Bill Gates responde a quienes lo acusan de haber creado el coronavirus: “Es una idea loca”
El creador de Microsoft sugirió que las empresas de medios sociales son responsables de permitir que tales “falsedades” se difundan sin control
Bill Gates solía pensar en la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) como la principal autoridad de salud pública del mundo.
Ya no.
Y tampoco confía en los Centros para el Control y la Protección de Enfermedades (CDC, su sigla en inglés). Ambos, en su opinión, son víctimas de una presidencia que ha restado importancia o ha desestimado la ciencia y la medicina en búsqueda de beneficios políticos.
Un ejemplo reciente ocurrió en una de las conferencias de prensa del presidente Donald Trump, cuando el comisionado de la FDA, Stephen Hahn, exageró el beneficio del plasma sanguíneo como tratamiento contra el Covid-19, para luego retractarse al día siguiente.
“Con las declaraciones totalmente fallidas sobre el plasma, vimos que cuando se comienza a presionar a la gente para que diga cosas optimistas, todo se arruina. La FDA perdió mucha credibilidad con eso”, dijo Gates, el filántropo multimillonario, en una entrevista en Bloomberg Television.
“Históricamente, así como los CDC eran considerados los mejores del mundo, la FDA tenía la misma reputación como regulador de primer nivel”, aseveró Gates. “Pero ha habido algunas fisuras con algunas de las cosas que han dicho a nivel de comisionado”.
Está en juego nada menos que la confianza de la gente en la vacuna que podría acabar con la pandemia de coronavirus, y que la FDA tendría que aprobar. Encuestas realizadas en los últimos dos meses muestran que la mayoría de los estadounidenses teme que el desarrollo de la vacuna se esté acelerando y que un tercio de ellos no se vacunaría.
Mientras tanto, Trump no ha ocultado su esperanza de que haya una vacuna lista antes de las elecciones del 3 de noviembre. La semana pasada, insinuó que una podría aprobarse el próximo mes, diciendo también que sería “segura y eficaz”.
Al igual que el resto del país, Gates, de 64 años, se encuentra ahora en la extraña posición de tener que confiar en las empresas que trabajan en los tratamientos y vacunas contra el Covid-19, no en la agencia que los regula.
Los compromisos de las farmacéuticas
Nueve de esas empresas se comprometieron el 8 de septiembre a poner la ciencia y la ética en primer lugar, priorizando la seguridad sobre la velocidad en el desarrollo de las vacunas que presenten para su aprobación de emergencia. Desde entonces, la FDA ha dicho que los laboratorios farmacéuticos deben cumplir con un estándar más alto de lo normal para dicha autorización.
“Estas empresas son muy profesionales y los beneficios de la vacuna aquí son muy radicales”, dijo Gates. “Gracias a Dios que tenemos esta experticia del sector privado que queremos convertir en un bien público global que llegue a todos en el planeta”.
Si bien reconoce que siempre es posible la existencia de efectos secundarios, Gates señaló que espera que las iniciativas de desarrollo den como resultado una vacuna segura.
Desde que dimitió como director ejecutivo de Microsoft en 2000, Gates ha dedicado sus esfuerzos y su fortuna de US$120.000 millones a mejorar la vida de las personas pobres del mundo.
El informe de Goalkeepers para este año de la Fundación Bill y Melinda Gates documenta el impacto del Covid-19 en áreas como la educación, la nutrición, la vivienda y la atención médica.
El estudio reveló que los niveles de vacunación para todas las enfermedades a nivel mundial han caído a su nivel más bajo en 25 años debido a las medidas de confinamiento implementadas por la pandemia y la desestabilización económica.
El mundo en desarrollo
Si bien Gates aplaude los miles de millones de dólares que la Administración Trump ha invertido para asegurar el suministro de vacunas para Estados Unidos en virtud de la Operación Warp Speed, está insatisfecho con la falta de financiación gubernamental para la fabricación y adquisición en el mundo en desarrollo.
Gastar entre US$8.000 millones y US$10.000 millones adicionales en vacunas para todo el mundo, dijo, permitiría a EE.UU. ahorrar “billones” en producción económica perdida, sin mencionar vidas y medios de subsistencia. Y ayudaría a evitar que el virus reapareciera en olas sucesivas de contagios.
“La falta de equidad de esto —ya sea entre ciudadanos en el país, entre obreros y profesionales o una tasa de enfermedad más alta entre los negros— es que los países pobres no pueden pedir dinero prestado y gastar dinero como lo han hecho EE.UU. y otros países ricos”, sostuvo Gates. “Casi todas las dimensiones de la falta de equidad se han acentuado aquí”.
Para su propia consternación, Gates se ha convertido en una figura polarizadora en la era de la pandemia, ya que los teóricos de conspiraciones partidarios de Trump encontraron puntos en común con el movimiento antivacunas de EE.UU. Algunos lo han acusado de crear y propagar el covid-19.
En la entrevista, Gates rechazó esa idea calificándola de “loca” y sugirió que las empresas de medios sociales son responsables de permitir que tales “falsedades” se difundan sin control.
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