Cáncer: transmutar de la fatalidad a la esperanza
Susan Sontag, la conocida escritora y primera figura del feminismo global escribió dos ensayos notables sobre la enfermedad como metáfora de la cultura social, particularmente sobre la tuberculosis en el siglo XIX, el cáncer y el VIH-SIDA en el siglo XX. Las dos últimas, vistas en el lenguaje de aquellos años de 1970 y 1980, insistiendo en que las modernas plagas adoptaban la hipocresia de no llamar a las cosas por su nombre y cuando se les mentaba era para estigmatizarlas y declararles o la negación o la guerra.
Ambas estrategias reflejaban, y aún reflejan, el pánico, el temor a la muerte, la culpa de todos y la propia, junto con militarizar su control. La propia culpa, el mal carácter, el echar para adentro las angustias, sigue siendo un discurso de falsos profetas del cáncer en estos días.
Como nota curiosa, Sontag leía a los poetas y artistas románticos del siglo XIX, adoptando la tuberculosis como un mal deseable y heroico de morir de a poco, lentamente cantando un aria operática o tocando un nocturno para piano. Vivir la tuberculosisy morir con ella, era una forma de protestar contra la incomprensión y la depresión de sus existencias trágicas. Algo de aquello vemos también en el sida y el cáncer.
Una de las tareas indispensables para controlar el cáncer como enfermedad y epidemia en nuestros tiempos es precisamente entregar elementos para cambiar su visión como sólo una tragedia o un mal, trasmutar de la fatalidad a la esperanza, ya que sin saberlo todo, podemos hacer mucho.
Conocemos los factores principales de riesgo. Repitamos lo conocido: tabaco, obesidad,alcohol, sedentarismo, dieta inadecuada en fin. Tenemos vacunas eficaces contra los agentes infecciosos del cancer cervical y el de hígado. Podemos disminuir su impacto ciertamente.
Todo sumado, la efectividad de los diagnósticos oportunos puede aumentar la sobrevida en un 80% como en los cánceres infantiles y el de mama en la mujer. Cifras algo menores en otros, pero con instrumentos confiables a nuestra mano.
Necesitamos hacer equidad en el acceso al control del cáncer y construir la metáfora posible de una enfermedad mas cercana que lejana. Las politicas públicas, sus agentes y la sociedad civil tienen la palabra.
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