El Instituto de Recursos Mundiales (WRI, su sigla en inglés), publicó el pasado 6 de agosto un lapidario informe que sostiene que un cuarto de la población del planeta vive en países en donde la situación de estrés hídrico resulta "extremadamente alta".

El problema, es que según este informe, ya existen 17 países que viven en una situación en "extremo estrés hídrico", un ránking al que Chile está a un paso de ingresar. El país figura en el primer lugar de la lista de los países con "alto estrés hídrico" (la segunda categoría después de extremo estrés hídrico), por lo que de continuar con el actual escenario, muy probablemente entre a la primera categoría.

El "estrés extremo", explica Raúl Cordero, académico de la U. de Santiago, significa que la demanda de agua es mayor al 80% disponible de este recurso.

Según el especialista, este índice se construye como un promedio del país. "El norte tiene estrés hídrico permanente debido al desierto de Atacama", explica. "Sin embargo la situación va empeorando en la zona central y ahí está el problema de fondo", agrega. "En zona central ya estamos en -70%".

Según la organización medioambiental Greenpeace, la situación es tan compleja en el país, que ya hoy unos 400.000 chilenos están recibiendo agua en camiones aljibes y no de los sistemas habituales de suministro.

"Nadie lo hubiese imaginado, pero hasta en la provincia de Osorno hay chilenos abasteciéndose de agua gracias a los camiones aljibe", explica Estefanía González.

De acuerdo con el informe del Instituto de Recursos Mundiales, Qatar ocupa el primer lugar de estrés hídrico en el mundo, mientras que el puesto 17 es ocupado por Botswana. Un puesto más abajo se ubica Chile, el único país sudamericano cuya realidad es altamente vulnerable en materia de agua.

"La situación es especialmente preocupante. Los informes internacionales señalan que, lejos de mejorar, la situación hídrica de Chile ha ido empeorando cada vez más. Ahora estamos en el puesto 18, apenas a un lugar de entrar al grupo de las naciones más críticas en situación de estrés hídrico", alerta González, coordinadora de campañas de Greenpeace.

Según Cordero, la tendencia a la baja en precipitaciones que agudiza la baja en la oferta no es reversible "y ni siquiera se detendrá, al menos hasta mediados de siglo".

Sin embargo, dice, sí se puede mitigar los efectos de la escasez de lluvias mejorando la infraestructura de captación (embalses, etc), pero que aun es posible gestionar el estrés hídrico en la zona central vía el control de la demanda. "Y esto necesariamente pasa por mayor eficiencia en el uso del agua para riego. Por supuesto, también se puede reducir el consumo de agua en la ciudades (Madrid es un ejemplo de que se puede hacer), pero el consumo urbano representa solo 10% del total en Chile".

La mayor responsabilidad en términos de gestión, explica, la tiene el sector agrícola y es ahí donde deben apuntar las políticas públicas. "Mejorar la eficiencia en el uso de agua para agricultura (responsable del 72% del consumo de agua agregado) es necesario en Chile, particularmente en la zona central".

Este es el ráking del Instituto de Recursos Mundiales.