En ciencia este año tres mujeres fueron galardonadas con Premios Nobel. Andrea Ghez, por sus contribuciones en el mundo de la Física; Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, en Química. Un avance que un tercio de los premiados sean mujeres, representación que hace algunos años era casi nula.
Pero si el 2020 estuvo marcado por la pandemia, las mujeres fueron protagonistas en el conocimiento y búsqueda de una salida a esa crisis. Así lo mostró Sarah Gilbert, la científica líder del desarrollo de una vacuna contra Covid-19 de la de la Universidad de Oxford, a cargo de un equipo de 300 investigadores.
En Chile, también las científicas han sido destacadas en la búsqueda de una vacuna. Susan Bueno, directora científica del proyecto Sinovac Chile e investigadora del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia IMII, ha sido una de ellas. También Katia Abarca de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica, en el mismo equipo. O como María Elena Santolaya, pediatra infectóloga de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, que lidera uno de los equipos de investigación de la vacuna contra el covid-19 creada por la U. de Oxford y AstraZeneca.
Ellas son solo algunas. Porque este 2020 junto con el surgimiento de la pandemia la ciencia llevó a primera plana la innovación y el trabajo de investigadoras, destaca Carolina Torrealba Subsecretaria de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación: “Aparecieron muchas mujeres liderando esos proyectos. No habíamos tenido este nivel de referentes femeninos en un año. 2020 ha sido el año de las mujeres en ciencia”.
Una visibilización que hace mucho se pedía, pero este año, dice Torrealba se normalizó. Una tarea que desde el Ministerio y la Subsecretaria de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación han impulsado y que la Radiografía de Género en Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación que realizaron, y hoy dieron a conocer, grafica la urgencia de atender.
Algunos datos. Solo cinco universidades en el país poseen mujeres en el cargo de rectora, (8% del total de personas en el cargo). Pero eso no es todo, en las universidades del Consejo de Rectores (CRUCH) solo 38% de las jornadas completas equivalentes en cargos académicos son trabajadas por mujeres. También en los cargos académicos en las universidades del CRUCH, se observa una marcada segregación vertical: el porcentaje de mujeres respecto al total de personas por cada cargo disminuye notoriamente a medida que se avanza en el nivel jerárquico y a penas el 22% de las profesoras titulares son mujeres.
La subrepresentación se repite en varias áreas del conocimiento. En Física, por ejemplo, no llegan al 10% de los investigadores activos, y en Economía no superan el 16%.
Y de quienes se dedican a la investigación y desarrollo en Chile, las mujeres componen escasamente un 39% del sistema nacional de investigación y desarrollo. Y solo un 16% de quienes lideran centros de investigación financiados con fondos públicos son mujeres.
Consulta pública
Las inequidades, dice Torrealba, son muchas. Por eso, hoy iniciaron nueva etapa: una consulta pública para la creación de una Política de Género en Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI).
“Romper los estereotipos y abrir espacios para reducir la brecha de genero requiere mucho más que decisión”, Torrealba sostiene. Y luego de los pasos de establecer una hoja de ruta en el tema y configurar un consejo que incorporó a todas las instituciones involucradas, la consulta, que estará abierta hasta el 17 de enero, es una instancia de participación para reunir opiniones sobre la política que elaboraron.
“Queremos que a todas y todos los que le importe la divulgación científica participen, que todo el que tenga que ver con la creación de conocimiento puedan participar, la investigación y desarrollo no tiene que ser solo quienes participan en I+D. Todos los que tienen sensibilidad con el tema pueden poner sus visiones, hombre y mujeres para que ayuden a construir la política”, subraya.
Torrealba explica que en la consulta se recabarán las opiniones a través de un sistema que usa inteligencia artificial para analizar todas las palabras y tener de ese análisis cualitativo uno cuantitativo.
La política de género considera tres ejes. Son los pilares en los que se enfocan los esfuerzos y a partir de cada uno de ellos, dice Torrealba, luego de la consulta pública y del trabajo técnico, se desplegará un plan de trabajo con acciones e instrumentos específicos que aseguren el camino para la consecución de los resultados.
El primer eje es asegurar el acceso, desarrollo y liderazgo de las mujeres en el sistema CTCI, construyendo un ambiente con conciencia de género que elimine la discriminación, la violencia y los sesgos de género, asegurando igualdad de oportunidades. “No solo hay que asegurar la participación y progresión de las mujeres CTCI, sino también ver como incorporar cambios pra procurar ambientes amables a un cambio cultural y que lo vivan desde niñas”, señala Torrealba.
Aún existe todavía un muy bajo nivel de concientización sobre este problema, señala la subsecretaria de ciencia. Muchas personas, mujeres y hombres, así como las instituciones, aún no perciben la dimensión de estas brechas, negando la existencia de la discriminación de género en la investigación y desarrollo.
Construir un sistema de investigación y desarrollo sensible al género, es el segundo eje. Implica integrar la dimensión de género en el contenido de la investigación, desarrollo e innovación de manera transversal. Un aspecto que Torrealba indica, considera promover investigación sobre género en el sistema de CTCI.
Hay que proveer un espacio amable en el sistema de CTCI, añade Torrealba, que incorpore a todas las personas, “porque queremos conformar equipos mixtos para I+D para tener sistemas más justos, más amables que aseguren que su resultado seá mejor, por eso cada investigación tiene que tener perspectiva de desarrollo sensible al género”.
Y el tercer eje es fortalecer la institucionalidad del sistema de CTCI en igualdad de género, incluyendo Estado, organizaciones públicas y privadas que la conforman. El propósito es asegurar el correcto diseño de los instrumentos de política pública y monitorear el avance e impacto de estas políticas.