América Latina y el Caribe ha sido una de las regiones del mundo más golpeadas por la pandemia de Covid-19, con más de 27 millones de casos y cerca de 900 mil muertes.
De ahí la importancia que seis países de América Latina y el Caribe, entre ellos Chile, patrocinados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y alineados con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), conformaran una alianza para impulsar proyectos que permitan incentivar la transformación digital de la salud en la región.
La iniciativa será coordinada por el Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS), una agencia tecnológica nacida al alero de la Corfo y cinco universidades chilenas, y espera materializar como su primera acción el desarrollo de un certificado de vacunación digital e interoperable para Covid-19, que sea compartido por al menos tres países.
“La expectativa es que el proyecto ayude a generar competencias locales en estándares y gobernanza de datos para la interoperabilidad, permitiendo el intercambio de datos clínicos asistenciales y la vigilancia de datos epidemiológicos. Su propósito es asegurar que los países adopten las recomendaciones de la OMS y demuestren que pueden intercambiar datos de forma confiable”, señaló la directora ejecutiva de CENS, May Chomali.
La alianza, en la que participan organismos de Chile, Uruguay, Argentina, Paraguay, Colombia y Surinam, es un bien público regional financiado por el BID, con fondos que ascienden a los US$ 850 mil, principalmente provenientes del Programa Estratégico para el Desarrollo de Integración de la entidad con sede en Washington, Estados Unidos. El proyecto ejecutado por CENS es uno de los 13 bien públicos regionales escogidos, entre 215 propuestas de todo el continente, por el Banco Interamericano de Desarrollo.
Objetivo
Fortalecer la capacidad de los países de América Latina y el Caribe para enfrentar los efectos de Covid-19 promoviendo la transformación digital en salud, ese es el objetivo del proyecto que se enfocará en tres áreas: interoperabilidad e intercambio de registros clínicos asistenciales; interoperabilidad e intercambio de datos para la vigilancia en salud pública; y telesalud transfronterizo.
Jennifer Nelson, especialista en salud y soluciones digitales del BID, expresó que para la institución, que los países latinoamericanos destinen recursos económicos y humanos para alcanzar la interoperabilidad de los sistemas de información en salud supone hoy una inversión pública crítica. “El costo de no tener datos es demasiado alto”, dijo la representante del organismo.
“Ahora es el momento para hacer las inversiones importantes y responder mejor a esta pandemia y las del futuro. El Covid-19, aunque ha traído mucho dolor, ha relevado aristas importantes para la salud. Sabemos que en el contexto de la vacuna vamos a necesitar sistemas que sigan los estándares internacionales y puedan verdaderamente monitorear, y rastrear toda la información.”, agregó Nelson.
Certificados inteligentes
Si bien la OMS alertó inicialmente que los certificados de vacunación plantean importantes dilemas éticos para las sociedades, el organismo ha reconocido recientemente que a medida que las inoculaciones masivas contra el Covid-19 avancen, este tipo de herramientas podrían contribuir a un retorno a la normalidad, en la medida que se garantice un acceso equitativo a los cuidados sanitarios preventivos.
Para el experto en tecnologías de comunicación e información de la Organización Mundial de la Salud, Phillipe Veltsos, quien es parte del programa Smart Vaccination Certificate (Programa de Vacunación Inteligente), el tránsito de certificados impresos en papel a herramientas digitales que lo reemplacen es un aspecto relevante en materia de salud pública tanto para países desarrollados como para naciones en vías de desarrollo.
Veltsos remarcó que el trabajo conjunto de diversos países latinoamericanos, la colaboración y el establecimiento de metas comunes hace posible creer que una herramienta única para varios estados de la región es un objetivo posible. “Estamos entusiasmados por este proyecto en el que múltiples países están trabajando juntos por una meta común”.
Actualmente, el especialista trabaja en el programa de la OMS para el desarrollo de un certificado único, digital o complementado por un soporte físico con información en línea, y que sea supervisado por las autoridades gubernamentales de los diferentes países.
“Los certificados de vacunación deben poder ser estandarizados entre los países. Si las naciones participantes de este proyecto pueden ponerse de acuerdo en cuestiones como los volúmenes de datos y los estándares a utilizar, esto es definitivamente posible, aunque requerirá grandes coordinaciones en términos de, entre otros aspectos, la gobernanza de los datos”.
Los certificados de vacunación representan para la Organización Mundial de la Salud, añadió su representante, una herramientas de salud pública fundamental, tanto para la continuidad de los cuidados sanitarios como para la oportunidad de otorgar una prueba de seguridad para garantizar la movilidad humana con distintos propósitos, entre ellos actividades económicas, laborales, turísticas o académicas.
Para la Dra. Martha Velandia, asesora regional de inmunizaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los registros de vacunación electrónicos puede incrementar el acceso y la cobertura de las inmunizaciones en la gestión de la actual crisis sanitaria. Sin embargo, para extraer este potencial, la región debe avanzar, entre otros aspectos, en la disponibilidad de conexión a internet en comunidades periféricas y la capacitación del personal de salud para el uso de los sistemas de información.
“Un registro de inmunización electrónico individualizado es una herramienta que facilita la identificación de los datos de vacunación de las personas, sistematizando este historial y eliminando su dependencia del papel. Este tipo de registro es muy útil para saber quién está o no vacunado, pero, además, en el mediano y largo plazo es importante para determinar cuál ha sido la efectividad, la seguridad y el impacto de la una inmunización en la comunidad”, señala la epidemióloga de la OPS.