"The people, united, will never be defeated" - "El pueblo, unido, jamás será vencido" - se repitió durante esta jornada en la entrada de uno de los salones plenarios de la COP25 en Madrid, donde varias organizaciones civiles llegaron para manifestarse y denunciar lentos avances en las negociaciones climáticas de la cumbre, muchos de ellos en asuntos clave.

Fueron cerca de 300 personas las que se instalaron en el lugar para hacer ruido con un "cacerolazo" mientras representantes de los países exponían en el pabellón 10 - bautizado como Baker- sus posiciones respecto a los objetivos de la conferencia.

Lo que se reclama es la necesidad de que los países ricos y las industrias más contaminantes actúen de acuerdo a la emergencia climática que enfrenta el planeta y proporcionen financiamiento para apoyar a las comunidades afectadas por los desastres cada vez más severos. Además, critican a los gobiernos presentes en la cumbre por estar haciendo un "lavado de imagen verde" y dar soluciones "falsas" en las propuestas de los mercados de carbono.

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Una de las presentes fue Ángela Valenzuela, vocera de Fridays For Future Chile, quien contó en conversación con Qué Pasa que la decisión se tomó para reclamar en contra de los gobiernos y compañías "que siguen beneficiándose de la crisis climática". Por eso, dijo, en señal de protesta las agrupaciones comenzaron a exigir a los países que financien la acción climática.

Pero la policía reaccionó mal: "Nos sacaron del recinto a cientos de personas dejándonos sin acreditación para entrar de nuevo a la conferencia y no sabemos si podremos ingresar mañana", dijo.

Otro de los que quedó fuera de las instalaciones de Ifema fue Cristóbal Díaz, vocero del movimiento Chao Carbón. "Hay un contexto previo que es interesante conocer. El primer día, cuando comenzó la COP, hicimos una intervención con TER (personaje símbolo de la campaña) y esa persona fue expulsada para siempre solo por intervenir cuando hablaba la presidencia".

Y hoy, agrega, la manifestación se dio ya que los temas profundos de la emergencia climática no se están dando. Además, dice, "vemos con preocupación que no se han tomado medidas concretas para resolver la crisis de parte del gobierno y de la presidencia COP".

Lo que se busca, indica la coordinadora nacional de Minería de Ecologistas en Acción, Elena Solís,  es "denunciar el carnaval que se está llevando a cabo dentro de la cumbre azul e incluso de la cumbre verde. El ecologismo está comercializado, estamos hablando del ecologismo del espectáculo, todo se vende".

Tal como se publicó ayer en Qué Pasa, los ánimos no son los mejores en la COP25. La investigadora chilena y científica integrante del IPCC, Maisa Rojas, relató que le dieron ganas de llorar al ver uno de los debates que se han dado en la conferencia. "A estas alturas, es mejor concentrarse en movilizar el mundo desde afuera que desde acá adentro. Porque afuera sí tenemos buenas noticias", reconoció.

Y es que a dos días de que finalice la cita, los logros no son muchos y de hecho, muchos negociadores ya se han resignado a postergar algunos de los principales debates -como el Artículo 6 del Acuerdo de París y el análisis de las pérdidas y daños- para el próximo año en Glasgow.

Gabriela Burdiles, abogada de la ONG Fima -que también se encuentra en Madrid- dice que "ya todos están perdiendo la esperanza en las negociaciones de aquí al viernes. Hay un problema de ambición, de cumplimineto y de los plazos que se están negociando".

"Hay una sensación de que pese a lo que se ha avanzado, ahora estamos en un punto sin avance, y en algunos temas hay retrocesos derechamente. Tampoco hay un acuerdo en el plan de acción de género que era una prioridad para este gobierno".

Otro de los problemas asegura es que las demandas de Latinoamérica han quedado relegadas por el traslado de la cita a Europa y que además se ve una polarización en las negociaciones.