En las últimas semanas, se ha comentado en los medios de comunicación nacionales y en redes sociales supuestos casos de secuestros -en diferentes sectores del país- que se habrían llevado a cabo con intoxicaciones de contacto por burundanga (escopolamina), provocando la pérdida de conciencia y funciones motoras en las víctimas.

Según el Instituto de Salud Pública del Ministerio de Salud (ISP), la escopolamina, más conocida como burundanga, es un alcaloide que se extrae de ciertas plantas como chamico o el floripondio y tiene ciertas propiedades alucinógenas y estimulantes.

Floripondio.

La presentación por lo general es un polvo blanco cristalino, de sabor muy amargo, y provoca sedación, o una amnesia anterógrada, es decir, la persona no recuerda lo que pasó previo al uso de la sustancia cuando se consume por vía oral.

Sin embargo, según se explica en la página web del ISP, “la escopolamina tiene muy poca absorción por la piel, así que no sería posible poder someter a una persona solo con el hecho de tocarla, o tocarla con un papel impregnado con la sustancia y provocarle una sedación para que un delincuente pudiese cometer algún ilícito contra esta persona”.

De acuerdo al jefe de la Unidad de Adicciones del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Carlos Ibáñez, la burundanga no debería tener un efecto inmediato al ser aplicada vía transdérmica (por la piel), ya que esta “es una barrera bastante efectiva contra cualquier droga. Entonces, las drogas que se quieran incorporar tienen que pasar la piel y recién ahí absorberse hacia la sangre venosa”.

Agrega que una supuesta droga que actúa en segundos o minutos a raíz de un contacto con la piel, como la burundanga, “no tiene una explicación farmacológica”. Además, para tener una pérdida de conciencia “tiene que ser algo oral o parenteral, pero en una dosis suficientemente alta. No es algo que pueda pasar a través de la piel”.

Luis González, químico farmacéutico y académico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Magallanes (UMAG), magister Internacional en Toxicología, dice que para que esta sustancia genere pérdida de conciencia “uno debiese pensar en un rango que va entre los 50 y 100 miligramos aproximadamente. Un parche de escopolamina de los tradicionales liberan entre uno a dos miligramos en un lapso de dos o tres días”.

Señala que las consecuencias de una reacción alérgica por burundanga incluyen “sequedad de mucosa, lo que va a generar, por ejemplo, irritación faríngea, dificultad en generar secreciones como el lagrimeo, visión borrosa, después se empiezan a producir alteraciones en el pulso”.

“Se pueden generar varias complicaciones que pueden llegar incluso a generar una taquicardia severa, la pérdida del conocimiento, pero las dosis que se necesitan para llegar a esos casos son procesos que se generan muy secuencialmente”, agregó el químico farmacéutico y que lo que se habla socialmente de la burundanga “son más mitos que verdades”.

¿Cuál es la situación en Chile?

Respecto a la situación en el país, el comisario de la Brigada Investigadora de Sustancias Químicas Controladas (Brisuq) de la Policía de Investigaciones (PDI), Nelson Parada, mencionó que “no se tiene ningún antecedente de alguna droga que funcione con la rapidez como dicen las denuncias de redes sociales. No tenemos antecedentes de una droga que solo por contacto provoquen esos síntomas en tan corto tiempo” y que “hasta el momento no se ha encontrado esa sustancia como tal, ni en Chile, ni en el resto del mundo”.

Sin embargo, el comisario Parada destacó que sí hay denuncias de “principalmente benzodiazepinas, como el clonazepam y diazepam. Es algo que la persona ingiere a través de la comida o líquidos, no es algo que se le aplique de manera cutánea”.

Se le consultó sobre lo anterior al toxicólogo de la Universidad de Santiago, Dr. Leonel Rojo, quien dijo que “la benzodiazepina que más se usa para eso se llama flunitrazepam y de hecho en Estados Unidos se le conoce como ‘The Rape Pill’ o la píldora de la violación, es una benzodiazepina que nosotros la tenemos en Chile controlada con receta a cheque y se usa muy poco la verdad porque hace perder la memoria de eventos cercanos al uso”.

Sobre las denuncias que se han conocido a través de redes sociales y otros medios nacionales, el Dr. Ibáñez, explicó que si una persona siente una zona de su cuerpo adormecida o acalorada por el contacto con alguna sustancia, “la verdad es que no es muy peligroso ni debiese alarmarse mucho. Entonces, más que lavar la zona con un poco de agua, no necesitaría más”.

Además, señala que el problema es que las víctimas se pueden angustiar intensamente por esta sensación en su cuerpo, llegando a tener una crisis de pánico. En ese caso, es recomendable ayudar a la persona a manejar la situación en un lugar seguro y sin agentes estresantes que agudicen la sensación de peligro.

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