Carmen Luz López, la pediatra que “ve” el corazón de los niños
Luego de su especialización en imágenes cardiovasculares pediátricas en el Hospital de Toronto, la Dra. Carmen Luz López se reintegró al Núcleo Milenio Cardio MR para aplicar su conocimiento y realizar estudios que permitan mejorar la atención a aquellos niños y niñas que presentan cardiopatías, muchas veces adquiridas desde antes del nacimiento.
No es de las doctoras que de niña jugaba con un estetoscopio. Si bien, la Medicina no estaba entre sus primeros objetivos de vida, las oportunidades que se le presentaron a la Dra. Carmen Luz López la llevaron a desarrollar una disciplina llena de desafíos para la salud de vanguardia. Tanto, que hace un par de semanas llegó de Canadá, donde se especializó en resonancia magnética cardiovascular. Específicamente, sus esfuerzos están enfocados en desarrollar estudios que ayuden a entender cómo prevenir y mejorar las afecciones cardiacas de los pacientes pediátricos.
Desde Toronto, Carmen Luz -o “Calú”, como es conocida entre sus pares- llegó al Hospital Sótero del Río para aplicar la medicina cardiovascular pediátrica en niños y niñas que muchas veces traen problemas al músculo cardíaco desde su gestación. Aquí se unió al equipo de investigadores del Núcleo Milenio Cardio MR, donde potencia sus estudios en resonancia magnética cardiovascular bajo una disciplina basada en el trabajo interdisciplinario. Todo esto, para contribuir a generar nuevas técnicas que mejoren la calidad de vida de muchos niños y niñas en el país.
No era de las niñas que nació con estetoscopio ni jugaba con uno. “A mí me gustaban las matemáticas, yo pensaba que iba a ser ingeniera. Mi papá es ingeniero y en mi familia hay varios”, cuenta la investigadora. Si bien cursó sus estudios secundarios en Estados Unidos, Carmen Luz decidió finalmente venir a Chile a formarse profesionalmente. Sin saber todavía qué hacer, entró al programa de Bachillerato en Ciencias de la Pontificia Universidad Católica, donde finalmente optó por Medicina.
“Hice la beca en Pediatría en la U. de Chile, en el Hospital Exequiel González Cortés, y pasé por todas las especialidades de niños. Allí, Cardiología no era tan fuerte, donde yo hice pediatría. Pero me enviaron a otro hospital pediátrico para ver eso, al Hospital Roberto del Río”, detalla. Allí descubrió la Cardiología pediátrica, una disciplina que le gustó mucho. Luego de realizar turnos, observando y tratando a niños y niñas decidió que debía especializarse.
Los cardiólogos adultos y pediátricos se diferencian en que los primeros ven principalmente patologías adquiridas, como isquemias relacionadas a problemas coronarios e infartos. Además, tienen un foco puesto en las enfermedades hereditarias del músculo cardíaco, como las miocardiopatías. Mientras que el fuerte de la Cardiología pediátrica, según detalla la Dra. López, son las afecciones cardiacas congénitas, es decir, desde su desarrollo fetal.
“Posteriormente estuve tres años en Cardiología pediátrica general en el Hospital Luis Calvo Mackenna, y allí vi cómo los cardiólogos adultos ideaban técnicas nuevas de evaluar la función miocárdicas, que nosotros no usábamos en pediatría. El Dr. Samuel Córdova, Cardiólogo adulto de la Universidad Católica, me sugirió especializarme en esta rama, e ir a Toronto a instruirme en imágenes de cardiología pediátrica”, añade la Dra. López. Así es como debió salir del país nuevamente para buscar instruirse en Medicina de vanguardia. En el Hospital de Niños de Toronto, la investigadora estuvo alrededor de dos años estudiando imágenes de ecografías y resonancias magnéticas a fetos, niños y niñas, para luego volver a Chile e implementar este conocimiento en la Salud Pública. Especialmente en el Hospital Sótero del Río.
“En el Hospital Sótero del Río se empezó a hacer resonancias cardiacas en niños, con la ayuda de Sergio Uribe, director del Núcleo Milenio Cardio MR. La jefa de Cardiología en ese entonces, la Dra. María Elisa Castillo, vio la necesidad de hacer resonancias magnéticas cardiacas a pacientes pediátricos”, agrega la cardióloga pediatra. Si bien, muchas de las patologías cardíacas pueden ser analizadas con ecografías o ecocardiogramas, estos no siempre entregan la información necesaria para un buen diagnóstico. “Para eso se necesitan otras herramientas de imágenes. Hay ciertas patologías en las que es muy útil la resonancia, pero es un bien que todavía es muy escaso”, comenta Carmen Luz.
Además, la investigadora del Núcleo Cardio MR agrega que la resonancia magnética es necesaria porque muchas veces este tipo de exámenes guía las segundas o terceras cirugías y otro tipo de intervenciones. Cada cirugía tiene una mayor complejidad para el paciente, y a través de este procedimiento se trata de optimizar el seguimiento y la derivación oportuna, según explica. “Pero el recurso no siempre alcanzaba, porque hay pacientes que necesitan este examen y no está en muchas partes. Ahí nos propusimos que alguien se especializara para optimizar la resonancia en niños, y quizás abrirse a otros centros públicos”, comenta.
En el Hospital Sótero del Río, la Dra López y su equipo realizan estudios combinados de resonancia cardiaca con ecocardiografía, para evaluar la función miocárdica en los pacientes. La idea es poder evaluar con resonancia magnética a pacientes con problemas cardíacos, en comparación con otras mediciones que hacemos con ecocardiografía. “Buscamos ver si ciertos pacientes con cardiopatías congénitas o enfermedades neuromusculares pueden favorecerse de nuevas técnicas que podamos disponer en resonancia, y también evaluar las propiedades del tejido miocárdico que permitan evaluar mejor el músculo cardiaco.
Con el Núcleo Milenio Cardio MR, Carmen Luz se dedicará ahora a investigar con una neuróloga del Sótero del Río la enfermedad de Duchenne, una distrofia muscular que con el tiempo los pacientes pierden masa muscular y pierden movilidad. Muchos de ellos también tienen problemas del músculo cardiaco, arritmias y otros problemas como fibrosis miocárdica. “Muchos pacientes con distrofia muscular también pierden musculatura en la cara y eso provoca pérdida en la habilidad para masticar”, comenta López.
“Buscaremos ingresar a pacientes pediátricos al resonador magnético para ver la capacidad de los músculos de la cara, y también evaluar el corazón e investigar signos de alteración de la función del músculo cardiaco y la presencia de fibrosis miocárdica”, detalla la investigadora. Los hallazgos que encuentren mediante uso de resonancia cardiaca los compararán con la ecocardiografía, que es el examen de evaluación del corazón basal.
Trabajo interdisciplinario
En su paso por Canadá, la Dra. López conoció el modo de trabajo interdisciplinario, donde múltiples miradas, desde distintas profesiones, se unían para resolver un problema complejo. “Me tocó conocer a ingenieros y radiólogos que se dedicaban a modelar corazones en 3D. Hablamos con ellos para saber si ellos podían idear matemáticamente cómo optimizar un parche que usamos para niños operados con cardiopatías. Ellos imprimían varios parches, y hacían que los mismos médicos pudiesen modelar un corazón operado y ver cómo se comportaba a través de la mecánica de fluidos, si había alguna diferencia en todo el sistema en cuanto a resistencia y otros parámetros. El enfoque que tienen los ingenieros es muy distinto al que tenemos nosotros, y claramente ambas miradas se complementan”, agrega.
“Falta mucho por mejorar, pero dentro de Latinoamérica, creo que Chile está muy bien preparado”, concluye la investigadora. Gracias a centros formadores de excelencia que hay en nuestro país, según cuenta, se han preparado a científicos de muy buena manera. “Gracias al avance de nuestra especialidad, la complejidad de nuestros pacientes en Chile es cada vez mayor. Eso sí, falta mejorar la atención a aquellos pacientes de alta complejidad, especialmente a aquellos que requieren varias intervenciones quirúrgicas o intervenciones no quirúrgicas”, finaliza. Esos pacientes se podrían beneficiar con la resonancia cardiaca y con todos los métodos de imágenes que puedan estar más disponibles.
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