Según la agencia nacional de salud de Estados Unidos, Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention), 14,4 millones de niños y adolescentes en Estados Unidos tienen obesidad, lo que la convierte en una de las enfermedades crónicas pediátricas más comunes de ese país.
Así empieza la nueva guía práctica clínica infantil publicada por la Academia Estadounidense de Pediatría, en inglés la American Academy of Pediatrics (AAP), sobre cómo tratar esta creciente enfermedad infantil. El objetivo del texto es hacer más saludable y efectivo el tratamiento del sobrepeso y obesidad en adolescentes y niños mayores de 2 años.
Las pautas y procedimientos de la academia acerca para tratar la obesidad infantil distan bastante de sus publicaciones de 2007, la última actualización para tratar este mal, en las que se destacaba un enfoque de espera y vigilancia. Por el contrario, la actual guía recomienda un tratamiento proactivo y personalizado en el que, los niños de 6 años podrían recibir un tratamiento intensivo y los niños de 13 años con obesidad grave podrían ser derivados, incluso, a centros de cirugía bariátrica.
El problema de la obesidad en Estados Unidos
Estados Unidos es conocido, entre muchas cosas, por su comida chatarra y altos índices de obesidad. De acuerdo a cifras de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, en 2017 la prevalencia de obesidad en el país fue de casi el 42%. Desde comienzo del siglo hasta ese mismo año, esta prevalencia aumentó del 30,5% al 41,9%. Asimismo, la obesidad grave aumentó del 4,7% al 9,2%.
Las enfermedades relacionadas a la obesidad son las cardiopatías, la diabetes tipo 2, los accidentes cerebrovasculares y algunos tipos de cáncer. Estas afecciones son una de las principales causas de muerte prematura evitable.
“La obesidad infantil afecta a 1 de cada 5 niños y adolescentes”, aseguró la agencia nacional de salud pública de ese país. Todos ellos corren el riesgo de subir de peso por encima de lo que se consideraría saludable.
Una enfermedad estigmatizada
La recomendación de la guía práctica de la AAP que causó más controversia son los procesos clínicos como el tratamiento intensivo y personalizado a los niños y adolescentes. Para niños de 6 años o más, hasta de 2 a 5 años, la academia sugirió programas intensivos de IHBLT (tratamiento intensivo a domicilio), los más eficaces “incluyen 26 horas o más de tratamiento multicomponente, presencial y basado en la familia durante un periodo de 2 a 12 meses”.
Además, es crucial la provisión de tratamiento farmacológico para la pérdida de peso. “Los pediatras y otros profesionales de la salud pública deben ofrecer farmacoterapia a los adolescentes mayores de 12 años con obesidad para la pérdida de peso”, señaló el documento. De la misma forma, explicitan que los profesionales del área de salud pública y pediatría tienen el deber de derivar a los adolescentes de 13 años con obesidad grave a centros de cirugía bariátrica y metabólica.
Todo esto sigue la línea de un tratamiento proactivo libre de estigmas y prejuicios, ya que la obesidad y los fármacos para bajar de peso* siguen representando un grado de estigmatización.
Esta actualización de la guía de la AAP busca mejorar los lazos entre los pacientes, sus familias y los profesionales que tiene relación con el tratamiento personalizado, y es que hay antecedentes de malas prácticas en el trato del sobrepeso y la obesidad.
Un estudio de Family Practice publicado en diciembre del 2022 y dirigido por investigadores del Reino Unido -estudio que, afirman, tiene implicaciones en Estados Unidos pues cerca de dos tercios de sus adultos padecen sobrepeso u obesidad-, descubrió que los médicos sulen dar consejos poco eficaces. Esto luego de analizar 159 grabaciones de audio de las consultas en las que los profesionales instaban a sus pacientes a “comer menos y hgacer más”. Un enfoque probablemente no tiene relación con el conocimiento y comportamiento del paciente en cuestión.
Otras de las aristas relevantes de la guía práctica para la evaluación y tratamiento del sobrepeso es presentar la obesidad como algo genético en el que influyen distintos factores sociales y medioambientales, y no como una enfermedad causada por decisiones propias.
Además de la estigmatización y victimización por el peso, el estudio evalúa tópicos como la pobreza, el desempleo y el racismo estructural, que se relacionan con el aumento de las tasas de obesidad.
Al respecto, la agencia Centros para el Control y Prevención de Enfermedades realiza una evaluación de la obesidad utilizando factores como la educación, la etnia y la raza, de esta forma determinaron que en Estados Unidos la obesidad afecta más a unos grupos específicos que a otros. Entre las conclusiones se encuentra que 27 de los 37 estados observados existe una prevalencia de obesidad del 35% o superior entre los adultos hispanos, del mismo modo ocurre con 31 de 47 estados evaluados, con los adultos indios americanos o nativos de Alaska no hispanos. Asimismo, en 36 de los 47 territorios prevalece la enfermedad del 35% o más entre adultos negros no hispanos.
“Se ha observado que los jóvenes con sobrepeso y obesidad corren un mayor riesgo no sólo de sufrir acoso por motivos de peso, sino también acoso sexual y acoso por motivos de raza y etnia, nivel socioeconómico y género”, indica el documento de la Academia Estadounidense de Pediatría.