Calor da inicio a invasión de polillas y zancudos: ¿cuáles son las plagas más peligrosas?

En los últimos días ha llamado la atención la proliferación de ciertos tipos de insectos al interior de domicilios, principalmente asociados a la presencia de calor. En un verano que se adelanta y se hace notar, la llegada de polillas, zancudos y otras especies similares causa preocupación entre la población.

¿Son real motivo de preocupación? Sobre todo al pensar que este verano tendrá temperaturas que podrían superar los 43°C en la zona centro sur del país. Académicos y expertos en este tipo de especies cuentan cuáles son los principales factores que influyen en que estos insectos aumenten su presencia, qué especies son las de mayor preocupación y qué debe ocurrir para que esto sea considerado como plaga.

En general, la humedad y la polinización de la vegetación son fundamentales para el ciclo de vida de los insectos. Sin embargo, el calor es un factor primordial que va a influir en la presencia de insectos. El entomólogo e investigador de la Universidad de Magallanes, Eduardo Faúndez, explica que con las altas temperaturas los insectos comienzan a reactivarse, “y eso coincide con la aparición de algunas plantas que pueden operar como hospedadores. Ahí es cuando comienza su ciclo de nuevo”.

Asimismo, el experto agrega que también hay muchos insectos que desarrollan su ciclo de vida cerca del agua, como los mosquitos y las libélulas. “Ellos también van a proliferar si hay más temperatura, humedad y lluvias”, añade.

Nolberto Arismendi, del Centro de Investigación Austral Biotech de la U. Santo Tomás, detalla que en un verano bastante largo y seco, todas las especies de insectos pueden tener una mayor proliferación durante el año, incluso las que pueden generar algún tipo de plaga. “Eso conlleva a tener mayores problemas productivos. Probablemente el agricultor tendrá que hacer operaciones de manejo contra estas plagas”, anticipa.

Hay que tener en cuenta que los insectos son totalmente dependientes de la temperatura, incluso más que otros organismos, para cumplir con procesos que son básicos para ellos: la alimentación y la reproducción. Y estos parámetros funcionan bajo un cierto rango de temperatura que se intensifican si es que prolifera el calor.

“Cuando un insecto tiene que alimentarse de ciertos organismos, o reproducirse, requiere acumular una cierta temperatura a través del tiempo. Por lo tanto, se reproducen más rápido y en mayor número, alterando completamente el ecosistema”, explica el biólogo y magíster en Conservación de la Universidad Católica de Valparaíso, Sebastián Rodríguez. De esta forma es como muchas veces los insectos que pueden constituir una plaga.

Pero ¿qué se debe considerar para que el aumento de insectos puedan ser catalogada como plaga? Rodríguez explica al respecto que el concepto plaga está asociado a una pérdida económica, cuando afecta a alguna producción de un recurso. “Entonces, cuando estos insectos comienzan a consumir en mayor cantidad el recurso que está destinado para un fin económico se puede considerar una plaga”, agrega.

Muchas veces el aumento de la temperatura acelera los procesos reproductivos de estos insectos, lo que hace que haya una mayor cantidad de ellos por temporada. “Además, esto facilita la llegada de otros tipos de insectos que están acostumbrados a otros ambientes, debido al cambio climático que está ocurriendo, haciendo que se afecten los recursos productivos, tales como plantaciones forestales o cultivos agrícolas”, complementa Rodríguez.

Esto es algo cíclico, porque los diferentes estados por los que pasan los insectos son periódicos. Es decir, tienen que pasar por varias etapas: se reproducen, forman los huevos, después larvas, en algunos casos ninfas, luego pupas, y cuando llegan a adultos esta etapa coincide con la primavera-verano de Chile.

“Pero con el aumento de la temperatura en ciertas temporadas se ha notado que estos procesos reproductivos se aceleren, lo que hace que se formen más generaciones de insectos en un periodo más corto”, dice el investigador de la PUCV.

¿Cuáles son las especies de mayor cuidado? Rodríguez cuenta que las especies que pueden ser denominadas como insectos plagas han podido proliferarse gracias al aumento de temperatura, ya que han podido llegar a nuevos rincones, donde originalmente no pertenecían. No tienen ningún tipo de controlador a cuando están en su ambiente natural, son depredadas y ahí se produce una especie de control en su ecosistema.

“Está también el caso de insectos que son vectores de otras enfermedades. Hay algunos mosquitos que son transportadores de virus o enfermedades que pueden afectar a las personas. Con los aumentos de temperatura se ha permitido que estas especies puedan llegar a Chile y crear un problema. Es probable que muchos de ellos se asienten en la zona central”, explica el biólogo.

Según cuenta Rodríguez, las especies más preocupantes son insectos, muchas especies de dípteros cercanos a los zancudos que podrían provocarnos estos problemas por ser vectores de microorganismos y ciertos patógenos. En el caso de los daños agrícolas existen insectos de distintos tipos, tales como coleópteros, menópteros y hemípteros.

Entre esos grupos se encuentran insectos como el cabrito del duraznero, del frambueso y del roble; el gorgojo; las avispas y los chinches, entre muchos otros.

“Es importante estar consciente del cambio climático que está ocurriendo, y del conocimiento de las especies que potencialmente podrían llegar a nuestra región y causar algún tipo de problema. Es necesario conocer los climas similares de otros lugares a los que podría transformarse la zona central y el país, y de esta forma tener claro qué organismos podrían llegar a nuestro ecosistema y causar alteraciones”, enfatiza Rodríguez.

Pero, más allá de las plagas que potencialmente podrían aparecer como consecuencia del calor, llamó la atención entre las personas la aparición de polillas. Estas buscan el abrigo y la fuente lumínica de una casa para poblar y desarrollarse en esta época. ¿Son peligrosas?

Eduardo Faúndez reconoce que cada cierta cantidad de años hay un aumento exponencial de polillas. Existen muchos tipos de ellas, pero -según explica- ninguna de estas que han aumentado son molestas o dañinas. “Ni pican, ni tampoco son las polillas que se comen los tejidos de la ropa”, afirma. El académico explica que generalmente se las polillas halcón, que llaman bastante la atención por su tamaño pero son prácticamente inofensivas. “Es parte de su ciclo que aumente su número en estas fechas”, cuenta el entomólogo.

Hay tipos de polillas que consumen otros productos, muchos derivados de animales y vegetales, de distinta naturaleza y solo algunas especies son las que se alimentan de tela.

“Con las otras especies hay que tener más cuidados, sobre todo con las que consumen recursos alimenticios, porque estas podrían ser consideradas como plaga”, anticipa Rodríguez. Muchas polillas, según afirma, se alimentan de frutos secos, de productos relacionados con la harina o cereales. El académico de la PUCV remarca la preocupación de vigilar la presencia de polillas que se alimentan de las despensas al interior de las casas.

Junto a eso, Faúndez agrega que las polillas cuando aumentan en número también sirven como alimento para algunas aves y murciélagos. Esto podría generar proliferaciones de otras especies en el ecosistema.

Pero más allá de eso, las polillas no son propiamente una plaga. Esto, porque esto no genera algún perjuicio económico o de otro tipo a nivel masivo, pero de todas formas los expertos manifiestan que hay que estar atentos ante una alteración por parte de ellos en su desarrollo.