo de colaboradores, generando instancias de contención y entregando herramientas para el Bien-Estar. Tienen el desafío de continuar incorporando a su estructura organizacional el Bienestar como práctica permanente. Y cuando esto ocurre, las personas se sienten reconocidas como seres humanos, aumentando su sentido de pertenecia al equipo y generando un ambiente de armonía.
Si bien no hay una receta única, hay ciertos elementos que pueden marcar la diferencia en momentos como éste, facilitando el SENTIR, PENSAR Y HACER amorosamente, haciéndonos conscientes de nuestra propia experiencia.
Como bien lo ha ilustrado nuestro Humberto Maturana, los seres humanos tenemos (al menos) tres ámbitos desde los que vivimos y nos relacionamos: corporal, emocional y lingüístico/mental.
Con ello las personas generamos nuestra realidad y del mismo modo, tenemos la posibilidad de modificarla por una mejor, usando herramientas desde cualquiera de los tres ámbitos.
Para nombrar algunos sencillos ejemplos:
-En lo Corporal: hacernos cargo de las tensiones que estamos acumulando, por ejemplo haciendo ejercicios corporales de liberación del estrés, realizar relajaciones profundas, practicar actividad física, al mismo tiempo de cuidar hábitos de alimentación y descanso.
-En lo Emocional: generar espacios para validar, sentir y canalizar las emociones que están fluyendo o bloqueándonos, por ejemplo, darnos permiso para llorar, para hablar lo que nos pasa, para sentirnos vulnerables, buscando alguna práctica de meditación o liberación de emociones.
-En lo Lingüístico: hacernos conscientes del tipo de lenguaje que usamos y que genera nuestra realidad; por ejemplo, practicar un uso del lenguaje que permita que nuestras conversaciones sean de encuentro, de comprensión, de generar posibilidades, donde incorporemos más frases y palabras como: ''me doy cuenta lo que te pasa…'', ''por favor, mírame para que conversemos…'', ''gracias por acompañarme…'', cambiar el ''pero'' por el ''y''; ''problema'' por ''oportunidad''; ''jamás'' por ''hasta ahora''… entre otros.
Con todo esto creemos que las personas realmente somos capaces de aprender de la experiencia cuando tomamos consciencia o nos damos cuenta de lo que nos está pasando y de aquello que necesitamos, y sólo entonces nuestras elecciones se enfocan hacia el Bien-Estar.
Hoy tenemos la posibilidad de convertir esta crisis en oportunidad, usando nuestra voluntad y consciencia tanto para reflexionar como para generar conversaciones de encuentro. Las empresas pueden favorecer espacios que validen lo que nos ocurre, para promover el cuidado y pertenencia de las personas y así que sean co-constructores del bienestar emocional para ''pensar y hacer'' con claridad.
* Camila Lizama Delucchi (Psicóloga y Coach sistémico)
** Daniela Peñaloza Palma (Ingeniero Comercial y Coach sistémico)
Socias de Gestionando.
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