Crisis climática y el black out satelital en Chile

Satélite - Fasat Charlie

El único satélite chileno en órbita, el Fasat Charlie, inició sus operaciones en el año 2011 y ahora se espera que en cualquier momento deje de operar. Compleja situación en el actual escenario de cambio climático, en que los satélites son importantes para monitorear esos eventos.


El único satélite chileno en órbita, el Fasat Charlie, inició sus operaciones el año 2011 con una inversión de US$72 millones. A ocho años de funcionamiento, el satélite de observación ya cumplió su ciclo. Ahora se espera que en cualquier momento deje de operar.

¿Será reemplazado? El presidente Sebastián Piñera en junio anunció un nuevo programa satelital, "que comprende la adquisición y puesta en marcha de un moderno satélite, que funcionará en red con otros satélites y reemplazará al Fasat Charlie".

Hasta ahora, sin embargo, no se tienen noticias sobre ese nuevo satélite, y Fasat Charlie vive sus últimos días. En términos espaciales, los esfuerzos de Chile han sido pocos, indica Eduardo Ibar, académico del Instituto de Física y Astronomía de la Universidad de Valparaíso, director Ejecutivo Sociedad Chilena de Astronomía y miembro de la Asociación Chilena del Espacio. "De hecho estamos en un punto crítico, pues probablemente pronto sufriremos un black out satelital si el Fasat Charlie deja de funcionar. Pregunto entonces, ¿queremos ser partícipes de un desarrollo espacial? Como científico espero que sí, ya que la inversión en tecnología espacial impulsa no solo a la ciencia, sino también la innovación y el sector productivo multisectorial", sostiene.

El escenario de black out satelital, dice Ibar, es más complejo si se considera la actual crisis climática, "argumentadas por una economía en crecimiento, que ha generado que la estabilidad de nuestra existencia como humanos se ponga en peligro".

Según Ibar, hay dos elementos que hoy pueden poner en jaque nuestra existencia: la capa de ozono, la cual internacionalmente cuidamos bajo el Acuerdo de Montreal, y las emisiones de CO2 a la atmósfera que calientan el planeta. Pero ¿cómo podemos generar políticas públicas para solucionar esta problemática?, se cuestiona.

"Una de las maneras más eficientes y categóricas para monitorear los cambios en la Tierra es hacerlo desde el espacio. Por ejemplo, hoy en día destacan las imágenes satelitales de la Amazonia que evidencian el impacto que han tenido los incendios en esa región, así como también las desapariciones de milenarios glaciares en países como Islandia", explica. Esa capacidad de mirar a la Tierra desde el espacio, permite salir de nuestro punto de referencia y tener una perspectiva más global a la problemática.

La información de los satélites ayuda a los encargados de toma de decisiones a desarrollar estrategias y medidas políticas para paliar las consecuencias del cambio climático y mitigar la emisión de gases-traza que influyen en el clima.

De los glaciares a la selva

Josian Fábrega, director del área de desarrollo espacial de Airbus para Latinoamérica, compañía francesa que construyó al Fasat Charlie, destaca que desde el espacio es posible monitorear cambios en zonas sensibles –como los glaciares- y de gran tamaño –como la selva Amazónica-. "Gracias a los satélites, podemos ver con gran precisión toda la superficie terrestre y observar cómo se reducen de tamaño los casquetes polares o cómo avanzan los desiertos. Satélites como el Spot 6 de Airbus, con un barrido de señal muy ancho (60 km por 60 km) que ningún otro sistema puede igualar, son ideales para esta finalidad. Sin embargo, también hay fenómenos que ya se dan y que con el cambio climático se están agravando".

El calentamiento global impone tiempos de crisis, agrega Ibar. "¿Trabajamos en encontrar una solución o esperaremos que otros nos solucionen nuestros problemas? A mí me parece un buen momento para definir una hoja de ruta para el desarrollo espacial chileno".

Hoy se tiene una oportunidad única para establecer dentro de la orgánica del nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación una institucionalidad para impulsar el desarrollo espacial chileno, indica Ibar, por ejemplo, creando una Agencia Nacional Espacial que se encargue de articular iniciativas científico-tecnológicas tanto nacionales como internacionales. "También junto a una Política Espacial Chilena para concentrar los esfuerzos en los temas prioritarios del país. Sin una Agencia ni una Política estaremos probablemente destinados a una descoordinación de esfuerzos", dice.

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