Galaxias lejanas, estrellas que nacen y que mueren, exoplanetas como la Tierra. Si pensamos en todas las observaciones astronómicas que diariamente se realizan -y los grandes descubrimientos -podríamos dimensionar cómo el aporte de los observatorios más poderosos del planeta han ayudado a saber más sobre el Universo que nos contiene y nos rodea.

Lo curioso es que prácticamente la mitad de esas ventanas hacia el espacio están en suelo chileno ¿Cuáles son los observatorios más importantes y qué tiene de especial el territorio nacional para que vengan a instalarse acá? Principalmente están emplazados en el norte. Allí, en medio del desierto de Atacama o adentrados en el Valle del Elqui se encuentran los observatorios astronómicos más importantes de su especie a nivel mundial.

Estos telescopios están distribuidos entre las regiones de Antofagasta y Coquimbo para captar todas las noches la mayor cantidad de información sobre los fenómenos astronómicos que ocurren sobre nuestras cabezas. Sus tamaños varían, tanto en la altura de sus complejos como en la envergadura de su cúpula. Pero lo más importante, y lo que se considera para clasificar un observatorio de otro, principalmente es el tamaño y poder de su lente.

¿Dónde están? Si partimos desde el norte hacia el sur, nos encontramos en primer lugar con los observatorios ubicados en el cerro y en el llano de Chajnantor, a más de 5 mil metros sobre el nivel del mar en pleno altiplano, a 50 kilómetros al este de San Pedro de Atacama. Debido a que el vapor de agua absorbe y atenúa las radiaciones submilimétricas, la radioastronomía requiere de sitios muy secos para la recepción de este tipo de ondas cortas.

Allí se encuentran cuatro grandes observatorios, todos con nombres foráneos y abreviados en muchos casos. En primer lugar está el Cosmic Background Imager (CBI), un radiotelescopio diseñado para estudiar la radiación de fondo de microondas del universo primitivo. Pertenece a un consorcio que incluye a universidades e institutos de Estados Unidos, Alemania Reino Unido, Canadá y Chile. Consta de 13 antenas de 90 centímetros de diámetro, separadas en un solo montaje que se puede apuntar a una dirección en el espacio.

Pero si hablamos de radiotelescopios, el que corona el altiplano chileno es el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array, también llamado ALMA. Desde 2011, este grupo de 66 antenas de entre 7 y 12 metros de diámetro, funciona como una gran super antena que capta las señales milimétricas y submilimétricas más lejanas del universo conocido.

Radiotelescopi Alma. Foto: ESO

Con ALMA se ha logrado ver cosas nunca antes vistas. Por ejemplo, fue posible saber cómo se forman los planetas alrededor de estrellas jóvenes, y se logró detectar moléculas prebióticas en el espacio, que pueden ser ingredientes para generar eventuales seres vivos rudimentarios. Y por si fuera poco, ALMA fue capaz de fotografiar por primera vez al agujero negro que se encuentra en el centro de nuestra galaxia.

Otros telescopios que se ubican en la zona es el Atacama Pathfinder Experiment, o APEX, un telescopio con un lente de 12 metros de diámetro que funciona entre la luz infrarroja y las ondas de radio; y el miniTAO Telescope, un observatorio recientemente construido por universidades y por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón. Se ubica en la cumbre del cerro Chajnantor y pretende ser el observatorio infrarrojo ubicado a mayor altura en el mundo. Busca promover las observaciones para dilucidar qué es la energía oscura y los misterios del origen de las galaxias y los sistemas planetarios.

Por otro lado, a 120 km al sur de Antofagasta, en pleno desierto, se encuentra el famoso complejo astronómico Paranal, operado por el Observatorio Europeo Austral (ESO por sus siglas en inglés). Es la instalación insignia de la astronomía terrestre europea. Alberga telescopios de clase mundial, como el Very Large Telescope (VLT) y el Visible and Infrared Survey Telescope for Astronomy (VISTA).

Otras instalaciones científicas también se encuentran en Paranal, incluyendo varios telescopios más pequeños y una innovadora instalación de alojamiento conocida como la Residencia. Eso sí, a 20 kilómetros al este, en el Cerro Armazones, se construye el telescopio más ambicioso: el Telescopio Extremadamente Grande (ELT), que se espera que entre en funcionamiento en septiembre de 2028.

Esta imagen tomada con un dron en junio de 2024 muestra el progreso de la construcción de la cúpula del Extremely Large Telescope ( ELT ) de ESO. Foto: Observatorio Europeo Austral (ESO).

Estará compuesto por 798 espejos que formarán un súper lente de casi 40 metros de ancho. Tendrá la mayor calidad y nitidez de imagen que cualquier observatorio construido hasta ahora, superando varias veces al recién inaugurado Telescopio Espacial James Webb (JWST), realizado por la Nasa. Además, estará diseñado para detectar moléculas de exoplanetas que delaten la presencia de vida anterior o actual.

Eso sí, el representante de la ESO en Chile, Luis Chavarría, reconoce que la llegada de estos telescopios gigantes no necesariamente significa que los otros observatorios que llevan más tiempo estén al borde de la obsolescencia. “Los telescopios chicos ahora se utilizan mucho para hacer observaciones de lugares grandes en el cielo, de espacios grandes o de todo el cielo. En cambio el ELT va a poder ver un pedazo muy pequeño, menor al tamaño de tu meñique si lo proyectas en el cielo”, explica.

Ya en el sector andino de la Región de Atacama, a 170 kilómetros al norte de La Serena, se ubica el Observatorio Las Campanas (LCO), operado por el Instituto Carnegie de Washington desde fines de los 60. Por mucho tiempo se buscó instalar una estación de observación en el hemisferio Sur que les diera acceso a las Nubes de Magallanes y el centro de la Vía Láctea.

El futuro de este centro astronómico estará marcado por la construcción del Telescopio Gigante de Magallanes (GMT), el que estará formado por 7 segmentos de espejo, con un área óptica total de 24,5 metros de diámetro. Se espera que inicie sus operaciones a principios de la próxima década.

En la imagen, la parte posterior de uno de los espejos del GMTO. Foto: GMTO

Ya en la Región de Coquimbo, adentrados en el Valle del Elqui, se encuentra alrededor de una decena de telescopios agrupados en tres observatorios ubicados en los cerros Tololo, Pachón y La Silla. El primero aloja 5 telescopios funcionales, que son el Víctor Blanco 4.0m Telescope; el KMTNet/Chile (KASI); el Small & Moderate Aperture Research Telescope System (SMARTS); y Las Cumbres Observatorio (LCOGT).

En Cerro Pachón, está presente el Telescopio Gemini Sur, con un imponente lente de 8,2 metros de diámetro, entre otros de menor tamaño. Aunque se espera que en los próximos años inicie sus operaciones el Observatorio Vera C. Rubin, propiedad de LSST Corporation (EE.UU.). En La Silla, también se encuentran 18 telescopios que fluctúan entre 1 y 3,5 metros de diámetro, que son utilizados tanto por investigadores chilenos y extranjeros.

Se estima que cerca del 40% de los telescopios activos del mundo están en Chile, y para la próxima década ese porcentaje aumentará a más de la mitad. La importancia del país para la observación astronómica es un aspecto reconocido a nivel mundial, y ese fue uno de los principales motivos porque la próxima asamblea de la Unión Astronómica Internacional se realizará en nuestro país en 2030.