"El momento de mayor miedo, o más bien de incertidumbre, fue cuando cerraron la ciudad. Lo primero que hicimos fue ir al supermercado. Pensamos que se podría producir un desabastecimiento. Ahí recién fue cuando le tomamos el peso al coronavirus", dice a Qué Pasa Francisco Ibarra (32).
Francisco Ibarra vive hace seis meses en Wuhan, China, la "ciudad de las universidades", que se vio afectada por la nueva enfermedad que ha infectado a más de 4.500 personas y ha provocado la muerte de 106 pacientes.
El joven es uno de los cinco estudiantes chilenos que se encuentran en la ciudad en cuarentena, sin poder salir por ordenanza del gobierno chino y que ayer confirmó Cancillería. Y hoy, cuando allá era más de media noche, relata cómo él, junto a su compañero de habitación y compatriota, Cristián Pradenas, han enfrentado los días de crisis.
"Del virus sabíamos hace tiempo, como desde diciembre, pero como no había tantos afectados no se le dio mucha importancia. Pero hace un par de semanas se empezó a expandir mucho más, se supo de las muertes y hace seis días despertamos con la noticia de que se había bloqueado la ciudad", dice Ibarra.
Ese mismo día, fueron al supermercado, ya que, con la celebración del Año Nuevo Chino, gran parte del comercio se mantiene cerrado durante aproximadamente dos semanas, al igual que los locales de comida. "No sabíamos qué se venía y si se iba a generar pánico, así que preferirnos abastecernos con mercadería, por lo menos para una semana", relata.
Según Francisco, desde entonces han estado muy tranquilos. No salen muy a menudo del dormitorio y si lo hacen, siguen las instrucciones que entregó la universidad, que es siempre salir con mascarilla y lavarse las manos a cada momento. Según explica el estudiante, el establecimiento les entregó termómetros para que constantemente midan su temperatura e identifiquen cuando presenten un estado febril y saber si se enferman.
"Lo que más nos afecta es no tener nada que hacer, porque no podemos salir ni ir a comer afuera", dijo el universitario. Y según cuenta, las calles están muy desiertas. Si bien la circulación dentro de la ciudad a pie es totalmente libre, en auto está un poco más restringido. "Hay que tener un propósito muy específico para poder trasladarte en auto", explica.
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Una vacía calle en la ciudad de Wuhan, donde comenzó la actual epidemia de de coronavirus. FOTO: REUTERS[/caption]
Agrega que el Metro está cerrado desde que se bloqueó la ciudad y ningún transporte público funciona desde ese día (como los buses interprovinciales), al igual que los terminales y aeropuerto. Además, en supermercados o lugares públicos, los guardias toman la temperatura para permitir el ingreso de las personas.
Pese a ello, según Ibarra, él y sus dos amigos chilenos están muy tranquilos, al igual que sus familias en Chile. "Intentamos trasmitirles esa tranquilidad. La verdad es que la situación no está tan crítica como se ve en los medios. Y no hay desabastecimiento. Tal vez se está transmitiendo una especia de pánico, pero la verdad no es así", asegura.
"Todos estamos muy tranquilos, no hemos pensado en salir porque no tiene sentido para nosotros estar en otra ciudad en cuarentena por 14 días y después ver si podemos volver a Chile. Además, debemos comenzar el segundo semestre en febrero. Aunque no sabemos bien qué va a pasar con nuestra situación académica", explica.
Experiencia china
Su seguridad también tiene mucho que ver con el manejo que han tenido las autoridades del país y la buena conducta de los ciudadanos. "Nos hemos dado cuenta de que china ha tenido experiencia en este tipo de epidemias. Han sido muy metódicos. Una vez que ya se decretaron las alertas la gente ya estaba usando mascarillas".
Por lo demás, el chileno destaca que ya se está construyendo un hospital especialmente para los pacientes que presenten el coronavirus, el cual debería estar operativo a partir del 2 de febrero, a 10 días desde que empezaron a construirlo y debería tener 1.000 camas.
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Un supermercado luce vacío en Wuhan. FOTO: REUTERS[/caption]
La embajada se comunicó con ellos hace dos días, luego de que Cristián Pradenas les escribiera para consultarles sobre lo que está sucediendo en el país asiático. En esa oportunidad les informaron que estaban evaluando la situación y ofrecieron su apoyo. Además, les solicitaron un catastro de las cosas que puedan necesitar en estos días.
Hasta el momento están todos bien y no han presentado síntomas que hagan sospechar algún contagio. Y están en espera de que las cosas se normalicen. "Esperamos que el comercio abra el próximo lunes, ya que la gente vuelve de las vacaciones de año nuevo. Pero la situación del virus podría cambiar todo esto, y que las autoridades decreten un mayor tiempo de receso", concluye Francisco Ibarra.