Se ha calificado como una levadura emergente y de preocupación mundial. Candida auris es un hongo de tipo levadura que ha generado una alerta debido a que en pacientes con el sistema inmune debilitado, puede causar una grave infección y llevarlo a la muerte.
En él se conjuga dos características que lo hacen peligroso sobre todo en ambientes hospitalarios donde hay personas que son más susceptibles que la población sana: puede vivir fácilmente en superficies inanimadas y se ha vuelto resistente a dos comunes antifúngicos. Se han reportado casos como en el Reino Unido en el que pabellones donde se ha encontrado han debido ser cerrados por varios días para evitar el contagio a otros pacientes.
En Chile, la semana pasada se supo de un caso de colonización de esta levadura en la herida de un paciente amputado proveniente de India. En esta oportunidad, se detectó la presencia de este hongo en una muestra de tejido del hombre diabético, pero sin que estuviera infectado ni con síntomas o signos de la levadura, por lo que ni siquiera se tuvo que tratar.
El problema surge cuando levadura no solo coloniza, sino que enferma al paciente: como se ha vuelto resistente a los fármacos es difícil tratarla y se estima que el 50% de los pacientes muere.
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Cultivo de Candida auris en una placa de petri. FOTO: Reuters[/caption]
Desde el Ministerio de Salud, el jefe de la Unidad Prevención y Control de Infecciones Asociadas a la Atención (IAAS), Fernando Otaiza explica que Candida auris es parte de los llamados Agentes con Resistencia a los Antimicrobianos de Importancia de Salud Pública (Araisp) al igual que otras bacterias y enterobacterias que también tienen resistencia a fármacos.
Desde noviembre del año pasado existe una norma técnica (Exento 132) que regula lo que se debe hacer en los hospitales para prevenir la diseminación de estos agentes en caso que se detecte su presencia, por lo que ya existe un protocolo que regula el actuar si se presenta algún microbio resistente.
En este documento se establece por ejemplo, las medidas higiénicas que se deben tomar, la disposición de las camas, precauciones contacto, la utilización de equipo de barrera individual y so de insumos y dispositivos solo para ese paciente, entre otras medidas tanto si se trata de un hospital que nunca ha tenido un caso, que sea un caso único, que sospeche de un caso y ante sospecha de brote.
Además, ahora trabajan junto al Instituto de Salud Pública (ISP) en un protocolo para la sospecha precoz. "Candida auris es un agente nuevo, resistente y que está bien identificado, pero diagnosticarlo no es fácil y se puede confundir con otras candidas. Lo que estamos haciendo es fijar los criterios de sospecha, definir en qué momento se debe enviar la ISP que ya tiene laboratorios para hacerlo. Un protocolo más específico para este agente", señala Otaiza.
Claudio Figueroa, académico del Departamento de Ciencias Biológicas y Químicas de la U. San Sebastián, señala que no todas las personas que tienen contacto con el hongo enferman. "Las que tienen complicaciones son aquellas que tienen una patología previa, que tienen algún tipo de inmunosupresión, diabetes avanzada, largos tratamientos con antibióticos", todas ellas personas que pueden estar hospitalizadas, de ahí la importancia de controlar los brotes en estos recintos.
"En los hospitales o clínicas, el riesgo principal, más que una infección cutánea es la manipulación del instrumental que se utiliza. Los hongos son complejos de tratar cuando la infección pasa a la sangre y se produce una infección sistémica", dice Figueroa. En estas circunstancias los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), recomiendan aislar al paciente y que el personal de salud se lave muy bien las manos y en lo posible, destruir el material que ha estado en contacto con el enfermo, señala el académico. "En general, los hongos y levaduras son bastante resistentes al ambiente, pero con limpiadores industriales se pueden eliminar. En los pabellones, a veces hay más demora pero no porque no se pueda eliminar si no porque es más difícil llegar a lugares como el aire acondicionado y otras estructuras y se utilizan agentes gaseosos", explica.
A juicio de Claudio Alburquerque, especialista en microbiología y académico de la Escuela de Tecnología Médica de la U. Mayor, en todos los recintos hospitalarios hay protocolos para tratar los casos de candida auris que son los mismos de aplicación estándar ante cualquier cuadro infeccioso: aislamiento del paciente, capacitación del personal de limpieza, que el personal de salud que atiende estos casos sea más acotado y que intensifique las precauciones de higiene. El principal problema es que como tratamiento en humanos, las alternativas farmacológicas son pocas cuando ya ingresa al torrente sanguíneo.
"Los tecnólogos que trabajan en el laboratorio deben estar atentos a identificar estas levaduras que pueden a veces confundirse con otras levaduras porque son muy parecidas. Al estar asociado a resistencia antifúngica, es más complicado que otras levaduras. Cuando hay un brote en algún hospital, generalmente es porque alguno de los protocolos falló", indica Alburquerque.
Hasta ahora, Candida auris ha sido detectado en Austria, Bélgica, Irán, Malasia, los Países Bajos, Noruega, Suiza, Taiwán y los Emiratos Árabes Unidos como casos únicos. Mientras que en Australia, Canadá, China, Colombia, Francia, Alemania, India, Israel, Japón, Kenia, Kuwait, Omán, Pakistán, Panamá, Rusia, Arabia Saudita, Singapur, Sudáfrica, Corea del Sur , España, el Reino Unido, los Estados Unidos y Venezuela se han notificado casos múltiples de infección.
En Chile, no se han detectado más casos, solo el que presentó la Sociedad Chilena de Infectología la semana pasada y que daba cuenta de una "colonización", no infección de un paciente indio.